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Los milagros de la Virgen de Itatí

Son numerosos los sucesos milagrosos atribuidos a la patrona de Corrientes, muchos reconocidos públicamente por su trascendencia. Otros, aunque no muy conocidos, ocurrieron y son dignos de tener en cuenta para catalogarlos como tales. Personas de todo el país y países vecinos se acercan a la Basílica de Itatí a pedir o agradecer favores.
Protección. La Virgen de Itatí, patrona de Corrientes.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Todos los 16 del mes de julio especialmente, miles de peregrinos provenientes de lejanos lugares de nuestro país, como también devotos de Brasil, Paraguay, Uruguay y hasta Chile, se hacen presentes en la monumental Basílica dedicada a la Virgen, de estilo renacentista y que fuera construida con la colaboración del arquitecto Felipe Bergamini y el ingeniero Pedro Azzano. Las medidas del templo son realmente notables: cubre una superficie de 2.900 metros cuadrados, a 25 metros de altura hay una azotea de 1.800 metros cuadrados de superficie. La altura total de la Basílica es de 80 metros, incluyendo la estatua de la Virgen, de 7,50 metros de altura, vaciada en cobre. La cúpula, de algo más de 26 metros de diámetro, está considerada como una obra maestra de ingeniería y se halla reconocida entre las más grandes del mundo. Tiene una capacidad para albergar a 10.000 personas, que en las festividades de Semana Santa, el 16 de julio, festividad del Día de la Virgen y en las estudiantinas de septiembre, ven superada largamente esta capacidad, al punto que los oficios religiosos son seguidos por los peregrinos desde el atrio afuera de la iglesia. Año tras año la asistencia de peregrinos se multiplica en forma asombrosa, haciendo multitudinaria la concurrencia.

Los milagros

Muchos autores religiosos se han dedicado a contar los prodigios de Nuestra Señora de Itatí, que a lo largo de más de 400 años nos viene asombrando con increíbles milagros. Como toda madre que protege a sus hijos, nos devuelve su amor en milagros. Si tratáramos de relatar los cientos de miles de milagros producidos por la Virgen, no alcanzarían los libros que se pudieran editar sobre los mismos. Algunos, por su originalidad, ya forman parte de muchos estudios realizados por síndicos de la iglesia y, otros quedan en el silencio del agradecimiento de sus hijos hacia su madre.

Hace poco tiempo, el rector de la Basílica en ese momento, padre Miguel Cacciutto, quiso hacerle una capa nueva a nuestra Señora de Itatí. Para ello, en uno de sus viajes a Buenos Aires, por razones de trabajo pastoral, se dirigió al barrio de Once, donde existen cientos de negocios del ramo de la sedería. Después de mucho andar, vio en una vidriera la tela exacta que se requería para confeccionar la capa que luciría Nuestra Señora de Itatí. Conversando con el propietario del negocio, le explicó que necesitaba esa tela que estaba en la vidriera y el fin que tendría, a lo que el comerciante amablemente accedió. Y aquí lo curioso: resulta que él había sido un devoto de  la Virgen de Itatí, por unos amigos que tenía en Corrientes. La capa se confeccionó perfectamente y la Virgen comenzó a lucirla. Pero, lo anecdótico del hecho, es que esa sedería donde fue adquirida la tela, quedaba a tan sólo muy pocos metros de la sede de la Amia, dentro de la onda expansiva de esa tremenda explosión ocasionada por el atentado que dejó muchos muertos. Alrededor todo voló, se destruyó, menos esa sedería… ¿por qué? Posteriormente, el mismo dueño vino hasta Itatí para dar testimonio de lo sucedido y dar gracias a la Virgen por su protección.

Otro caso: durante el viaje que realizara el rector de la Basílica, se encontró con un matrimonio amigo, que le contó, entre otras cosas, de la imposibilidad de tener un hijo, a pesar de haber hecho cuanto tratamiento le ordenaran los médicos, dentro y fuera del país. Amorosamente les entregó una estampita de la Virgen de Itatí y les dijo: “¿Por qué no le piden a María de Itatí lo que tanto quieren y le rezan con mucha fe su oración?”. Le agradecieron y se fueron. No los volvió a ver y pasado cierto tiempo, recibió una carta donde le contaban que el 24 de diciembre nació su primer hijo, como respuesta a lo que le pidieron a la Virgen y que pronto irían a Itatí para agradecerle y bautizarlo. Casos como estos hay muchos y que quizás no se conozcan públicamente. Siempre que recurrimos a nuestra madre pidiendo con fe, nos responde.

Las peregrinaciones

Sin duda las peregrinaciones que llegan a Itatí desde distintos lugares del país, son el punto culminante de los festejos. Desde los  sitios más alejados llegan jinetes a caballo que hacen cientos de kilómetros con sus animales para llegar al santuario, ómnibus de todas las provincias invaden las calles itateñas, es todo espectacular. Multitudes a pie, automóviles, vehículos inverosímiles, peregrinaciones en bicicletas, se siguen volcando a los pies de la venerada imagen en los aniversarios de su coronación. Son algo así como una muestra de cariño, como una odisea de fe y una epopeya de amor.

En 1936 el sacerdote Luis Orione, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, se hizo cargo de la atención de la Basílica. La primera comunidad que se establece, es dirigida por el padre Vicente Errani, siendo párroco el padre Benito Anzolín y bajo su supervisión comienzan las obras de la actual Basílica. El 16 de julio de 1938 es colocada y bendecida la piedra fundamental, la construcción de los cimientos finaliza en 1940. El padre Benito Anzolín muere en 1946 y el nuevo templo se habilitó el 16 de julio de 1950 en el Cincuentenario de la Coronación de la Virgen.

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