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Elecciones raras: proclamaciones que se callan y vice que se busca

Por El Litoral

Sabado, 12 de marzo de 2011 a las 21:00
Por Carlos Gelmi
Esto es más viejo y repetido que la humedad, pero si sigue teniendo vigencia, debe ser porque tiene calidad.
“Elecciones eran las de antes” Tres o cuatro partidos -a lo sumo cinco- tras una intensa campaña callejera donde el ciudadano aprendía qué estaba pasando y qué se venía, dirimían en todo el país supremacias en las urnas. Al día siguiente comenzaba un nuevo capítulo de la historia. Un argumento simplote que lo fuimos complicando a la sombra de oscuros intereses que trataban de torcer los resultados previsibles.
Siempres siguiendo nuestra empedernida mala costumbre de complicar las cosas, hoy estamos empeñados en hacer difícil lo que debiera ser una fácil estación impuesta por la democracia en el recambio de gobierno. El calendario que fija la Constitución están siendo manoseado de acuerdo a intereses sectoriales y entonces el mapa político argentino se ha convertido en un rompecabezas que nadie entiende.
Hemos llegado a un extremo en que cada partido está representado por cinco o seis mini-cooperativas de amigos del café del barrio que buscan erigirse en instituciones políticas de la República, y no nos detengamos a contar cuantos postulantes a candidatos a Presidente tenemos, porque no nos alcanzarían los ceros de la calculadora. Ahora, sí empezamos a lijar la cáscara de cada uno y hurgamos su contenido, nos alcanzarían los dedos de una mano.
Porque la realidad de esta insólita elección 2011 es que tiene una extraña incógnita: no está corporizada en un partido, sino en un frente, en una coalición o alianza, o como quiera llamarse. Tampoco la incógita o el interrogante está en el nombre del ganador como futuro presidente, sino en quién será el vicepresidente.
Parece un chiste, pero va en serio...

* La cosa viene cantada,
pero falta el segundo
La cosa es así.
¿Alguien cree cuando el Frente para la Victoria dice a través de sus voceros más “encumbrados”, como Aníbal F., que Cristina no es aún la candidata?. ¿Alguien salió convencido del acto de la noche del viernes, en el cual Cristina habló mucho de Néstor pero no de candidaturas. De que no se postulará?.
Ya no hay ingenuos en ninguna parte. Y si algunos ponen cara de serlo, es por conveniencia. Si en el palco los dirigentes ya no pueden ocultar el antifaz, en la multitud, los aplausos disimulan las sonrisas...
Hay dos formas de instalar una idea en la opinión de la masa: diciéndosela y haciéndose desear, como es este caso.
La gente esperaba que Cristina anunciara su candidatura para ser reelecta, y Cristina y sus asesores lo sabían. Optaron por el suspenso.
Hacerse desear. Así es más rico el postre.
De aquí hay que concluir que a Cristina, candidata a la reelección, sin necesidad de la elección interna obligatoria como marca la ley (¿ a quién se le ocurre cumplir la ley?) le falta una pata: ¿a quién llevará como vicepresidente?.
Esta es la incógnita de estas elecciones, de estas insólitas elecciones donde la gente deberá decidir por el segundo de un binomio, que ya viene cantado, salvo que medie un “renunciamiento histórico” al estilo Evita, en su empecinada carrera por emular a la “abanderada de los humildes”.
Es difícil que el chancho silbe...

* Un último tramo
con una sola sorpresa
En la cuenta calendaria para las urnas falta muy poco. Para el oficialismo, hoy sin haber proclamado su candidata oficial, extrañamente, tiene su “candidata puesta” a la reelección. Pero no lo dice con claridad y contundencia, como si el electorado fuera un montón de niños bobos.
Pero debajo de esa certeza oculta por el silencio del luto y los lloriqueos oportunos, hay un gran problema del que nadie habla: ¿quién será el vicepresidente?
Esa es la tarea más difícil que encaran los estrategas del F para la V. Encontrar un hombre (¿por qué no una mujer?) capaz para ese cargo en el amplio espectro político, es fácil, hay muchos. Pero adaptable a las características de Cristina, sobre todo después de la experiencia cobista, es tarea casi imposible, además de peligrosa si se piensa respetar estrictamente el orden institucional.
No sería extraño que así como se piensa en listas “testimoniales”, “espejos”, “colectoras” y otras raras especies incorporadas a la zoología electoral, también se esté pensando en solicitar mediante las páginas de los diarios, postulantes para cubrir el cargo que dejará Julio César Cobos, y que las rencillas politiqueras lo dejaron fuera de su redil natural, en un inédito capítulo de nuestra historia institucional.
Este es el atractivo de esta elección: ¿Quién será el vicepresidente?.
Todos se hacen los distraídos y miran hacia el costado, porque no saben nada, como diciendo “estoy dispuesto a sacrificarme por el modelo” sin aclarar nunca de qué modelo se trata, ni de qué sacrificio hablan.
Porque en la intimidad de cada uno hay muchos candidatos en potencia. La cosa es que nadie los eligió y tampoco nadie quiere levantar la cabeza, porque sabe que en esta lucha, funciona la guillotina horizontal. Y esa no perdona a nadie.

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