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Soledad familiar - Por José Ceschi

Por El Litoral

Sabado, 14 de marzo de 2020 a las 01:03

¡Buen día! “No es bueno que el hombre esté solo”. En el capítulo 2 del Génesis esta expresión aparece en boca de Dios, para justificar la creación de la mujer. Estas mismas palabras constituyen el título de un libro de Alfonso Vergara que quisiera recomendar.
“En su lenguaje simbólico y profundo -escribe el autor- la Biblia nos da cuenta de una situación de soledad que revela la esencia de todo ser humano, que es un ser en relación que postula siempre la presencia de otro ser que lo acoja y complemente para desarrollar su propia identidad. A cada paso de la existencia se detectan esos huecos de soledad que hay que llenar con verdadera sabiduría para que la vida tenga sentido y plenitud. Muchos viven en la penumbra de una soledad triste o malsana, porque se acostumbraron a ella. Ni siquiera sospechaban que existieran grandes espacios vacíos del alma, como las habitaciones cerradas de un viejo caserón abandonado. Sólo ocupan un pequeño recinto de sí mismos: aquel que da a la calle donde se instalan a tomar un poco de sol y ver pasar la gente, sin esperar que nadie golpee la puerta y entre a visitarlos o a alojarse con ellos.
Estas situaciones de incomunicación se introducen en las mismas familias. La esposa ignora, muchas veces, los miedos e inseguridades que acometen a su marido con motivo de su trabajo: siempre se ha mostrado muy tranquilo y seguro de sí mismo. Este, a su vez, no ha descendido nunca a la zona de desaliento que consume a la mujer quien no se siente reconocida y apreciada en su trabajo doméstico al que se le ha borrado el precio por no ser remunerado. Ninguno de los hijos había presentado jamás un problema. Pero un buen día, uno de ellos vuelve a casa dejando una notita: “Salí de viaje, no me esperen”. Ya nunca más volverá a sentarse a comer en la mesa familiar. Nadie había notado que hacía mucho tiempo que ya no estaba y que había partido mucho antes de hacer su maleta… Como todos padecemos soledades, debido a circunstancias diversas, conviene siempre buscar espacios -tiempos y lugares- para compartirlas y superarlas. 
¡Hasta mañana!

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