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Colón: la sede, clave para el recimiento

Por El Litoral

Viernes, 12 de abril de 2013 a las 01:00
Un mensaje a la espera de trabajo
Poco después de cumplir el medio siglo de vida (“este año cumplimos 52”, dijo uno de sus fundadores) el club Colón de basquetbol, nacido en el barrio LIbertad, encontró el techo que lo inmortalizará. Cambió de barriada, ahora estará en la Rosada su nueva casa, que por deseos y tratativas, está en vías de convertirse en el techo definitivo, morada que cobijará a todos y los futuros colonistas de aquí en más. Como otros clubes de otras disciplinas, la gente de Colón tuvo que ambular, aunque menos que los de rugby, que después de muchos años lograron su asentamiento definitivo.
Hoy ya está en el ex Obras Sanitarias de la calle Catamarca al 500, club que alguna vez jugó en los torneos de la Asociación capitalina, como cuando los entonces muchachos de la segunda división del club de Regatas, en los años sesenta se fueron de la entidad del Parque Mitre. Aquellas instalaciones en los veranos sirvieron para los ensayos de la comparsa Ara Berá en los años fulgurantes de nuestros carnavales.
Todo el tesón y entusiasmo que se pone para la creación y mantenimiento de un club, pierde fuerza cuando no se tiene una sede fija.
Colón perduró porque durante años ocupó un predio donde instaló su cancha de basquetbol, pero en los últimos años debió buscar refugio en otros lugares.
No se alejó del corazón del barrio Libertad, donde compartió durante medio siglo con su par Hércules, el grande del barrio y más antiguo también.
Las redobladas gestiones y los trastornos lógicos no desanimaron a los colonistas. Siempre un grupo base estuvo latente y persistió para tener su sede. Este diario fue testigo de petit reuniones entre directivos que buscaban soluciones. Las preocupaciones, como en todos los clubes, estaban a la orden del día.
Nada les hizo bajar los brazos a los Zibelman, Castellanos, Cazorla Fábrega, el fallecido J. J. Andolfi, quien jugó hasta más no poder y otros más. Muchos más aunque parezcan pocos.
Hubo momentos en que Colón, siempre partícipe de los torneos de la Asociación de Basquetbol de la Ciudad de Corrientes (Abcc), no estuvo identificado con sus colores clásicos fundacionales, como el violeta (por lo de aquellos velámenes de las carabelas de Cristóbal Colón). Alguna vez lució camisetas negras, otras naranja, pero el violeta es insustituible.
Mucha agua pasó debajo del puente. Hoy, merced a tratativas gubernamentales ya tiene sede, sin plazo, pero se cree que será para siempre. Colocaron la puerta para el acceso por siempre y están proyectando el reacondicionamiento como recibieron otros clubes capitalinos.
Cumplen con las normas de la Abcc en cantidad de equipos y recientemente el femenino ganó el torneo oficial. Conjunto integrado por estudiantes universitarias en su mayoría, decididas a “hacer roncha”.
Tener sede es una clave para el crecimiento y desarrollo, algo que lo notarán los allegados al club. Siempre dependieron de esto. Ahora mucho más.
El esfuerzo y la perseverancia, sin dudas, valieron la pena.

ROBERTO CAPARA

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