El artesano correntino que pidió ayuda para trabajar a través de un mensaje que se hizo viral, se mostró agradecido con el gesto de la gente que le encargó obras y reveló que recibió casi 8.000 mensajes.
“Gracias a las 7.600 personas que me mensajearon y me siguen mensajeando, trataré de cumplir con todos. Si no contesto es porque todavía tengo 2.870 mensajes de WhatsApp sin abrir”, comentó.
Se trata de Jorge Espinoza, un hombre que envió un mensaje de voz a un amigo para pedirle que publique en las redes sociales sus trabajos de madera para poder subsistir durante el aislamiento obligatorio, que le impidió generar ingresos para cubrir los gastos de primera necesidad.
El pedido de ayuda, lanzado desde la localidad correntina de San Luis del Palmar, se viralizó y recogió en poco tiempo miles de encargos de las tablas de madera personalizadas que realiza para cortar carne.
A través de un mensaje de Facebook en la cuenta de El Litoral, Jorge Espinoza manifestó su agradecimiento “a Dios por haberle tocado su corazón a cada uno, por ayudarme a que pueda volver a trabajar como siempre lo hice”.
En el mismo mensaje mencionó que cuando realizaba sus ofertas a través de los grupos de compra-ventas de Facebook tuvo constantes problemas de hackeos y denuncias como spam, por lo que la red social lo bloqueó incontables veces.
“Gracias a todos mis amigos de corazón, gracias a todos ustedes estoy trabajando otra vez. Gracias de corazón”, dijo en su mensaje.
El mensaje
“Estoy desesperado, hace cuatro días no comemos carne, estamos a base de polenta y chipá cuerito”. Con ese tono, el pedido de ayuda de un artesano correntino se viralizó esta semana y desde WhatsApp pasó a las redes sociales para convertirse en un masivo pedido de trabajos, en un taller que de un stock de 30 tablas para cortar carne pasó a 2.000 pedidos.
Se llama Jorge Espinoza y vive en San Luis del Palmar, a 24 kilómetros de la Capital. El martes envió un mensaje de voz de WhatsApp a un amigo para que publique en las redes sociales sus trabajos en madera, porque su familia no tenía para comer.
“No tengo ni para el pan, todo lo que tengo en mis manos son 16 pesos”, expresó Jorge en el mensaje. “Ya no sé qué hacer hermano, los artesanos no tenemos permiso para salir a vender”, se lamentó.
Su delicada situación tuvo un giro inesperado tras la publicación de la oferta en Facebook y en poco tiempo su pedido atravesó varios puntos del país.
“Hace nueve años me dedico a esto y no pensé que en dos horas podía levantar más de 2.000 pedidos”, manifestó Jorge en diálogo con el programa “Corrientes en el Aire” de Radio Mitre.
El artesano contó que “estaba pasando una situación bastante crítica, no todos recibimos la ayuda del Gobierno, yo no pude cobrar eso, que iba a ser una gran ayuda”.
Su esposa, quien quedó varada en Buenos Aires cuando se dispuso el aislamiento obligatorio, tampoco obtuvo el subsidio por ser beneficiaria de la pensión para madres de siete hijos.
“Fue una situación bastante caótica para mí porque me encontraba entre la espada y la pared, ya no sabía qué hacer”, dijo Jorge al programa radial.
“Tenía 30 tablas preparadas pero esto me superó, estoy hablando con los aserraderos para que puedan ayudarme”, sostuvo.
Sus tablas de asado son fabricadas con madera dura, de urunday, quebracho, lapacho y mora. Miden 28 x70 centímetros y son personalizadas.
“Estoy tratando de organizarme para poder venir de lunes a viernes en dos turnos (a Corrientes) para evitar que se concentre la gente”, comentó, en sintonía con la necesidad de conservar el distanciamiento social preventivo, justamente el que lo puso en la difícil situación económica.
El trabajador dio a conocer además que participó y quedó seleccionado en el Concurso Nacional Potenciar, un programa que provee kit de maquinarias para personas mayores de 40 años que se encuentren sin trabajo y puedan llevar adelante un emprendimiento.
Mientras tanto las herramientas que más necesita para trabajar en los pedidos son torno y sierra sin fin. Su número de celular es 379 4788112 y tiene previsto llegar a Corrientes para exponer sus artículos en el playón del estacionamiento del Hospital Pediátrico “Juan Pablo II”.