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Las cruces en los caminos: una tradición que simboliza el tránsito hacia otra vida

Por El Litoral

Viernes, 02 de noviembre de 2012 a las 00:12
Gabriela Benítez
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Las tumbas y cruces a la vera de los caminos son parte del paisaje. Al verlas, tal vez surge por un segundo el interrogante de quien yace en ese lugar, pero es posible que se desconozca el porqué de esta expresión religiosa, pero marcan los lugares donde se produjo algún accidente o tragedia y bajo las cuales, según el cristianismo, los lugares quedan protegidos y ayudan a sus muertos a llevar un buen camino durante la muerte.

Según explicó la Magíster en Antropología Social y docente de la UNNE, Elizabeth Bergallo, esta expresión religiosa marca el lugar donde acontece un hecho trágico como puede suceder en los caminos. Hay una tendencia a sacralizar el lugar y revestirlo de otro significado. “Supone la creencia en otra vida ‘sagrada’ después de la muerte. La tragedia está muy vinculada a la noción de sacrificio, tal noción tiene un profundo y complejo significado en las distintas culturas o cosmovisiones”, señaló en contacto con ellitoral.com.ar.

Las solitarias cruces actúan como advertencias, al avisar al conductor que por allí alguien se mató, como consecuencia de la imprudencia, ya sea la propia o la de un tercero.

Donde se pierde el alma
Por su parte, el director General del Gabinete de investigaciones antropológicas José Miceli  aportó datos históricos y señaló que esta tradición se remonta a las primeras épocas de la hispanidad,  tiene su razón en el hecho de considerar, de acuerdo a las creencias de las personas, que allí fue donde la persona fallecida perdió su ánima, es decir, el alma.

En los países en donde ha estado el Cristianismo se forjó también esta tradición, ya que su raíz es cristiana. La tradición de colocar las cruces en los lugares donde alguien murió, es una práctica que  acontece en otros lugares de América Latina, y en otros continentes como en Europa occidental por ejemplo, sólo que a través de diferentes expresiones.

Una cruz puede dar lugar a un santuario
En muy contadas ocasiones y debido a circunstancias especiales que rodearon la vida y la muerte de la persona fallecida, se han dado origen a tradiciones religiosas que consagraron a personas muertas como hacedoras de milagros. “Corrientes es muy fértil en ese tipo de tradiciones que se asocian a personas marginales o excluidas, de muertes violentas o de personalidades muy empáticas.

Tal es el caso del Gaucho Gil y de otros gauchos santificados popularmente o de niñas como la Pilarcita que por su inocencia y candidez asociada a una muerte violenta y trágica pasó a integrar el devocionario popular en  la zona de Concepción Corrientes”, indicó Miceli en diálogo con este medio.

Bergallo indicó que en el caso de los santos populares cuyas vidas han sido paradigmáticas, como el caso de los "bandidos rurales", “los gauchos que han sido sacralizados luego de muertes trágicas, u otras figuras populares. Generalmente el lugar donde se produjo la muerte, la tragedia, es donde se han construido física y simbólicamente el espacio de veneración”.

Los angelitos difuntos
Colocar una cruz pequeña en el caso de la muerte de un niño, es especial pues se considera que a su muerte, su alma protectora es de naturaleza angelical. A esta concepción, asociada a la inocencia y a la pureza del  alma infantil, obedece la costumbre que aún sobrevive en algunas zonas rurales de enterrar a los niños fallecidos en el predio de la casa  familiar, pues desde allí velará por sus familiares.

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