Contador público
La semana pasada, el Gobierno argentino presentó su propuesta de canje para unos USD 66.000 millones de deuda externa bajo ley extranjera, la cual incluyó una quita de intereses del 62%, un período de gracia de tres años y un recorte de capital del 5,4%. Acorde a esta postura, esta semana comenzó la cuenta regresiva para lograr un acuerdo dado que confirmo el no pago de los USD 500 millones en concepto de intereses de tres bonos globales, esto significa que se abre un período de 30 días (hasta el 22/05) para que la Argentina logre un acuerdo valido para no caer en default.
Por un lado, el ministro Martin Guzmán ratifico que “es lo que hay”´, como postura rígida de una estrategia negociadora y fundamentando en que es la única forma de que la Argentina honre su deuda y la pague sostenidamente en el tiempo. Los comentarios del exterior no tardaron en llegar, expresando malestar y exigiendo un mayor esfuerzo al ministro porque en estas condiciones no es atractiva la oferta presentada, y no faltó quien dijera que “el FMI se haga cargo de una parte” y así cerrar el acuerdo.
Otro comentario que ha llegado es que “el Gobierno no nos paga absolutamente nada en los próximos tres años”, solicitando un endulzante, un atractivo en efectivo que sume voluntades para lograr un mayor porcentaje de aceptación para lograr el acuerdo. Así también, brindaría un poco más de tranquilidad la presentación de un plan económico, monetario y fiscal acorde a la propuesta de cómo el Gobierno piensa ir desembolsando dinero para cancelar sus pasivos.
Entre otros comentarios, se lo acuso al Gobierno argentino de hacer una oferta unilateral y sin negociaciones de “buena fe”. Por lo tanto, no sería aceptada la propuesta, en cambio, otro grupo soslayó: “Vamos a colaborar con la Argentina con el fin de diseñar un marco para la reestructuración de la deuda que la comunidad internacional de inversores pueda apoyar”. Pero también reclaman una participación activa y realista para generar el desarrollo sostenible que necesita.
En el escenario local, se escuchan rumores sobre que el Gobierno debería hacer un poco más de esfuerzo en mejorar alguna que otra cláusula de la oferta de canje presentada para seguir en carrera y no caer en manos de los conocidos fondos buitres que ya están mirando de reojo esta negociación.
En otro orden de ideas, muchos se preguntan cuáles serían los efectos de caer en default, y como respuesta a ello, casi de manual, se puede decir que la Argentina ya no tendría la posibilidad de acceder a un financiamiento externo de ningún tipo, (en el último default se tardó 14 años), viéndose afectadas todas las estructuras economías, nacionales, provinciales y municipales, empresas y familias, una historia ya conocida por todos los argentinos. Otra de las consecuencias radica en que deberá elegir entre tres variables para poder seguir adelante: recortar el gasto público, aumentar los impuestos y financiarse vía emisión de pesos (ya lo hace por medidas de emergencia económica).
Como vemos, tenemos días cruciales por delante, donde queda un final abierto, donde vemos que el Gobierno parecería hacer todo lo posible para lograr el acuerdo.