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La llegada del otoño influye en el organismo

Lentamente la temperatura va cambiando y se pasa del intenso calor del verano al fresco que se siente ya en las mañanas y a la noche. Son señales de que el otoño se hace presente, aunque no respete climáticamente el calendario oficial. Este año el otoño entró oficialmente el miércoles 20, a las 18.58 astronómicamente hablando.

Por Francisco Villagrán

Especial para El Litoral

El otoño ya se hace presente, con los primeros frescos, un preludio del invierno y para que el organismo se vaya adaptando a los cambios de temperatura que, sin duda, tienen su influencia en el cuerpo humano. El carácter y el humor de las personas van cambiando casi sin que nos demos cuenta y la caída de las hojas de los árboles, que se vuelven amarillas y ocres, ayudadas por el viento que comienza a soplar con mayor intensidad. El cielo gris, nublado y plomizo, la llovizna constante y el ambiente más calmo, influyen para que el organismo de las personas vaya también cambiando y se torne más calmo. Hay muchos que prefieren el verano, porque se puede andar al aire libre sin mayores problemas, mientras que se asocia el otoño y el invierno con los fríos intensos y las enfermedades respiratorias que ellos acarrean. Hay quienes están a favor y otros no, pero contra la naturaleza no se puede y hay que aceptar el clima como viene, que últimamente está muy alterado a nivel mundial.

Es habitual que con la llegada del otoño la caída de las hojas de los árboles, la reducción de las horas de luz, amanece más tarde y anochece más temprano, hay más horas de oscuridad, el frío lentamente se hace presente, y aquí aparece en las personas lo que normalmente se conoce como “síndrome del otoño”, como se lo denomina científicamente. Según estadísticas se ha comprobado que esto afecta al 10% de la población, pero en especial más a las mujeres que a los hombres. Normalmente se da en personas mayores de 50 años, aunque todo el mundo puede sufrirlo. Los niños parecen ser inmunes a esta afección estacional y por el contrario, incrementan  su actividad corporal en la estación otoño-invierno.

Todo se confabula para que el clima vaya cambiando de a poco hacia el frío, el cielo gris, las lloviznas, el viento fuerte, las hojas secas volando y menos personas en las calles, lo que provoca una desmotivación y una rara sensación de tristeza y melancolía, reduciéndose las energías y las ganas de hacer cosas que normalmente tienen las personas. Pueden producirse problemas de alteración del sueño, irritabilidad y una tendencia a comer más, ingerir más calorías, especialmente chocolates, pastas y bizcochos, es decir, hidratos de carbono en general. Ahora bien, ¿por qué ocurre esto? Sucede que cada organismo reacciona de manera distinta al cambio de estación. Dependiendo de la luz solar, el cerebro envía órdenes a ciertas hormonas, entre ellas la melatonina, que es la que se encarga de regular el sueño, la temperatura corporal y la sensación de hambre. A medida que se reducen las horas de luz solar, aumenta la producción de melatonina y disminuye la serotonina, que es otra importante hormona que tiene mucho que ver con el estado de ánimo.

Eso explicaría el bajón anímico que supone el otoño para algunas personas, que se puede agravar si esta tiene tendencia a sufrir depresión. La baja temperatura corporal provoca un nivel alto de melatonina, que hace que las personas tiendan a comer alimentos con altos contenidos calóricos. Hay que evitar los excesos, cuidarse en la ingesta de comidas, comer sana y ordenadamente, para pasar el “bache anímico” que supone la llegada del  otoño.

El hierro y la vitamina C son esenciales en esta estación del año. El “síndrome del otoño” es causante de mucho ausentismo laboral y suicidios, según informes científicos. La relación entre las hormonas melatonina y serotonina debe ser equilibrada. Se puede decir que todo depende del buen ánimo y humor de cada persona, y como a cada estación del año, hay que tratar de sacarle el mayor provecho.

También el otoño está íntimamente ligado a las alergias, ya que en esta estación las personas suelen sufrir reacciones alérgicas, que si bien no son graves, son molestas y derivan en congestión, picazón, narices obstruídas, lagrimeos y estornudos, por lo cual los alérgicos deben tomar sus previsiones.

La tradicional siesta

Es común que tanto en otoño como en invierno, las personas acostumbren tomar su siesta, que casi siempre se le atribuye a los provincianos y ha sido siempre objeto de polémicas por quienes están a favor y en contra. Los últimos estudios científicos realizados por el Centro Biomédico de la Vida y el Deporte de Francia, son tremendamente alentadores para aquellos que les gusta dormir la siesta después de comer, pues aseguran que los seres humanos estamos biológicamente programados para descansar por la tarde.

Indican que la siesta es muy recomendable para mejorar el rendimiento, incrementar la concentración y fortalecer el sistema inmunológico. Por otra parte, también se comprobó que durante la tarde desciende la temperatura del cuerpo y disminuye el número de las ondas cerebrales. Después de siete horas de vigilia promedio, hacia la media tarde, el cuerpo comienza a producir péptidos delta, una sustancia que provoca el sueño y que viene a ser un soporífero que se encuentra en estado natural en el organismo humano.

Por eso, muchos expertos consideran importante la siesta, tan corriente en todas las provincias y que debería convertirse en un hábito diario durante todo el año y para todos los seres humanos, que así podrían rendir mucho más en sus trabajos. Incluso ya hay empresas cuyos trabajadores tienen horario corrido, que otorgan una hora de descanso después del almuerzo, así los empleados pueden rendir más, con renovadas energías. Así que ya lo sabe, el hecho de dormir la siesta hace bien al cuerpo humano, que está comprobado, requiere un pequeño descanso a la mitad de la jornada. Claro que no se debe exagerar, lo que es considerado ideal por los expertos es entre una hora y media o dos de descanso para recuperarse, aunque para muchos organismos con descansar media hora es suficiente.

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