El poeta y periodista Daniel Saimolovich estará en la ciudad este viernes. En esta ocasión será recibido por el escritor Miguel Angel Molfino y el músico y compositor Seba Ibarra. La propuesta es una velada con diálogo poético musical. La cita es a las 21 en el Centro Cultural Flotante Siete Corrientes, La Rioja y Costanera.
“En la poesía busco las palabras, el ritmo, la música, aquí vamos patinando en lugar de caminar. Con la poesía vamos a otra velocidad”, subrayó Daniel.
Esta visita y la actividad es organizada por los poetas Tony Zalazar y Estefanía Ceballos, cuenta además con el apoyo del Instituto de Cultura de la Provincia de Corrientes. Daniel Saimolovich nació y vive en Buenos Aires, comenzó a trabajar desde el 64 en distintos medios, revistas y diarios del país y del extranjero.
A partir de 1986 fue director del periódico “Diario de Poesía”. “Esta publicación marcaba lo que se leía en materia de poesía en el país. Fue un periódico fundamental para la difusión de las nuevas voces poéticas”, explica Tony Zalazar. Daniel ha publicado los libros de poesía Párpado, El mago, La ansiedad perfecta, Agosto, Superficies iluminadas, Las encantadas, El despertar de Samoilo, Molestando a los demonios, entre otros.
—Desde el 1986 al 2011 dirigió Diario de Poesía, marcaron tendencia sobre la poesía en el país, ¿lo vivieron así, sintieron esa responsabilidad en algún momento?
—Para empezar a mí me alegraba que la gente nos siguiera. Te voy a dar un ejemplo concreto, un día estábamos buscando un apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional. Entonces, voy a la oficina del director, quien estaba en ese momento, no era muy estructurado así que uno podía visitarlo sin hacerse anunciar. Llegué y él estaba leyendo un número viejo de Diario de Poesía. Le pregunto qué estaba leyendo y me cuenta que iba a invitar a unos poetas venezolanos y estaba eligiendo a través de la publicación. Es decir, buscó en nuestro diario la antología de los poetas de Venezuela. Eso nos daba mucho orgullo, ese trabajo que hacíamos con alegría y dedicación tenía llegada a los lectores.
Además no sentía que nosotros estuviéramos marcando algo en los lectores en el sentido de qué leer y qué no leer. Había otros grupos, al principio incluso representábamos un gusto minoritario dentro de la difusión. Sin embargo, poco a poco, lo que nos gustaba y lo que íbamos echando en la mesa iba calando o generando una actitud. No era uniforme, nosotros en el seno del diario teníamos gustos diversos con lo cual se daba a conocer material distinto. Teníamos una manera de encarar las cosas, poníamos datos de referencia que daban un anclaje y un tratamiento de información que otros medios no tenían.
—¿Recordás cuál fue el clic que impulsó la creación de este Diario?
—Usando tus palabras, el clic fue estando en Italia frente a un quiosco de revista. Ahí había visto una revista de filosofía. Era una revista con cierto nivel de atención a la actualidad, libros, investigación, pero de filosofía presentada como un periódico. Eso me dio la idea de que se podía intentar hacer una cosa desafiante de llevar poesía a la calle sin prepararla. Es decir, nosotros no elegimos lo fácil para que llegara más, sino que avanzamos con toda la complejidad de la poesía contemporánea. Esa fue nuestra fortaleza.
—Vayamos a la cuestión más personal, ¿qué es escribir y qué buscas en la poesía?
—Tuve un gran momento personal cuando a los 23 años publicaron mi primer libro. Escribir es bucear en tu interior más secreto, más caprichoso. Escribir es dejar algo donde los otros también pueden encontrar algo, eso es una felicidad incomparable. Vos creás algo que de repente se materializa y establece un contacto con la gente, esa alegría se multiplica.
En la poesía busco las palabras, el ritmo, la música que salen de esas palabras, todo eso. Viajar con la poesía es como patinar en lugar de caminar, vas a otra velocidad. También leo muchas otras cosas, pero aprecio esos cambios de ritmo que tiene la poesía. El otro día me acordaba de ese poema del siglo XV que después se musicalizó. Dice: “A la mar fui por naranjas”. Lo que pasa ahí es maravilloso y podíamos escribir todo un tratado sobre esto. Paulo, podríamos estar hablando sobre esto días enteros.
La poesía de esos siglos, del XIV y XV, es de una profundidad pocas veces tocada para mí, en relación a cualquier lengua y época. Es extraordinaria.
—A modo de cierre es inevitable preguntarte cuáles son tus sensaciones al venir a Corrientes. El viernes vas a leer poesía y, además, vas a presentar un libro.
—Estuve una vez en la provincia de Corrientes, en un pueblo frente a Yacyretá (Ituzaingó). Recorrí el borde de los esteros, el borde del río Paraná. Recuerdo arena fina, una delicia. Tengo un recuerdo muy paradisíaco de aquella visita.
Ahora tengo mucha curiosidad por ir a la ciudad. Tony Salazar me parece una persona muy interesante. Primero, para empezar, es un excelente poeta, así lo conocí antes de estrechar algún lazo personal. Ahora me ha demostrado ser un muy buen editor, estoy muy contento con la selección que hizo de mis poemas.
Además escribió un prólogo donde me sentí muy bien leído. Me hace mucha ilusión la calidez de la recepción de él y detrás suyo de aquellos otros amigos por conocer ahora en Corrientes.
Paulo Ferreyra/colaboración especial.