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Cabaña Camboata

Por El Litoral

Martes, 29 de mayo de 2018 a las 04:00

Cuando entras el piso brilla intensamente. Todo está prolijamente ordenado. Las camas no parecen tendidas sino planchadas. Las paredes están inmaculadas. Hay cabañas para distintos grupos de personas y familias. En el predio se dispone de un quincho especialmente acondicionando para cocinar o hacer un buen asado. La parrilla es de sensibles proporciones, la misma fue diseñada para permitir la regulación de altura según las necesidades del asador. Hay tablas para picar carnes o verduras. El quincho dispone de varios utensilios para preparar cualquier plato. Cuenta también con una cocina a gas y una pava eléctrica. Durante el día tiene una excelente ventilación y por la noche no le faltan luces.  En la mesa central hay mandarinas criollas, “son de nuestras plantas”, desliza con orgullo Pablo.  En el predio también hay bananos con racimos grandes aunque aun muy verdes.
El patio es cuidado. El sol quema todo el ambiente y algunos sectores donde el pasto fue cortado más al ras ahora luce blanco y pálido.  Un perro negro se pasea en silencio y se echa al pasto.
Los balcones de las cabañas son espaciosos. En cada una de ellas se dispone de silletas. La vista es el monte, los árboles, las plantas, los diferentes verdes que puede ofrecer un rincón de Misiones.   Desde la cabaña se escuchan el quejido de los gallos, irrumpen por la mañana y también por lo hacen a la siesta.  Unas cuantas mariposas amarillas dibujan su andar entre las plantas.
Por la mañana la quietud es sorprendente. En esta mañana en particular sólo se mecen las hojas de los árboles que son altos, las plantas o las hojas bajas están selladas. El pasto bañado en rocío. Los pájaros están de fiesta e invitan a soñar. El color verde de la vegetación luce vivo, fuerte, vital.  El olor de la yerba mojada, el mate recién preparado puede predecir un gran día regado por el sol, la tierra roja pegada a los zapatos, a la piel y entintando las prendas blancas que osamos vestir en estos lares, en la selva misionera.
 “Cambaota es el nombre de un árbol que hay en la zona. Cuando vas por el sendero saliendo o entrando a las cabañas encontrás este árbol. Incluso le hemos puesto un cartel que dice Cambaota. Este nombre nos pareció que era un nombre bien autóctono y por ello decidimos bautizar así este lugar.  En un principio pensábamos que era de origen guaraní pero los lugareños no dijeron que no tiene significado, que quizás la palabras sea portugueza”, cuenta ahora mientras muere la tarde en Misiones.  Pablo Berrone, quien junto a su esposa Ana Corral administran las cabañas Cambaota, se pasea un el lugar cuidando de todo  esté en armonía y cuidado.
Ellos se instalaron en la zona lindante al acceso del Salto Encantado en el 2008. Las cabañas comenzaron a estrenar en el 2013. El parque está cuidado con plantas y florecido también con plantas frutales. Las cabañas de madera demandan el mayor cuidado durante el año, “a las maderas hay que hacer un tratamiento todos los años. Esto es necesario para que queden bien, para que no tengan humedad y también para que no queden blancas en los lugares donde están expuestas al sol.  Las cabañas son de madera porque es una construcción típica en la provincia de Misiones. Nos gusta como han quedado, es cierto que requiere más trabajo y mantenimiento que una casa de material pero para el turismo es agradable y más atractivas. Buscamos también que estas casa sean la más térmica posible, acá por más calor que haga durante el día las noches son fresca. Las cabañas tienen doble pared de madera y tiene un aislante entre medio con lo cual son absolutamente térmicas”.
El lugar es propicio para descansar. En las cabañas no hay televisión y Pablo argumenta que le gusta así. “Hay mucha gente que se muestra conforme pero también tuvimos gente que se nos ha ido porque no teníamos televisión. Sin embargo hay gente que valora que no haya porque viene a este lugar a descansar y a desenchufarse de todo. Por otra parte tenemos muy mala señal de teléfono, en este sentido hay gente que al principio lo lamenta mucho pero después cuando se van están contentos. Estamos buscando brindar servicio de wifi, nos juntamos con los vecinos para que una empresa nos instale el servició y así poder también ofrecer wifi”, explica.

Potenciar el turismo
“Estamos conformando la Cámara de Turismo de Aristóbulo y Santo Encantado, nuclea a emprendimientos gastronómicos y de hospedaje en la región.  Está constituida, es difícil mantenerla porque cuesta que participen activamente todos y así se hace más difícil obtener resultados. El objetivo de esta cámara es trabajar en conjunto para poder mejorar el trabajo turístico en la zona, tanto en Aristóbulo como en Salto Encantado. Queremos mejorar los servicios y hacernos más visibles en otros municipios y en otras provincias. Queremos unir fuerzas y mejorar el trabajo de todos. Esta zona es nueva en el turismo. Mucha gente todavía no lo conoce e incluso los que estamos brindando servicios en la zona tenemos poca experiencia en turismo y lazos entre nosotros. Estamos muy solos en estas cosas. Hay acceso que no son buenos. Hay otras cámaras de turismo en Obera, en Iguazú, además ya hemos tenido contacto con Turismo de la provincia”, cuenta Pablo.
Acá es difícil concientizar que el turismo es un ingreso genuino y que brinda trabajo a la gente de la zona. La parte turística es necesario impulsarla. Hay cosas que no son necesarias moverlas con plata pero desde los distintos organismo del estado municipal o provincial pueden hacer cosas para apuntar el turismo. La zona tiene potencial. La mayor publicidad que tenemos son las redes sociales. Salto Encantado tiene un encanto especial. Nuestras cabañas están cerca del salto y eso también es una gran ventaja. Es un regalo este lugar”, concluye.

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