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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Sastrería tradicional: el tiempo entre costuras

Estará en Corrientes el 29 y 30 de julio en el hotel de 3 de Abril y Buenos Aires, donde recibirá a clientes y dará detalles del servicio de la sastrería. 

Por Carlos Lezcano

Especial para El Litoral

El oficio de sastre me trae a la memoria un poema donde María Elena Walsh dice que en sus tiempos había tiempo y quedaba muy poco del “tiempo verdadero, tal vez en algunos patios, o refugiado en aljibes” o en algunos oficios como el de Francisco, que pone sumo cuidado a la semántica del proceso de sus prendas, hechas con cuidado cada vez.

Ante el imperativo de época de vivir acosado por la actualidad permanente, Francisco se detiene en los detalles, disfruta y valora el paso a paso.

El filósofo Byung-Chul Han recuerda que Heidegger achacaba la prisa generalizada a la incapacidad de percibir el reposo, la lentitud y la falta de duración. En ese mundo la aceleración se impone como mero aumento cuantitativo para compensar la falta de duración, la falta del ser.

Cada prenda que entrega Pancho a sus clientes contiene tiempo, conserva los aromas del taller, de sus hilos, de sus planchas y sus vapores. Cada prenda tiene un precio, pero sobre todo un valor incalculable.

—¿Cómo llegaste a ser sastre?

—Me inicié trabajando en una empresa textil a los 20 años y también estudié diseño de indumentaria, no terminé la carrera y cuando comencé a trabajar por mi cuenta en el rubro de diseño viajaba a Buenos Aires para participar de distintas ferias. Decidí quedarme a vivir allí porque creía que era el lugar en el que podía generar más vínculos laborales y crecer como diseñador con mi marca de ropa urbana, que ya era exclusiva para hombres. En Corrientes ya había comenzado a hacer unos primeros pasos en la indumentaria masculina a medida y por pedidos, trabajar la morfología del cuerpo desde otro ángulo, no la moldería industrial, sino algo mucho más personalizado; decidí pulir esa parte que tenía y comenzar a ofrecer como un posible servicio de sastrería a medida pero con materiales no convencionales del oficio. Me di cuenta de que era un nicho que estaba muriendo en todo el país pero principalmente en Buenos Aires, un lugar donde siempre hubo sastrería.

Conocí a un gran maestro: Natalio Argento, un sastre italiano que tuvo la generosidad de compartir sus conocimientos conmigo; no fui el único, el primero ni el último que pasó por su taller. Es conocido por su generosidad, cordialidad y todas las cualidades de un verdadero maestro, el que disfruta del logro de los suyos. Con humildad y el trabajo como bandera lo convirtieron en mi gran maestro, con el que aprendí no solamente los detalles mejor guardados de la sastrería, también el respeto por el trabajo y la ética profesional, que parece pasada de moda en estos tiempos. 

—¿Cuántos años tenés?

—Treinta y cinco años, soy el sastre más joven que desarrolla el oficio de modo completamente artesanal. El recorrido que hice en la industria textil desde los 20 años hasta hoy me sigue enseñando algo nuevo cada día, donde cada cuerpo trae consigo un desafío diferente.

Las tendencias en el hombre juegan de forma diferente a la mujer, que necesita generar recursos nuevos todas las temporadas. En promedio, cada 10 años cambia el estilo masculino, pero en ese proceso existe un periodo de adaptación de uso y de saturación; en la sastrería todo ese proceso se acompaña con la transformación del cuerpo en el paso del tiempo.

—Tus prendas están fuera del circuito de la moda comercial, un paso adelante, buscando una cosa muy elegante y muy tradicional a la vez, ¿me equivoco?

—No. En realidad, si bien las piezas de sastrería que hago contienen todos los pasos de la sastrería tradicional en los que me tomo el tiempo para cada proceso, intento darle una vuelta de rosca en las combinaciones que puedo hacer dentro de lo acotado que es el mundo masculino, pero siempre respetando los gustos del clientes y aconsejando sobre lo que mejor conviene a cada cliente. Siempre busco atraer al público joven, que en definitiva es el cliente al que intento satisfacer y tener la continuidad en la relación laboral, como los sastres de antes que comenzabas en una cierta edad con un cliente y tenías la continuidad del vínculo profesional-cliente para toda la vida.

—¿Y cuáles son los pasos de la sastrería tradicional?

—Tiene muchísimos secretos, pero en líneas generales, sigue la sastrería tradicional-artesanal (como lo hacían los viejos sastres italianos o los españoles que vinieron a Argentina), donde cada parte del proceso es desarrollado por una persona que lo confecciona íntegramente a mano, el interior de la prenda no tiene ningún tipo de entretela termoadhesiva, todo está hecho por medio de puntadas artesanales (50.000 puntadas en total para un traje, de las cuales algunas se irán, ya que son solamente puntadas de hilván que cumplen la función de sostener en el proceso de confección pero no formarán parte de la pieza al finalizarla. En el proceso lo que se va haciendo es mojar la tela, aplicar calor por medio de la plancha y se da forma para que adquiera la anatomía que necesitamos, y sumado a ese trabajo artesanal de puntada, la pieza va tomando la forma del cuerpo para cada cliente.

No solamente es a medida, sino también es artesanal y requiere de muchas horas de trabajo paciente, disciplinado, porque para que la tela tome la forma debo hacer todo un proceso, dejar descansar dos o tres días para que asimile ese trabajo y luego ver en qué estado está el comportamiento; eso en reiteradas veces. Siempre apuntando a que cada traje se mantenga durante años, que resista el paso del tiempo y pueda ser modificado, heredado y conservado tal como se lo pensó desde el primer momento. 

Se calcula en promedio que un traje lleva más de sesenta horas de trabajo manual. Son necesarias hasta tres citas de prueba para ajustar, entallar, corregir, modificar y dibujar sobre el cliente en el caso del cuello y solapa, o también para montar las mangas, ya que es uno de los puntos claves de la sastrería a medida. La manga debe tener un aplomo, “caída” exacta, limpia y justa, dando al usuario el movimiento necesario sin deformarse ni generar defectos. 

—Supongo que la conversación con el cliente es un paso importante, ¿no?

—Sí, totalmente. El cliente que decide vestirse a medida, viene justamente planteando una necesidad o un problema, que lo ve reflejado cuando quiere ir a comprarse algo a un shopping o a un local que se supone especializado en sastrería. Ese problema me termina transmitiendo en una conversación, y se genera un vínculo profesional-cliente realmente muy fuerte. Trato de hacer lo más personal que pueda y que haya un ida y vuelta del cliente hacia mí, quiero que me diga exactamente qué es lo que quiere ocultar de su cuerpo, con qué no se siente cómodo o qué quiere resaltar.

Esa comunicación es súper importante y es mucho más importante aún durante el proceso de varios trabajos realizados, cuando existe una relación laboral, y ya puedo leer lo que el cliente quiere. Yo puedo poner colores, formas, detalles. La verdad es que eso es súper interesante y que no se logra en cualquier local comercial, donde tal vez el empleado con el que tenías confianza en una casa de ventas ya no está o está trabajando en alguna otra sucursal, entonces el cliente se siente desprotegido.

—Además del negro, azul y gris, ¿qué colores elegirías?

—El verde es un color que está dejado de lado y es muy versátil para todas las temporadas. Hoy las temporadas pasaron a ser dos por año: primavera-verano y otoño-invierno. El clima cambió y se unifican las propuestas de color. 

Entonces, un verde que se adapta a la temporada primavera-verano y a la temporada otoño-invierno puede mezclarse con cualquiera de los colores que vos mencionaste y generalmente lográs una armonía.

—¿Con cuál de las sastrerías te quedarías? ¿La inglesa, francesa o italiana?

—La sastrería italiana es muy interesante. A nivel mundial es conocida por los detalles, los colores y las combinaciones, y cuando comenzás a mezclarte con ellos te das cuenta de que los italianos tienen una cabeza mucho más arriesgada y saben cómo llevarla. Nosotros tenemos similitudes en cuanto al cuerpo, el promedio de la altura e incluso los tonos de piel, el argentino tiene mucha raíz italiana. Estamos acostumbrados a leer que un hombre es “un señorito inglés” por estar vestido con prendas que combinan. En realidad el estilo inglés es más que estar bien vestido. Los ingleses tiene un tipo de sastrería muy correcta, los largos son considerados de suma importancia, por lo que es difícil ver a un inglés con un saco corto, estrechamente entallado o un pantalón entallado. La sastrería inglesa es mas monocromática y holgada de lo que creemos, la correcta confección y libertad de movimiento al cliente son sus cualidades identificatorias. 

La sastrería francesa tiene un trabajo en detalle superior a cualquier otro. No hay que olvidar que en Francia tienen la mejor alta costura del mundo y eso se terminó trasladando a la sastrería masculina, donde ninguna puntada es librada al azar y posee una exquisita combinación de colores, texturas y diseño.  

—¿Puede decirse que trabajás una alta costura masculina?

—Sí, totalmente. Denominada como la alta costura para hombres, la sastrería masculina de lujo se denomina “Bespoke”, que sería “hecho a medida”, diferenciándose así de “made to measure” que es algo ya hecho para ser adaptado al cuerpo del cliente, y por último, “ready to wear” sería comprar algo en un local comercial. 

Cuando comprás un traje bajo el método Bespoke, en el interior lleva bordado a mano las iniciales o el nombre del cliente, se deja constancia en una etiqueta interna de puro algodón quién fue el sastre encargado de confeccionarlo, la fecha e incluso entre las entretelas también se suele hacer un trabajo personalizado para cada cliente. No son detalles que queden a la vista pero sí son detalles de lujo que al desarmar un traje quedan evidenciados del proceso artesanal al que fueron sometidos. 

Esta búsqueda por alcanzar el máximo nivel de personalización o lujo pensado para cada cliente, en Japón cada pieza lleva en su interior dibujado algún animal a modo decorativo por medio de las puntadas que aseguran las entretelas con la forrería. No son detalles a la vista pero están ahí. Muchas veces el lujo no es algo que está a la vista, es la experiencia de saber que están portando una pieza con mucha carga artesanal y se convierte en un ADN creado por el artesano que la confeccionó. O también el lujo de llevar una tela desarrollada con polvo de diamante que a la vista no deja de ser una tela con una textura elegante, pero es la experiencia de poder adquirirla y portarla.

Le doy al cliente la opción de que lleve mi etiqueta o no, porque está comprando una pieza de lujo, con un precio muy elevado. El cliente puede decir “no quiero etiquetas”, en ese caso sólo llevará sus iniciales o si desea puedo poner nombre completo pero siempre bordado a mano. 

Si el cliente decide que quiere incluir mi firma en su traje, llevará la misma bordada íntegramente a mano y cada firma primero me encargo de dibujarla a mano alzada para luego transferirla por medio de hilos de seda en el interior del saco.

—En el dress code masculino es indistinto la corbata o el moño, o tiradores y cinturón. ¿Cómo es?

—El moño está considerado como un accesorio que se utiliza para ciertas ceremonias especiales, en las que se debe cumplir con ciertos requisitos. Se usa para acompañar un traje de Frac, jaqué o smoking; los colores y las formas también son de importancia. El moño de la alta sastrería puede ser black tie o white tie, esto quiere decir que se admiten moños negros o blancos, deben ser para armar o anudar, no se admite un moño que viene armado. Tiene que ser uno que se hace a medida para el cliente, de acuerdo al contorno de su cuello y teniendo en cuenta que el mismo no puede superar el ancho del rostro y tampoco puede ser inferior a la distancia entre el extremo de un ojo y el otro.

Actualmente vemos que usan moños en cualquier ocasión para “tener más estilo” y lo acompañan con cualquier tipo de saco; es algo incorrecto que fue impuesto por las marcas que crean campañas para atraer clientes que tienen poco conocimiento del buen vestir. 

En el caso del tirador y el cinturón, es lamentable pero son pocas las veces en que se hace buen uso de ambos. Para una ceremonia elegante como una boda real o cualquier evento protocolar no se admite el cinturón, sí o sí se debe llevar tiradores que se sostienen por dentro del pantalón por medio de botones. La parte delantera del pantalón que se deja ver por detrás del saco, justamente debajo del cruce, debe quedar completamente limpia por lo que incluso el pantalón que será usado para dicho caso, deberá llevar una media cintura que se abrocha en el lateral. Un tema aparte es el uso de cinturón con tiradores, supera el mal gusto, no se admite bajo ningún concepto usar ambos accesorios. 

—¿Todo esto se perdió?

—Por mucho tiempo se perdió en la Argentina, volvieron a ser usadas en pequeña medida por algunas marcas para comunicar un estilo de vida pero no siempre son exactos en el uso. Hay un buen uso de estas reglas cuando vemos una ceremonia real europea, por ejemplo. La saturación de la moda genera eso, volver a lo que en un momento funcionó. La persona que busca vestirse a medida con un sastre, en gran parte lo hace porque recuerda que su papá, tíos o abuelos lo hacían, la nostalgia juega un papel muy importante. No me extraña cuando alguien me escribe para contarme que recuerda la ceremonia de acompañar a su padre al sastre, ese momento de intimidad del que te hablaba más arriba, ese ida y vuelta del cliente con el sastre es algo que quedo grabado en muchas personas que hoy tratan de revivir viejas costumbres del buen vestir masculino.  

—¿Qué tipos de telas se usan para las camisas de alta costura?

—En su mayoría son algodones, donde el más caro es el egipcio. Luego depende de cómo fue desarrollado el hilo, si se trabajó con uno o dos cabos, continuos o no, eso va a dar la calidad de la tela, la durabilidad tiene mucho que ver. Luego existen sedas y linos, sin dudas estas últimas opciones consideradas de lujo. Existen muchas combinaciones como modelos posibles de camisas también. 

La camisa también posee un código para su uso. Muchos detalles se conjugan para lograr la camisa perfecta para cada cliente. Ancho de solapa según el tipo de cuello,  tipo de puño, botones, cruce con terminación a la vista o invisible, largo, ojales y el color de la tela o el diseño son algunos de los puntos a tener en cuenta al diseñar una camisa.

—¿Cómo hacemos para usar trajes de estación en Corrientes? 

—Ahí hay una gran diferencia con la sastrería industrial, con una tela que tiene poliéster, que genera demasiado calor en verano. La sastrería artesanal requiere pagar un costo diferencial para comprar telas de muy buena calidad que te permitan su uso durante todo el año o gran parte del mismo.  Las telas de sastrería son de pura lana, aunque suene raro, la lana tiene una cualidad única que te permite que el tejido se aireé durante el verano y en épocas de invierno actúa con su cualidad de protegerte del frío.

Es posible vestirse con telas de lino que son conocidas por ser telas frescas o sacos de medio forro, esto permite que el aire pase libremente por la tela. 

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