Crearon la Asociación de Jóvenes Artistas Chamameceros y el Club de Padres

La Fundación E Jendú concretó el jueves último una nueva entrega del ciclo de conferencias mensuales destinadas a jóvenes chamameceros. Los disertantes fueron los presidentes de la entidad, Marta Chemes (quien durante más de once años fue parte de la organización de la Fiesta Nacional del Chamamé y acompañó durante el inicio de su carrera a muchos artistas populares) y Raúl Díaz, pianista, productor musical, autor, compositor y fundador de Fonográfica del Nordeste (Fonea), productora que acompañó a innumerables artistas nacionales.

La charla comenzó con la invitación por parte de Marta y Raúl a los jóvenes a pasar al frente y contar lo que aprendieron a partir de la tarea encomendada a ellos en la anterior edición, cuando se les pidió que investigaran sobre la vida de un chamamecero y se empaparan de toda su historia, sobre qué compuso y cómo llegó a ser el artista popular que fue o es hoy en día. 

Durante la exposición, los jóvenes mostraron gran interés por esta propuesta y al pasar al frente dejaron clara su admiración y respeto por estos artistas populares, que creían conocer, pero al investigarlos más a fondo se encontraron con una historia mucho más compleja y llena de sorpresas.

Entre testimonios y anécdotas, Marta invitó a los padres de Jorgelina Espíndola, un joven talento chamamecero en pleno florecimiento, a contar las complicaciones y dificultades que comprende el apostar todo en la carrera musical de un hijo, el acompañar en el camino a convertirse en un artista popular.

A partir de su conmovedor testimonio, y dando cuenta de lo difícil que es transitar todo ese camino solos, Marta y Raúl invitaron a los jóvenes presentes, así también a los padres que los acompañaban, a formar una Asociación de Jóvenes Artistas Chamameceros y un Club de Padres, con el fin de fortalecerse unos a otros y acompañarse en este largo que camino que lleva a convertirlos de amantes del chamamé a artistas populares que canten desde el corazón para un pueblo sediento de chamamé que llegue al alma y conmueva.

Todo termino con propuestas y compromisos de unión y colaboración entre los padres y por el otro lado, los chicos, con su característica juventud y complicidad, celebrando estar juntos para apoyarse en todo momento.