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Buenos Aires: cuatro iglesias con historia

Por El Litoral

Lunes, 27 de abril de 2015 a las 13:40
Con una serie de recorridos temáticos, la Dirección General del Casco Histórico de Buenos Aires propone conocer lo más antiguo del centro porteño desde una mirada diferente. Entre los recorridos ofrecidos, se encuentra un paseo para descubrir los secretos de cuatro templos históricos: la Iglesia Nórdica, la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Parroquia San Pedro González Telmo y la Iglesia Dinamarquesa. 
>> Iglesia Nórdica 
(Azopardo 1428)
La Iglesia Nórdica de Buenos Aires, antes conocida como Iglesia Sueca, es un templo religioso evangélico luterano, que pertenece a las iglesias de Suecia, Noruega y Finlandia. La Congregación Sueca, fundada en 1918, colocó la piedra fundamental del templo el 28 de mayo de 1944, luego de ejercer su actividad eclesiástica durante muchos años en viviendas ubicadas en el barrio de San Telmo. En aquellos tiempos, la misa se desarrollaba en sueco, noruego y finés; sin embargo, los descendientes de aquellos fundadores se acostumbraron a usar la lengua española en detrimento de las lenguas nórdicas, razón por la cual, al reducirse el número de sueco-parlantes, se optó por realizar las misas en español, tal como sucede hoy día. No obstante, la Iglesia también organiza actividades culturales relacionadas con la comunidad nórdica de la Argentina.
Durante la visita se podrá conocer tanto el edificio, como la historia de la congregación en nuestro país, sus características y las diferencias con los otros credos y su funcionamiento actual.

>> Iglesia Ortodoxa Rusa 
(Brasil 315)
Frente a Parque Lezama se encuentra este llamativo templo estilo moscovita del siglo XVII y XVIII, data de 1901 y sus planos, conforme al anteproyecto trazado por el famoso académico M. T. Preobrazshensky, arquitecto del Santo Sínodo de Rusia, fueron confeccionados por el arquitecto Alejandro Cristophersen. Su particular arquitectura y sus rituales, suman su atractivo a la extrañeza y la curiosidad, ya que trata de un templo poco conocido por fuera de la congregación.
Para ingresar a esta iglesia se deben respetar las costumbres del credo, de tal modo que las mujeres sólo podrán hacerlo con polleras por debajo de las rodillas.
Esta es una de las visitas que más tiempo lleva, ya que a quienes no cumplen con el precepto de la falda larga, se les entrega un pareo para que se lo pongan por encima del pantalón. Además, allí se entra únicamente mientras hay misa, en grupos reducidos y por tandas, todo lo cual produce ciertas demoras, que bien valen la pena.

>> Iglesia Dinamarquesa 
(Carlos Calvo 257) 
Construida en 1931 por los arquitectos Rönnow & Bisgaard, el templo de estilo neogótico con ladrillos a la vista emula a los de Dinamarca que se levantaron durante las primeras décadas del siglo XX. Allí no sólo se celebran misas en danés y castellano, sino que se llevan a cabo numerosas actividades culturales, conciertos de pequeños grupos de música de cámara y exposiciones.
Esta iglesia tiene, además, la biblioteca más completa de las obras de Soren Kierkegaard en idioma original. Asimismo, tienen en ella su sede una Sociedad de Damas y el Centro Juventud Danesa, donde chicos de distintas edades se reúnen para bailar folclore de ese país.

>> San Pedro Telmo 
(Humberto 1° 340)
El paseo termina en la Iglesia de San Pedro Telmo perteneciente a la congregación española y portuguesa; debido a la concentración de esa colectividad en el lugar y a la historia de una fuerte vinculación al territorio, no resulta casual que el barrio porteño en la que se ubica, haya tomado su nombre. Dado que San Pedro Telmo era el patrono de los navegantes, invocado por los marinos tanto de España como de Portugal en caso de tormentas o naufragios, es lógico que la imagen del santo se aprecie en medio de las dos torres de la edificación, con una embarcación en las manos.
La Iglesia de San Pedro Telmo comenzó a construirse en 1735 por los arquitectos jesuitas Andrea Bianchi y Juan Prímoli, además de los laicos Antonio Masella y José Schmidt. Sin embargo, luego de la exclusión de los jesuitas, la edificación continuó a cargo de la orden religiosa de los betlemitas, y su última reestructuración fue en el año 1931, a manos del arquitecto Pelayo Sainz.

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