¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

Un violín sobre el pastizal: coludo chico

“Un pájaro vivía en mí”, dice un poema de Juan Gelman. Así también concibe a las aves la guardaparque, gestora cultural, activista ambiental y feminista Adriana Vallejos. “Son como un poema. Unicos, bellos; sólo resta agudizar la vista y ver los detalles preciosos de la vida”. 

Por El Litoral

Domingo, 24 de noviembre de 2019 a las 01:00

Por Paulo Ferreyra
Colaboración: Abel Fleita
Especial para El Litoral

Coludo chico (Emberizoides ypiranganus). Esta ave se alimenta de pequeños insectos y algunas semillas, granos, brotes. Llega a medir hasta 20 centímetros de longitud y su peso puede alcanzar los 30 gramos aproximadamente. Su hábitat natural es la sabana seca tropical o subtropical de tierras bajas, con pastizales estacionalmente húmedos, con gramíneas, árboles y arbustos esparcidos, sobre todo donde el zacate es alto y no se encuentra excesivamente pastoreado ni quemado. 
Adriana Vallejos se recibió de guarda parque y trabaja para Parques Provinciales de Corrientes. Actualmente se encuentra en el Parque Provincial San Cayetano, distante unos 22 kilómetros de la ciudad de Corrientes. Llegó a la ciudad de las siete puntas desde Curuzú Cuatiá para estudiar biología. En el camino -mientras estudiaba - conoció el universo, conoció cómo es el trabajo en los parques. “Cuando empecé a ver el laburo que había me atrapó inmediatamente. Me gusta estar más en el campo que detrás de un escritorio. Me gusta la actividad. Eso me llamó la atención toda la actividad”, explica sobre su comienzo. 
Mientras estudiaba biología se inscribió en la carrera de Guardaparques que depende la Universidad Nacional del Nordeste. Terminó la carrera y rápidamente empezó a trabajar. Ahora, como si fuera poco, está terminando la Licenciatura en Biología, “estoy haciendo la tesis que es lo único que me resta”, aclara. 
La actividad con el campo requiere además del contacto directo con la naturaleza un rol más social. “Siempre me gustó la educación ambiental. Trabajar con la comunidad. Siento que ahí está el cambio, en el contacto con el otro y que ese contacto hará posible mejorar las cosas”, explica. Para Adriana mejorar las cosas equivale a cuidar la naturaleza. Esto último la llevó a convertirse en una activista cultura en favor de la naturaleza, regada en contacto con artistas y hechos culturales importantes como la realización de murales sobre animales. “Siento que está rodando en mi entorno la naturaleza y la cultura como dos cosas donde activo y apoyo”, desliza explicando un poco ese doble rol de su vida como activista cultural y ambiental. 

Defensores del pastizal 
El tordo amarillo (Xanthopsar flavus) conocido como “dragón” (Uruguay), “veste amarela” (Brasil) o “chopí sayjú” (Paraguay) se encuentra en peligro de extinción y en nuestro país sus poblaciones se encuentran restringidas a los pastizales de Corrientes y Entre Ríos, explicaron desde aves argentinas. Adriana trabajó como voluntaria en un proyecto de Corrientes sobre el tordo amarillo. “Trabajando en este proyecto vi cómo año tras año afectan a la naturaleza el avance de la forestación reduciendo los pastizales que son el hábitat natural de estas aves. Junto a un grupo de personas nos agrupamos y creamos una agrupación que se llama defensores del pastizal”.
“Estamos bregando para hacer varias cosas, primero para informar y dar a conocer la situación actual. Los pastizales de Corrientes y Entre Ríos son los reductos del país que les quedan a estas aves. Debemos defenderlo”, advierte. 
La agrupación está trabajando desde mayo del presente año. El gran detonante fue el aumento del monocultivo forestal sin escala. “Esto nos impactó un montón. Que se hable de la instalación de una pastera en la provincia es algo grave. Estas noticias uno nunca las espera. Pensábamos que era difícil de realizarse, pero de repente estaba instalado el tema en todos los medios. No nos podíamos callar y junto a un grupo de biólogos, doctores en biología, guardaparques, abogados, ciudadanos que están interesados en el ambiente y en lo que pasa en Corrientes se sumaron a conocer sobre la situación actual. Ideamos charlas en escuelas y en la vía pública. Se hicieron distintas movidas en Corrientes, pero ahora también hay un grupo que se está movilizando en Ituzaingó. Algo se está gestando”, afirma y cuenta que en las redes sociales están difundiendo sus actividades con la cuenta @defensoresdelpastizal. “Ahí publicamos videos informativos, material que hacemos, las asambleas que hacemos, buscamos cambiar el destino o al menos pensar que es posible una producción más sustentable. Queremos una provincia con una producción sustentable y que esté en equilibrio con todas las especies. No queremos una pastera en Corrientes”.  

Observación 
En la observación de aves lo central es sacar fotos y también conocer las distintas especies que habitan en la región. Adriana fue conociendo poco a poco el mundo de las aves, le gusta la fotografía y yendo a los Esteros del Iberá tomó contacto con una gran diversidad de aves. Fue aprendiendo a mirar hasta que ahorró suficiente dinero para comprar una cámara, “ahí cuando uno hace zoom y puedo mirar de cerca las aves vislumbra que no son todas iguales. Son muy diferentes. Lo que más me gusta de las aves es que tenés que saber ver los detalles y acostumbrar el ojo a ese mirar. Me resulta poético ajustar la mirada y saber que cada ave es diferente. Diferentes y bellas cada uno de ellos. A veces ahí también radica lo bello de la vida, aguzar la vista y ver los detalles bellos de la vida”. 
El movimiento feminista está creciendo desde hace bastante tiempo. Sin embargo, algunos signos son más palpables en los últimos años. Adriana Vallejos cuenta que tuvo compañeros que siempre la escucharon, donde además ella también se animó a decir las cosas en un ambiente donde antes predominaba más el hombre.
“En este empoderamiento femenino me solté y me animé siempre a ir para adelante. Nunca me negaron manejar un vehículo. Gracias a este movimiento también hoy hay más mujeres guardaparques en la provincia de Corrientes. En la última camada ingresaron más mujeres y eso denota el cambio en la sociedad actual. Tengo además la suerte de estar rodeada de compañeros que también quieren crecer en ese aspecto, donde planteamos y encaramos las cosas desde la igualdad de género”. 

Riqueza de pastizales 
Es difícil explicar entre quienes aún no lo observaron cómo es el coludo chico. Esta es una de las especies de la cual tenemos registro y también queremos aprovechar la ocasión para contar alguna anécdota sucedida en su ambiente, de ciertas características de su conducta o de su vocalización. 
Cual una cajita con fósforos o de pequeños maníes con chocolates moviéndose, es así como se oye por momentos al coludo chico. Esta característica de su vocalización es la que la distinguirá de otras dos especies semejantes a grandes rasgos, la del coludo grande y del verdón. 
En el caso del coludo grande, es de posarse y cantar desde algún arbusto. En tanto, el verdón es más abundante y menos temeroso ante la presencia de observadores. En las tres especies están presentes los colores oliva en las alas, gris en tonalidades suaves y fuertes, y llamativos picos naranja intenso o más amarillento. En el coludo chico y grande las espaldas poseen notables estrías negras, que es menor en los verdones adultos. 
Mientras describimos algunas características queda demostrado que los pastizales tienen riqueza de especies. Es lo que intentamos describir a lo largo de este mes de noviembre, dedicado a las aves y el pastizal que hoy concluye. 
Lo hacemos con el coludo chico, un ave que no abunda y es interesante buscarlo entre pastos altos y malezas. Al igual al juego de las escondidas entre niños esa ave se cruza de lado a lado sin volar alto. Solo lo necesario para encontrarse con los otros o buscar alimentos con su delicada cola desflecada.

Últimas noticias

PUBLICIDAD