El último adiós a Carlos Gelmi

Aún conmocionados por la rapidez del desenlace, conmovidos al extremo por la caladura de su ausencia, pero resignados por la paz y la felicidad con las que emprendió el viaje final, familiares, amigos y colegas de Carlos Alberto Gelmi participaron ayer de la misa en su memoria que se realizó desde las 11 de la mañana en la Iglesia Jesús Nazareno.

El hasta el sábado director periodístico del diario El Litoral decidió que lo cremaran, por lo que no hubo velatorio. La eucaristía de ayer sirvió, por tanto, de despedida y concluyó con la bendición de sus cenizas, que serán esparcidas oportunamente.

Fueron momentos de pesar. Por la partida del último patriarca del periodismo de la región, pero sobre todo por la partida del esposo, padre y abuelo, que justo se apagó en el ocaso del Día del Padre, el pasado domingo.

Al borde del llanto, su hijo Claudio, sacerdote de la Compañía de Jesús, fue el encargado de presidir la ceremonia religiosa y también de despedir a don Carlos en nombre de su familia.

Hizo un retrato del Gelmi íntimo, el que se escondía detrás de su coraza forjada en otros tiempos, a prueba de halagos fáciles y demostraciones afectuosas. A la vez, un retrato del hombre fiel a sus principios y convicciones, a la familia, a la amistad y al valor que lo guió por más de 60 años en el ejercicio de esta profesión que es el periodismo: la verdad.

Esa bandera Gelmi que blandió durante toda su vida muchas veces le valió aplausos pero también, quizás la mayoría de ellas, muchos sinsabores. Siempre fue así. Siempre hubo de qué quejarse, pero eso no le impidió, a su modo, refugiarse en el calor del hogar, en el amor de los hijos y nietos para juntar fuerzas y seguir.

Quizás la sociedad requiera más Carlos Gelmi, sólo por estos valores, dijo el padre Claudio, sin que ello implique, aclaró, la exaltación acrítica del hombre. “Papá tenía sus cosas, pero eso no achicó la devoción por su familia, la lealtad a su esposa, el amor por nosotros, sus hijos y sus nietos”.

Claudio también bosquejó un perfil de su padre el periodista, el jefe y hasta recreó situaciones de la vida profesional diaria, que no siempre fueron fáciles. No obstante ello, supo su hijo que de cada intercambio siempre había algo positivo que rescatar. 

Y es así: varias generaciones de periodistas que trabajaron con Gelmi aprendieron de él, discutieron con él, se pelearon con él. Pero nadie dejó de reconocerle su sabiduría y aún más: nadie dejó de respetarlo. Y eso es un valor escaso en este mundo lleno de egos. 

Tras la celebración de la misa y la bendición de la urna con las cenizas, la familia de Carlos Gelmi recibió las condolencias de otros familiares, amigos, colegas y lectores del gran periodista fallecido. 

Estuvieron Mercedes, su mujer, y tres de sus hijos. Uno todavía estaba en viaje, cruzando el mundo para despedir a su padre. También estaban sus nietos.

Directivos del Diario El Litoral, periodistas de todas las épocas y hasta de otras redacciones se hicieron presentes en la iglesia para el saludo final.

También estuvieron personalidades de la vida pública, muchos de los cuales trabaron amistad con Gelmi, entre ellos el ex gobernador Ricardo Leconte.

Muchas otras personas hicieron llegar a esta Redacción sus condolencias y un abrazo a toda la familia.