Gerardo Morales Cuyé
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“El metal tiene su historia”, reza una canción de Hermética escrita por Ricardo Iorio (y el “Tano” Romano) allá por fines de los 80, en referencia a los próceres internacionales de este género como Black Sabbath, que significó para él la puerta de entrada al heavy. Las vueltas de la vida hicieron que casi 30 años después el propio Iorio se convierta en un ícono de la música pesada en Argentina, y que el anfiteatro Cocomarola tuvo la suerte de tener nuevamente en su escenario para el cierre del Taragüí Rock 2017, el domingo pasado.
Con una cruz “sabbathiana” colgada de su cuello anduvo Ricardo por las inmediaciones del Cocomarola durante la previa de su presentación, mientras en las gradas su público fiel aguardaba por su presencia, algunos ya saltando como para amenizar el intenso frío que se registró durante esa noche. La espera terminó cuando subieron al escenario los músicos de su nueva banda conformada luego de la separación de Almafuerte, que mezcla experiencia y juventud entre sus filas. Las imágenes de Perón y Evita también se hicieron presentes en las pantallas del escenario, y serían una constante en todo el show.
La posición política de Iorio siempre resultó controvertida y zigzagueante, pasando del apoyo a las Abuelas de Plaza de Mayo a una foto con Biondini, o de cuestionamientos a la religión judía al apoyo por las causas de los pueblos originarios. Por eso, el inicio de su recital también fue político con “Los delirios del defacto”, “Memoria de siglos” y “Sentir indiano”, canciones de Almafuerte y Hermética que critican los golpes de Estado y el detrimento de las clases populares y marginadas.
“Hay gente que piensa que el camino es por allá, y otros por allá. Yo creo que es por acá”, sentenció Ricardo ante el público que aplaudió con ganas estos primeros temas a los que les sobró potencia. Es que la ideología puede debatirse pero no su condición como músico, que quedó demostrada no solo por sus pergaminos, sino también por los artistas que eligió para acompañarlo en esta nueva aventura.
Luego de los clásicos de Almafuerte como “Voy a enloquecer”, “Sé vos” y “Toro y Pampa”; Iorio invitó al escenario a Carina Alfie, la guitarrista con la que grabó su último trabajo solista, que cuenta con una vasta experiencia en el metal. Ahora con tres violas, la energía de “Guitarrera” sobrepasó un poco el sonido del festival, pero no así la euforia de los fanáticos, quienes poguearon con “Robó un auto”, “Cuando duerme la ciudad” y “Ser humano junto a los míos”.
Con signos de cansancio y tomando agua entre canción y canción, Iorio bajó un poco los decibeles con la balada “Justo que te vas”, y luego su amada “Del más allá”, en la que aprovechó para homenajear a sus amigos artistas muertos como Ricky Espinosa de Flema, que pasó a ocupar por un momento el lugar de Perón en el Cocomarola.
Y hablando de seres queridos, el agite siguió luego con el cierre a cargo de los acordes de “A vos amigo”, un himno de la hermandad metalera que a Ricardo le gusta ponderar en detrimento de las relaciones mediadas por la tecnología. “El progreso es lo que hacen los inteligentes para quitarle la felicidad a la gente común”, manifestó.
Así llegó el final de un concierto que duró poco (una hora y minutos), pero que sirvió como una especie de “autohomenaje” para un músico al cual el metal argentino tuvo la suerte de acobijar. El seguirá en su tránsito errante escribiendo la historia del género, soñando que comprendan su movida.