Desde que comenzó la cuarentena cayó el consumo de panificados, sobre todo en las panaderías del centro que sienten la disminución del movimiento de transeúntes.
“Nosotros trabajamos normalmente porque vendemos productos de primera necesidad, pero durante la cuarentena la demanda bajó mucho. Esto se notó sobre todo en las panaderías del centro porque no había administración pública, ni escuelas, ni judiciales en los meses de abril y mayo. Ahora el consumo sigue siendo moderado. En los barrios, en cambio, las ventas se mantuvieron un poco más, pero aun así ninguno tuvo ganancias extraordinarias en estos meses”, expresó a El Litoral el referente de la Asociación de Panaderos, Juan Vamvakianos.
Sucedió también que el consumo se centralizó en los productos básicos, como pan francés o miñón. “El chipá pasó a ser un lujo, la gente fue descartando los panes que no son tan necesarios para su dieta”, señaló Vamvakianos.
Por el momento, desde el sector descartan subas en los precios, sobre todo porque sería imposible mantener las ventas.
De todos modos, en el mercado se puede detectar una importante disparidad de precios, dado que en algunos lugares el kilo de pan se consigue desde $60, pero en otros negocios ronda los $80 y en algunos supera los $100.
(MS)
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