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Ulises Tosi, el artista italiano que legó su obra a la Itatí

Por El Litoral

Sabado, 14 de julio de 2012 a las 01:00
CAMARIN DE LA VIRGEN DE ITATI. Pintura al óleo del italiano Tosi (foto tomada en mi visita el día 1 de julio).
Un momento de hondo re-cogimiento se siente al ingresar al Camarín de la Virgen de Itatí, en la imponente Basílica del pueblo, distante a 75 kilómetros de la capital correntina.
Es un lugar de oración para estar en contacto directo con la Virgen, fija la mirada en esa imagen que tanta paz transmite, resguardada su figura por una pintura al óleo cuyo autor es el artista italiano Ulises Tosi.
¿Quién era? ¿Cómo llegó al pueblo? ¿En qué se inspiró para realizar la obra?
La curiosidad por conocer su historia, me llevó a consultar con el historiador Fernando González Azcoaga, que además ha escrito un trabajo al respecto, con el título “Las artes plásticas en la historia de Itatí” y los datos que puntualmente solicité, le fueron transmitidos por su madre, Angela Julia Azcoaga de González, que reside en Itatí junto a su familia.
“En el año 1947, el italiano Ulises Tosi es convocado para realizar las obras de arte del Santuario. El Obispado había llamado a licitación de obra y los italianos Pedro Azzano (in-geniero) y Felipe Bergamini (ar-quitecto), hacen el proyecto al que se suma Tosi.
El artista quiso representar una tradición que data de 1624, según la cual, los indios de la reducción escucharon, estando con los franciscanos, una música celestial que venía de la iglesia donde estaba la Virgen. Cuando fueron a ver, no había nadie, aunque perduraba el so-nido tan agradable a los oídos, siempre alrededor de la Virgen. Ellos creyeron que se trataba de un concierto de ángeles y como la reducción tenía orquesta y coro, acompañaron la música, una ofrenda sublime que Tosi interpretó en dos planos al realizar la pintura: abajo, los indios; arriba, los ángeles y querubines”.
“Lo llamativo es que para mo-tivar su pintura, necesita de rostros y es así que busca modelos del pueblo que posan en esta construcción. Los rostros de los indios, son de pobladores con ascendientes aborígenes; los angelitos, hijos de familias tradicionales, ya con rasgos europeos. Entre los indios estaban María Concepción Ayala, Santa Panacho y Poyú. Los ángeles grandes, ubicados sobre las nubes y que sobrevuelan el cie-lo, están inspirados en María Elena Baiao (hoy, señora de Ku-pervaser); su hermana Noemí Baiao (hoy, señora de Zapelli) y Alicia Longo. Los querubines, que son ángeles más pequeños, el trío del centro lleva los rostros de Balbina Picchio García (hoy, señora de Fournier) y Ma-ría Teresa Baiao (hoy, señora de Gutnisky).
Los rostros se multiplicaron para lograr representar en la imponente pintura al óleo, 18 aborígenes, 15 querubines y 13 ángeles, lo que hace un total de 46 figuras en  posturas diversas en un cuadro verdaderamente apoteótico”.En un principio, el Camarín permanecía cerrado, cuando las celebraciones más importantes se celebraban en la nave central.
Fernando cuenta que en los años ‘60, luego del Concilio Va-ticano II y sus disposiciones, la pintura estuvo a punto de ser retirada. “La ola arrasadora lle-gó a la Argentina en los ‘80 y en algunos casos fue trágico, porque se pedía austeridad en lo que estaba próximo a construir, no en lo que ya existía, así se destruyó un patrimonio riquísimo”.
Ulises Tosi, nació en Carrara, Italia, estudió en la Academia de Bellas Artes y egresó con el título de Profesor de Arte. En su libro “Viejo Itatí, historia y nostalgia” (1977; pág. 124), el historiador Gaspar Bonastre escribe: “Tanto en Italia como en Ar-gentina, Tosi fue relevante figura en el mundo artístico de la plástica, siendo autor de numerosos trabajos, justamente celebrados y acreedor de nutrido número de premios”.
Ulises Tosi es además autor del boceto de la escultura de 7 metros, de la Virgen de Itatí, que corona la cúpula de la Basílica. “Está hecha en hierro fundido, en un taller de Buenos Aires y se la trajo en barco. Otra de sus obras es la escultura de Cristo Resucitado, de 2 metros de altura, que está en el cementerio del pueblo, sobre la tumba del padre Esteban Bajac, fallecido en 1947.
En el Camarín de la Virgen de Itatí, el silencio sublima la fe de los peregrinos. Quizás sea esa la música que Ella desea escuchar. La voz de sus hijos que piden, que agradecen y que creen en el milagro de su nombre al invocarlo.

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