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La Fundación Cocomarola y un homenaje al chamamé en su día

Por El Litoral

Viernes, 20 de septiembre de 2013 a las 01:00
El homenaje al chamamé en su día, hizo su parada obligatoria en el monumento que distingue la figura de Mario del Tránsito Cocomarola en la plazoleta que lleva su nombre. Allí, la gente que ama, respeta y defiende nuestra raíz cultural, que es esta música identitaria, preparó, como cada año, un recital con desfile de figuras, todas ligadas al quehacer artístico. Flores y aplausos para el recuerdo del Taita del chamamé, autor de “Kilómetro 11”, música que le pertenece, con letra de Constante Aguer.
El miércoles por la noche la cita fue en el Teatro “Juan de Vera”, a las 21 y hasta la medianoche, con un programa amplio y muy emotivo, coordinado por la Fundación Cocomarola, con el aporte de la Fundación Memoria del Chamamé que dirige el escritor Juan Genaro “Cacho” González Vedoya y Juan Pedro Zubieta, que coordinó el acto.
Con platea llena, brilló la evocación en vísperas del 19 de septiembre, Día Nacional del Chamamé. El público, muy entusiasta, aplaudió a cada uno de los invitados. La noche abrió su telón con un fílmico en homenaje a don Salvador Miqueri, recientemente fallecido. En el escenario vacío, sólo una silla, su guitarra y el poncho compañero de tantas madrugadas. Una estampa de honda tristeza que se hizo voz cuando Luis Moulin cantó “Imploración”, para retomar la nostalgia. 
Hubo reconocimientos a los difusores del chamamé que, lejos de Corrientes, se ocupan de dar a conocer la música, las costumbres, los nombres de nuestra gente. Ellos son Eduardo Molina, chaqueño radicado en Buenos Aires, y Walter Magnelli, coleccionista de contenidos. 
La Embajada Coquimarola, con jorge de la Cruz Balmaceda, intervino con Leo Zarur en el canto. Matías Galarza en guitarra, Bruno Mendoza en bandoneón y Fabio Acevedo en guitarra, dieron su aporte. “Mi padre, Roberto, era ahijado de Tránsito Cocomarola”, dijo Matías Galarza al público que pidió a viva voz que cantara “Volver en guitarras”, pedido al que accedió orgulloso y emocionado.
“Tránsito fue el Gardel chamamecero”, dijeron los hermanos Eugenio y Faustino Rodríguez, “Los sanroqueños”, que tocaron en acordeón y bandoneón “El resorte” y “Cambá barullo”. Los hermanos se juntaron después de 37 años, rememoraron sus comienzos y se fueron contentos por cumplir con la memoria del maestro.
Luis Moulin, Raúl Báez y Juan Pedro Zubieta oficiaron de conductores. Estuvo la Reina Nacional del Chamamé, María de los Angeles Güenaga, recién llegada de la Feria Internacional de Turismo en Buenos Aires, y bailó revoleando su pollera con brillos, acompañada por el Yeroky Yara (“dueño del baile” en guaraní) Ramiro Zaracho. El espectáculo se transmitió en directo para la capital correntina y para 80 canales del interior. Una fiesta que era justo compartir con la provincia entera.
La misionera María Ofelia cantó y fue muy aplaudida, al igual que Matías González y Samuel Alvarez. Luego, los jóvenes valores Gabriel Cocomarola (nieto de Tránsito, heredero de su bandoneón) y Julito Ramírez, formaron un dueto de fuelles. Luis y Juan Francisco Moulin armaron el cierre con obras clásicas de Cocomarola y cuando el reloj marcó las doce de la noche, la concurrencia a pleno cantó “Kilómetro 11” con las luces del Teatro Vera encendidas.
La escena se repite en cada aniversario. Música, baile, poesía, pequeños homenajes alrededor del fuego del recuerdo. pasaron 39 años desde que Mario del Tránsito Cocomarola falleció. Su nombre se volvió imborrable, el chamamé cobra fuerza, se arrima cada vez más a la juventud, se hace imprescindible para señalarnos como correntinos. 

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