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Más confundido que una gallina criando patitos

Por El Litoral

Domingo, 13 de julio de 2014 a las 01:00
Por Luís M. Díaz Colodrero

Qué quiere que le diga! La “ametralladora” de noticias que leo, veo y escucho cotidianamente sobre default sí, default no, buitres, Griesa, pagamos, no pagamos, nos embargan, no nos embargan, el treinta de junio o el treinta de julio, Boudou, Vanderbroele, Núñez Carmona, Lijo, Báez, Campagnoli, Kicillof, Cris y sus cadenas, etc.
Un periodista me dice una “cosa”, otro lo contrario. ¡Los economistas! ¡Ciertos abogados! Los entendidos y los que se dicen (leguleyos). Unos para un lado. Otros para el otro... Cada cual con su librito.
¡Me queman la cabeza! Me tienen más perdido que si viajara sin un guía a Tanganika o más confundido que si fuera una pobre gallina a la que le pusieron en el nido para que empolle huevos de pato. Nacen sus hijitos y luego de unos pocos días la madre ve, sin entender nada, que sus crías se abalanzan a un charco o laguna a ¡bañarse y nadar...! Pobre madre... ¿Entenderá algo... si es que entiende? ¿Usted alguna vez vio una gallina nadar?
Bueno, a mí no se me ocurre por ahora ir a Tanganika. Menos aún sin un guía. Inevitablemente me vería perdido. Obviamente tampoco soy una gallina.
Soy un “gallo no tan viejo”, y sin embargo estoy perdido... y confundido.
Mejor dicho: ¡me tienen y no me parece justo! ¡Cada vez entiendo menos! Y si bien no soy una “lumbrera”, tampoco soy tan frágil “de entendederas”. Tengo neuronas y cierta experiencia... Sin embargo... Vamos aclarando el panorama, “que hay pingüinos en la cama”, como canta un tal Arjona. Me enseñaron que cuando uno está abrumado, confundido y se cree perdido, lo mejor es tratar de utilizar su criterio y sentido común en la búsqueda de entender y tratar de visualizar un camino que apunte a una salida.
En mi caso (probablemente sea el suyo), ni soy holdout, ni bonista que entró al canje. Pero como argentino igual a usted, lo único que sé es que una partecita de los impuestos que tributo al Estado, el Gobierno los está destinando (que sí, que no) a estas idas y venidas dando vueltas y más vueltas en una calesita que parece no tener fin y que a los ciudadanos informados nos tienen en ascuas.
(A otros, y por favor, no me interpreten mal pues no es discriminatorio. Me refiero a los/las pensionados, beneficiarios de planes trabajar, etc., poco o nada les importa esta situación. Por lo general están escuchando o viendo el relato oficial. En “cristilandia” todo anda de maravillas).
A continuación intentaré aclarar, aunque sea en parte, mi extravío y confusión. Para ello me pondré en una situación figurada. Otra no se me ocurre para tratar de entender y sacar conclusiones.

SALVANDO LAS DISTANCIAS
Me imagino ser uno de los integrantes de ciertos estudios jurídicos que publican en diarios, revistas y por la TV. “Compramos cheques sin fondos, hipotecas, deudas, etc.”. Otros: ¿“morosos incobrables”? “¡Deje de preocuparse! Traiganos, nosotros le cobramos lo que le deben, ¡y el preocupado será el moroso!”.
Llega “a mi estudio” un cliente que me exhibe un valor por cien pesos, diciéndome que el deudor le manifestó al momento del vencimiento que si quería, la única forma de pagarle era si le aceptaba canjearlo por veinte pesos. De no hacerlo, y poniéndole además un plazo para que decida, le dice: no te pagaré ni un peso, “haz lo que te plazca”... Yo, experto conocedor de este tipo de situaciones, “veo el negocio”, pues el firmante del valor que me exhibe, sé que tiene respaldo, y recurriendo a una justicia confiable, sé que sólo es cuestión de esperar, pero a la corta o a la larga me dará la razón, y como siempre obtendré jugosas ganancias. Por ello, luego de plantearle con “cara de poker” que el asunto será de difícil resolución, le ofrezco al cliente “generosamente” comprárselo; a cuarenta pesos... El hombre que vino prácticamente deshauciado... y bueno, acepta. Antes que seguir perdiendo tiempo yendo a la justicia con un abogado que en una de esas resulta “un carancho y lo esquilma”. ¡Se va contento! ¡Agradeciéndome! Papita. No para el loro... ¡para un buitre! A continuación le digo a la secretaria que prepare el escrito para la presentación al juzgado. Son tantos los que ya hemos presentado que ella ya sabe de memoria cómo redactarlo.
Transcurrido el tiempo, como no podía ser de otra manera, el juez (que no es un Oyarbide) me da la razón. Dicta sentencia e intima a aquel bravucón que extorsionó a mi cliente diciéndole que si no aceptaba, no cobraba. El “damnificado” apela a una Cámara y pierde. Recurre a la Corte y pierde... Patalea, grita, pero el vivo, el omnipotente... a pagar se ha dicho.
¿Y qué tal te salió la estrategia, la bravuconada? ¡Lindo negocio!
Bueno, amigo lector. A través de este simplísimo ejemplo pretendí encontrar similitud al triste, gravoso y grotesco tema en el que se ve envuelto nuestro país.
Por impericia, tozudez, “nacionalismo progre”, “soberanía”, ignorancia, etc. Una deuda internacional de tantas, que se tuvo que haber solucionado hace cuatro o cinco años, y que fue a parar a las manos de ruines usureros internacionales. Ciertos “cráneos” que nos gobiernan se negaron a negociar... y ahora ¡ruegan negociar!
¿Cuánto nos terminará costando? Bah... La viveza criolla que le dicen. ¡La Argentina paga a los “pingüinos”! ¡Les hicieron la cama!

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