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La Tosquera, un barrio con dificultades habitacionales, de agua potable y energía

Por El Litoral

Domingo, 25 de junio de 2017 a las 01:00
Casillas. En el ingreso al barrio se advierte una gran cantidad de casas precarias, construidas con chapas, maderas y lonas.
Servicios. Aunque hay casas de material, la mayoría no cuenta con suministro de energía formal y la provisión de agua es deficiente. NICOLAS ALONSO

Son diversos los inconvenientes que se presentan en ciertos barrios capitalinos, muchos de los cuales se agravan y visibilizan ante casos extraordinarios. Lo cierto es que, más allá de ocasionales inclemencias, las dificultades en algunas zonas postergadas son casi permanentes. El Litoral recorrió La Tosquera, al sur del barrio Río Paraná, donde muchos de los problemas saltan a la vista y otros a partir de los relatos de los vecinos.
Tras varios días sin lluvia, la calle principal de acceso al barrio se encuentra relativamente en buen estado, aunque con pozos y los desniveles propios de los sectores cercanos al río. Las viviendas son precarias y, más allá de intervenciones estatales con obras e intentos de mejora, la situación habitacional sigue siendo preocupante. En el asentamiento proliferan las casillas de madera, remendadas con pedazos de chapa, lonas, plástico y algunas pocas de material que poco pueden proteger a sus habitantes del frío, el calor o las lluvias.
Como agravante aparece el hacinamiento, con familias numerosas, en muchos casos más de un grupo familiar y niños habitando en la misma vivienda, que no cuenta con las mínimas condiciones de seguridad y salubridad. Además, se advierten las marañas de cables de media y baja tensión unos pocos metros por encima de las casas, con conexiones irregulares y riesgosas. Sólo algunos cuentan con suministro de energía de manera formal desde hace poco tiempo. 
La provisión de agua potable, otro servicio básico, es de las principales preocupaciones de los vecinos de la zona, cuestión que los obliga a tomar ciertas medidas paliativas. “En el verano nos levantamos a la madrugada porque es el único momento en que hay presión”, relató una persona, que añadió: “Tenemos las cañerías pero cuando hace calor el agua no llega, les pedimos a los pocos vecinos que tienen bomba o algunos deciden ir a buscar el agua directamente del río”.

Calles
Roxana, una de las vecinas que dialogó con El Litoral, aseguró que son muchas las cuestiones que preocupan a los que habitan allí. “El estado de las calles cuando llueve es muy malo; los chicos no van a la escuela porque es imposible llegar”, graficó la mujer, y agregó: “Los remises no ingresan, tampoco las ambulancias”. 
Dialogando con este matutino, contó también que a las personas que necesitan atención médica se las lleva habitualmente hasta la avenida Alta Gracia en carros tirados por caballos. Allí, finalmente pueden subir a la ambulancia para ser trasladadas a un centro de atención.
El servicio de transporte público llega al barrio, aunque también presenta dificultades y su funcionamiento depende del estado de las calles. Si no llueve, no se dan grandes inconvenientes, pero en caso de precipitaciones la normalización tarda varios días. 
“Acá hay mucha gente que necesita ayuda desde hace bastante tiempo”, expresó Roxana luego de describir la situación general del barrio, donde varios se dedican a la ladrillería pero aseguran que las condiciones están complicadas y no les permite tener una buena producción.
En este aspecto, resultaron perjudiciales las lluvias de los meses anteriores y las secuelas pueden advertirse hasta ahora. 
Suelos húmedos y agua estancada en algunos terrenos persisten a pesar de que pasaron más de dos semanas de la última lluvia, que fue de unos 60 milímetros, el 7 de junio. 

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