PUEBLO PEREGRINO
Cuenta la historia que Luis, quien nació en el año 1214, subió al trono de Francia a la edad de veintidós años. Tenía una predilección especial por los pobres y desamparados, a quienes sentaba muchas veces a su mesa. Quizás son esos gestos los que lo acercan al pueblo peregrino de Corrientes, que hoy lleva su nombre y que cariñosamente lo llama “San Luisito”. Su bella imagen es hoy atesorada en el antiguo templo parroquial. Su fiesta patronal, que se celebra el 25 de agosto, es sinónimo de encuentro familiar e identidad. Con celebraciones populares le rendirán honores al son del cha-mamé.
Con el lema: “Por Cristo, con Cristo y con María, celebremos nuestra fe”, se están preparando los festejos patronales de la parroquia de San Luis del Palmar. El pueblo tiene una rica historia unida estrechamente a la vida religiosa.
En torno al santo patrono crecieron las generaciones de sanluiseños, identificados con su fuerte devoción mariana, que los lleva desde hace 113 años a peregrinar a pie, a caballo y en carretas hasta el santuario de la Virgen de Itatí.
Para los pobladores, el templo fue y es hasta el presente lo más imponente de la localidad de San Luis del Palmar, asegura Marcelo Gómez, un amante de la historia local que prepara un libro que está en su etapa final de edición.
Corría el año 1889 cuando el padre Miguel Alfonzo pro-puso a los feligreses construir un nuevo templo parroquial. La iniciativa fue bien recibida y respaldada por la comunidad.
De acuerdo a los relatos recogidos por Gómez, se colocaron “obrajes de ladrillos en los alrededores, acarreando los materiales a pie, a caballo, en carro y por supuesto traían el agua del riachuelo”. Fueron visionarios, asegura, confiados en construir un templo gigantesco para ese tiempo.
La obra estuvo terminada en 1919. El templo posee tres naves y un campanario. Fue amoblado con el aporte de las familias del pueblo. Se hicieron “rifas que tenían como premios animales vacunos o equinos; rifa en Itatí, trayendo circo al pueblo, calesita en las fiestas patronales, alquiler de piezas en Itatí, colectas en las misas, etc., etc.”, relata Gómez.
Afirman que las campanas, que fueron colocadas recién en 1925, son las mejores de la región, “por su gran sonido que recorre enormes distancias y que sirvió y sirve a la gente para escuchar los llamados a misa, como así también enterarse del fallecimiento de algún sanluiseño”.
El templo parroquial fue inaugurado el 24 de agosto de 1919. Ese día estuvo presente el entonces obispo de Corrientes, monseñor Luis María Niella. Aquel año San Luis del Palmar vivió una fiesta patronal especial, “ya que el sueño de los sanluiseños se veía plasmado en el gigantesco templo”. El obispo reconoció el rol que tuvieron en la edificación los presbíteros Miguel Alfonso y Fidel Ros, este último a cargo de la culminación de la obra.
Monseñor Niella “pudo observar la gran muestra de fe de los sanluiseños y la esperanza inquebrantable hacia la imagen de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí”.
Las raíces peregrinas de los sanluiseños están ligadas a sus orígenes. Hasta esa zona de palmares llegaron “desde la región amazónica los guaraníes en búsqueda de la ‘Tierra sin Mal’ (lugar privilegiado, indestructible, donde la tierra produce por sí misma sus frutos, donde no hay muerte y todo es felicidad). Este peregrinar lo hacían con fe y esperanza durante todo su existir.
Pero esto comenzó a cambiar con la llegada de los colonizadores, dos razas que se encuentran y se enfrentan defendiendo cada una sus creencias y costumbres. Aun así la práctica religiosa de los franciscanos y los aborígenes tenía un denominador común: ‘la peregrinación’.
Tal vez fue esto y otras cosas lo que generaron este presente del sanluiseño, ‘pueblo peregrino’”, asegura el padre Julián Zini.