¡Buen día! “Tener fe es construir sobre lo que sabemos que está aquí, para poder alcanzar lo que sabemos que está allá”. Dicho así, este pensamiento de Cullen Hightower parece simple; no lo es, por lo menos en la realidad concreta.
Nos lo dice una plegaria de José Correa titulada “Señor, no siempre es fácil creer”:
“No se trata solo de aceptar las verdades que se recitan en el ‘Credo’. Se trata de creer en ti, de tal manera que te confíe todo mi ser.
Que ponga mi vida en tus manos, que me abandone en ti, como quien da un salto en la noche, porque sabe que hay unos brazos que lo van a recibir. Hay épocas en que la fe ha sido fácil. Cuando era niño tenía una fe ingenua, pero auténtica. En diversas épocas de mi vida la fe me ha iluminado como ilumina el sol.
Pero en otras épocas parece que el cielo se nubla, el sol se oculta, todo se pone gris y frío. Parece que tú no existieras.
Tú no estás al alcance de la mano. Nadie te puede aprisionar. No se te puede comprar ni dominar. No podemos poseerte, como se posee una esposa, o un hijo que se puede ver, tocar, abrazar.
Sin embargo, tú estás presente en todo cuanto existe. Particularmente en lo más profundo de nuestro corazón.
Pero, a veces, tan silencioso y quieto que pareces ausente. Casi como un ciego que intuye la presencia de alguien a quien no ve.
Señor, en esos momentos en que la fe se nubla, te pido como el hombre del que nos habla san Marcos: “Creo, Señor, pero ayuda mi poca fe”.
Dame esa fe que da sentido a la vida, que proporciona paz, alegría, esperanza, esa fe que descubre tu presencia, que me descubre tu amor”.
Y no olvidemos que, en el pensamiento de Evely, “la fe es pobreza: no tener plena luz, sino la luz suficiente para poder soportar la oscuridad”.
¡Hasta mañana!