“Se puede observar, a través de los elementos que configuran esa ofrenda, que podría ser un trabajo de apertura de camino, para conseguir dinero o empleo. Normalmente, está asociada a una deidad que tiene el atributo de despojar los caminos truncados”, explicó a El Litoral el profesor Axel Galarza, especialista docente en políticas socioeducativas. A partir de la información que le brindó este diario, el profesor pudo analizar el hecho.
A las 3 de la madrugada de ayer ingresó un aviso a la policía de que había fuego en la puerta de un local comercial, ubicado en la avenida 3 de Abril y calle La Rioja. Hasta allí llegó el móvil de la Dirección de Investigación Criminal (DIC), que verificó el fuego y llamó con urgencia a los bomberos de la Policía. Hasta entonces no notaron lo que les sorprendería luego.
Al escuchar el alerta de la Policía, se hicieron también presentes los bomberos voluntarios. Intentaron abrir la puerta con barrotes, pero como no pudieron, decidieron arrojar agua por las rendijas.
“Usualmente esas ofrendas tienen su ‘despacho’ en lugares donde hay circulación de dinero, para que la persona que pide pueda conseguir empleo o sustento monetario. Es normal encontrar en la ciudad ese tipo de trabajos porque cualquier hijo de la religión lo hace”, argumentó Galarza.
A simple vista el fuego del negocio parecía provenir de un cesto de basura. Los bomberos comenzaron a tirar agua por debajo de la puerta y lograron apaciguar el incendio. Entonces pudieron identificar a una gallina sobre una maceta con tierra, varias velas sumergidas en esa tierra, y alrededor manchas de sangre, y un melón que no fue alcanzado por el fuego.
Mediante los videos y fotografías, Galarza pudo significar estos elementos: “Generalmente las ofrendas están compuestas por velas rojas, que es el color prototípico de la deidad, la gallina que es el sacrificio, y puede estar acompañada de frutas, bebidas, pororó o maní, sobre una tela o papel rojo”, aseguró el profesor a El Litoral.
Incertidumbre
El hijo del dueño y su novia, que viven atrás del negocio, aparecieron al momento con las llaves para ingresar por la puerta trasera del lugar. Pero para hacerlo, pidieron compañía de la Policía por miedo a encontrar a alguien en el local.
Enseguida se comenzó a hablar de “gualichos” malignos, pero Galarza lo descartó: “No es nada malo, ni con malas intenciones, y suele dejarse en los lugares donde hay circulación. Las velas pueden no estar bien ubicadas y ocasionar el incendio, por lo que no es aconsejable que la gente lo haga en lugares cerrados”.
Luego de revisar todo el local, no encontraron nada más fuera de su lugar, y tampoco encontraron a nadie. Las vidrieras estaban intactas y aún no se pueden explicar las incertidumbres que dejó la gallina quemada.
El profesor descartó que las gotas de sangre halladas pertenezcan a un humano. “Para la religión umbanda, la energía no es buena ni mala, sino que depende de las acciones de las personas. Es verdad que existen y se hacen trabajos para hacer el mal, pero si la intencionalidad fuera mala, el ‘despacho’ sería en otro tipo de lugar, como un cementerio, y con otras características”, cerró Galarza.