El chamamé se viste de duelo ante la partida del acordeonista Roque González. Su salud ya venía quebrantada, falleció ayer a la edad de 86 años. La confirmación llegó por parte de su médico de cabecera y director del Hospital Vidal, el Dr. Horacio Sotelo. El deceso se produjo a las 7 de la mañana, tras pasar varios días internado en terapia intensiva con respiración asistida producto de una neumonía.
Hace unas semanas atrás había surgido una confusión sobre su salud, el historiador Pedro Zubieta confirmó su partida a través de Facebook y de la página Fundación Memoria del Chamamé. Zubieta recolectó la historia del acordeonista publicando su libro “Así es mi chamamé” en septiembre del 2014. En él hace un repaso profundo sobre su actividad artística, contando anécdotas de primera mano. “Estamos con una tristeza enorme, era un hombre grande, nos había dado un par de sustos, es como de la familia, estamos ante la pérdida de un hombre extraordinario en muchos aspectos, realmente un verdadero ejemplo de chamamé, por su sencillez, por su correntinidad, era el chamamé en muchos sentidos de la palabra”, afirmó.
Coquimarola comentó que “con Roque teníamos una vida en común, era como un padre porque compartimos muchas cosas, él con mi papá y después con nosotros. Inclusive hace unos años vino a grabar un disco conmigo, estamos muy consternados”, finalizó.
Roque Librado González nació en el paraje Paso Martínez, en el departamento de San Luis del Palmar, provincia de Corrientes, el 20 de julio de 1934. Sus primeros pasos en la música fue con la guitarra, para luego ejecutar el acordeón, instrumento que lo identificaría de por vida, ya que proviene de una familia de músicos aficionados, tanto su padre como hermanos ejecutaban el instrumento. Sus primeros pasos fue en el conjunto “Iverá” dirigido por Chito Morales.
Fermín Ybarra, historiador y difusor chamamecero nos comentó: “En 1982 en un homenaje a Tránsito Cocomarola en el Teatro Vera, lo convencimos de que toque con sus excompañeros, porque él no quería hacerlo, le hablamos y subió al escenario con Cáceres, Almeida, Ireneo Ramírez, Juan Ayala y su contrabajo, Roque sólo con su acordeón, sin bandoneón. Isidro Luciano Prado hizo una silueta de madera con unas manos salientes y ahí pusimos el bandoneón de Coco. Integró la agrupación de Tránsito Cocomarola desde el año 1956 hasta 1974. Grabó 43 temas de su autoría entre los que se destacan “Siete árboles”, “Marejada”, “Las parejas”, “La apuesta”, “Las comadres”, “Puerto corazón”, entre tantos otros y en 18 años ininterrumpidos compusieron con el Taita seis temas como “El picador” y “Florito Quintero”.
(*) Colaboración Guido Rodriguez