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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

La “luz mala” en el hipódromo San Martín

Uno de los escenarios deportivos más emblemáticos de nuestra ciudad fue en su momento el hipódromo General San Martín, donde se realizaron pruebas hípicas de gran importancia a nivel local y regional. Pero también ocurrieron extraños hechos que lindan con lo paranormal, según testimonios de  esa época.

Por Francisco Villagrán

Especial para El Litoral.

El ya desaparecido hipódromo General San Martín fue uno de los símbolos, en su momento, de la actividad hípica en Corrientes y el más importante del Nordeste, ya que fue el cuarto en el país por la cantidad de carreras anuales disputadas, después del hipódromo de Palermo, San Isidro y el de Rosario. El circo hípico correntino se destacaba por la pista natural, única. Era la cita impostergable para los domingos, no sólo para los “burreros” sino también para toda la familia que concurría a ver las carreras, aunque no jugaban, y disfrutaban de un paseo dominical único cuando el hipódromo estaba “en las afueras de la ciudad”, por Ayacucho al este.

Las carreras comenzaban a media mañana y terminaban alrededor de las 18, disputándose normalmente 10 y a veces 12, según  la importancia de la fecha (los 25 de Mayo o los 9 de Julio). Por lo tanto, quien concurría toda la jornada tenía la posibilidad de almorzar allí, porque había un restaurante en el que se comía muy bien. Se disputaban muchos grandes premios, especialmente en las fechas patrias, como el Gran Premio Carlos Pellegrini, el Día de la Independencia y clásicos como el “Virgen de la Merced”, “Fundación de Corrientes”, el tradicional premio “Provincias Unidas” o “Fiestas Mayas” y el “Mesopotamia Norte”, donde participaban caballos de todo el Nordeste.

En la vuelta previa de cada carrera, uno podía apreciar de cerca a los caballos y los jockeys, para poder así elegir su preferido y jugarle unos boletos, lo que conformaba toda una ceremonia. Era normal ver a la gente con la revista especializada en mano, estudiando los tiempos, los aprontes, cómo habían andado en los ensayos previos, en fin, toda una ceremonia que formaba parte del mundo del turf. El 9 de julio del 2012 se cumplieron 20 años de la reapertura oficial del hipódromo, esa reapertura duró unos tres años, hasta 1995, fecha en que se cerró definitivamente y quedó en el olvido, aunque no para todos.

Los hechos

Toda esta explicación preliminar es para que el lector conozca lo que fue nuestro hipódromo General San Martín, hoy ya desaparecido, en el que en los últimos años ocurrieron algunos hechos inexplicables. En el medio de la pista hípica había una lagunita con algunos pequeños arbolitos donde, desde siempre según relatos de los vecinos, se veían luces que se movían y algunas figuras luminosas en la zona. Según algunos “entendidos”, allí había un gran entierro, con un posible tesoro enclavado desde hace un largo tiempo. Pasados los años y cuando la lagunita se secó, un día se recibió una llamada en la redacción del diario El Litoral realizada por un vecino que aseguraba: “Durante toda la noche hubo un grupo de personas que aparentemente trabajó hasta las primeras horas del día, llevándose algo en dos camionetas, vengan a ver”.

Por supuesto, El Litoral estuvo presente para comprobar y averiguar in situ lo que había sucedido en el medio del hipódromo, según los numerosos testimonios de vecinos del lugar, que en esa época no eran tantos como en la actualidad. Todos coincidían en señalar que esa noche les llamó la atención “que vinieron dos camionetas aparentemente con un grupo de trabajadores, que se instaló en medio del campo, donde estaba la lagunita; pusieron algunas luces y comenzaron a cavar, como buscando algo. Se ve que encontraron lo que buscaban, porque a la madrugada, ya con las primeras luces del día, alzaron las herramientas y se aprestaron a salir. Sin duda llevaron algo pesado, cajones o algo así, porque quedaron muchas huellas de las ruedas en la zona, para mí se llevaron un gran entierro que había allí, como todos ya decíamos, desde hace años”.

Una vecina pudo observar cuando se aproximaron: “Vi que llegaron dos camionetas con operarios y herramientas, pensé que venían a dejar algunas cosas, pero no se me ocurrió que se quedarían a trabajar. Pusieron una pequeña valla y alguien que cuidaba para que nadie pase, pero igual pudimos ver algo de lejos; trabajaron durante toda la noche cavando hasta que seguramente encontraron lo que buscaban y se fueron, ya de día, llevándose esas cosas que no sabemos qué pudo haber sido”.

Otro vecino sostuvo que “se llevaron un entierro, un tesoro que había allí, según lo que todos sabíamos por lo que se decía; vinieron derecho a ese lugar, donde estaba la lagunita, evidentemente ya sabían dónde buscar. Para mí esa era la causa de las luces que muchos afirmaban que se veían en el medio, en la laguna, porque después de esto no se volvieron a ver estas manifestaciones”.

En la visita al lugar de los hechos, El Litoral pudo comprobar que, en efecto, había huellas de neumáticos de uno o varios autos porque la tierra estaba mojada y quedaron marcas profundas; también llamó la atención encontrar algunos sunchos herrumbrados, señal de que llevaban mucho tiempo allí, como si hubieran estado en un cajón o arcón grande. Los sunchos eran una especie de ataduras metálicas que se usaban antiguamente para atar cajones grandes o cofres. Sin duda estuvieron atando grandes cajas y cuando los sacaron los dejaron tirados y es lo que encontramos en el escenario de los hechos. ¿Qué se llevaron y quiénes eran? Quizás nunca lo sabremos, aunque presuponemos lo que puede ser. Hasta aquí los hechos objetivamente relatados, todo queda en el misterio. Si alguien puede aportar algún dato más, enhorabuena.

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