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Palacio Peñarol, un gigante dormido

Por El Litoral

Sabado, 08 de marzo de 2014 a las 01:00
PANORAMICA. DEL GRAN ESTADIO URUGUAYO.
El Palacio “Contador Gastón Guelfi”, también conocido como Palacio Peñarol, fue inaugurado en 1955. Lo conforman el estadio de basquetbol y sede oficial del Club Atlético Peñarol, que no practica la actividad hace años y alquila sus instalaciones, especialmente para conciertos y actos políticos.
El Palacio Peñarol es el recinto más grande de baloncesto en Uruguay después de la destrucción del Cilindro Municipal en el 2010, y desde entonces se disputan allí los playoffs de la Liga Uruguaya, gracias a un acuerdo con la Federación, que mantiene al coloso inclusive con sus estructuras de ataño, como las butacas de plateas.
A partir del año 2011, la Comisión Administradora comenzó un proceso de mejora de las instalaciones, los procedimientos y la operativa general del mismo, con la intención de transformar al estadio de basquetbol en un espacio multidisciplinario en el que se realicen recitales, asambleas, convenciones y todo tipo de eventos culturales, sociales y deportivos; y para el que hay un escenario y un gran telón negro detrás de uno de los aros. 

Piso deportivo
En 2011, en ocasión de los Playoffs de la Liga Uruguaya de Basquetbol 2010-11, la Fubb aprobó la colocación de un piso flotante. 
En el marco de un acuerdo de 5 años en el que ambas partes (Fubb y Palacio Peñarol) se obligan a cumplir determinadas pautas, la cancha de piso flotante pasará a ser de entera propiedad del club.
Cuestión de socios
La construcción del Palacio Peñarol constó de dos etapas. La primera cuando mediante una colecta popular entre la hinchada aurinegra se logró financiar el 80% del costo de las obras estructurales. Mientras que la segunda se basó en construir un Centro Social, Cultural y Deportivo bajo la presidencia del Dr. Constante Turturiello.

Gigante dormido
Hoy entrar a ese templo es remontarse a la década del ‘50. Todo grande, con espacio, confortable, pero verdaderamente de ataño, como si el tiempo no hubiese transcurrido, como si el “gigante dormido” quisiera tomar vida. ¿Podrá?                                                                                                    

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