Desde hoy la Iglesia Católica comienza a vivir la semana santa con la bendición de miles de ramos que son llevados por sus fieles y simbolizan la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Por este motivo desde la semana pasada, a lo largo de la peatonal, se detectaron puntos de ventas de los ramos de olivo, palma y eucaliptos.
Según informaron algunos vendedores ambulantes, en la semana la venta tendió a ser baja “yo creo que eso pudo deberse a que llovió mucho y el clima estaba inestable por la mañana”, explicó ayer Sandra, una de las comerciantes. Pese a que el clima continuaba gris, cuando llegó la tarde las lluvias cesaron y comenzaron a recibir más y más compradores que iban en busca de su ramal. Para quienes no tuvieron el tiempo de comprar, la venta se extenderá hasta hoy en los alrededores de las iglesias céntricas.
Los ramos de olivo, eucaliptos o palmas tienen un costo de $15 y un ramal que incluya dos especies cuesta $20. Los ramos son traídos desde Salta o Rosario y por las grandes lluvias que castigaron a estas provincias “se hizo difícil conseguir buenos ramales y mantener el precio sin variables” admitió Griselda a este medio. Pese a todo se seleccionan las mejores hojas que conforman el ramo, para que la humedad no afecte se los guarda en bolsas plastas, de esta forma al venderlos aparentan estar recién extraídos de su árbol.
Otra de las entrevistadas comentó que en su caso todo lo que ofrece es de producción propia y dijo: “Lo traemos de nuestro pago, el olivo por ejemplo crece de una semilla y se transforma en una planta tan grande como el paraíso.”
Además se observaron ramas tejidas que sirven para adornar los ramos; las manos laboriosas de una de las vendedoras teje el “Pindó”, una especie de palmera y mientras hacía esta labor explicaba: “Yo desde que empieza a acercarse Semana Santa ya comienzo a tejer, no me lleva más de 5 minutos y a la gente le encanta”.
Significados
La bendición de ramos hace connotación a la entrada de Jesús a Jerusalén, una entrada gloriosa porque una multitud lo rodeaba con ramos de olivos y palmas acompañándolo con cánticos; a su vez fue una entrada humilde ya que el domingo anterior a su crucifixión ingresó a la ciudad montado en un burro. Para conmemorar este hecho miles de fieles llevan en sus manos los ramos bendecidos como un modo de aclamar a Jesús con el compromiso de seguirlo todos los días que restan.
