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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La pandemia es igual a muerte

Por Hugo Raúl Benjamín González

Especial

Abogado

DNI N° 10.035.002

Querido amigo y colega Dr. Mario Midón: previo a manifestarle lo que pienso de su nota escrita en el diario El Litoral publicada el 12 de agosto de 2020, quiero que sepas, como amigo y como colega, que te reconozco como un gran ser humano y abogado, con una excelente formación académica, especialmente en lo que hace al Derecho Constitucional. 

Dicho lo precedente, paso a decirte que no comparto el criterio que expresas en la nota de referencia en cuanto a los Decretos de Necesidad y Urgencia dictados por el presidente de la Nación, Alberto Fernández, y que de manera alguna son restrictivos del derecho a la libertad; muy por el contrario, todas las medidas adoptadas para combatir la pandemia del coronavirus tuvieron como objetivo básicamente proteger la salud de los ciudadanos con una cuarentena rígida, a partir del día 20 de marzo de 2020, como forma de ganar tiempo para, en caso de persistir los contactos-contagios, tener un mejor sistema de salud, y fue mediante esas medidas que se duplicaron las camas en distintos hospitales públicos y al mismo tiempo se fueron consiguiendo insumos básicos para cura y protección de pacientes y personal de la salud, que el país no los tenía y por eso en un momento se destacaron los más de ocho vuelos a China para importarlos. 

La cuarentena fue transcurriendo y siempre el señor presidente sostenía que la batalla no estaba ganada y que había mucho trecho para terminar con el terrible virus. Lamentablemente comenzaron los sectores anárquicos y desestabilizadores a manifestarse a favor de la anticuarentena, que en su gran mayoría representan a los sectores sociales porteños privilegiados, que negaban al virus, que era mentira lo de las muertes, que era un invento, y para ello contaban con la inestimable colaboración de medios periodísticos que tergiversaban la realidad.

A partir de esos hechos, muchos comenzaron a desobedecer y después, incluso, vastos sectores de la población se relajaron y los funcionarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires procedieron a flexibilizar aún más la cuarentena con actividades que evidentemente eran muy riesgosas para la salud de terceros y, más aún,  comenzaron a operar los clandestinos e irresponsables con fiestas, casamientos, reuniones, sin guardar el distanciamiento, como los recitales de música electrónica, e incluso muchos funcionarios en distintos puntos del país violentaron flagrantemente la cuarentena. 

Mario, te quiero expresar que lo que tú analizas es para épocas normales, pero el país en estos momentos está viviendo una catástrofe, al igual que toda la humanidad, y por ello, ante circunstancias excepcionales o extraordinarias, se deben adoptar también medidas extraordinarias para tratar de combatir una enfermedad que mata y se propaga fácilmente.

Los DNU dictados por el señor presidente de la Nación fueron dentro de ese contexto de catástrofe sanitaria, con consulta a todos los gobernadores, conforme al artículo 99 - inciso 3 de la Constitución Nacional, que avalan su conducta en cuanto se cumplimentaren todos los recaudos formales. Por eso no son inconstitucionales, muy por el contrario, le atribuyen valor supremo al derecho a la vida, pues sin vida no hay libertad, como falsamente siempre se pregona. Como ciudadano, hasta el momento no he sentido ninguna restricción de libertad, pero mi conducta social actual es protegerme para proteger a los demás, salvo los irresponsables que están al margen de la ley. También esta pandemia demostró que la dicotomía economía o salud no existe, pues la economía de un país enfermo no puede de ninguna manera tener una sana o pujante economía; el mayor ejemplo es Estados Unidos, donde el PBI cayó en forma récord un 34 % en tan solo cinco meses de la pandemia y con récord mundial de contagios y muertes, y Brasil en igual situación.

Una prueba irrefutable de la conducta de los anticuarentena, o mejor dicho, los anárquicos, es que decían que el presidente estaba enamorado de la cuarentena, que el virus era un invento, que no existían los contagios, que era una gripeciña, que los científicos gobernaban el país, o la “infectadura” y muchas otras barbaridades, como que “el que tenía que morir, que muera”.

Lo cierto es que esas marchas anticuarentena fueron las que dispararon los contagios que tienen epicentro en la ciudad de Buenos Aires y en provincia de Buenos Aires. Cuando el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires se refirió a que había que cuidar el Amba, porque si se propagaba la infección las provincias iban a sufrir las consecuencias, lo acusaron de atemorizar a la población, pero hoy sus dichos  son una realidad, más la pésima experiencia de la provincia de Jujuy.

Los argentinos debemos aprender de lo que ocurrió en otros países, incluso de los llamados del primer mundo, donde las muertes son escandalosas. Una experiencia de los negacionistas la dan quienes convocan a desobedecer las medidas de los distintos gobiernos, tanto nacional o provinciales, que lamentablemente fallecieron y luego sus familiares, a destiempo, salieron a pretender justificar sus conductas. En el día de la fecha, mientras estoy redactando la presente nota, me enteré de que el famoso escritor e intelectual Sebreli, quien negó el virus, el contagio y convocó a la desobediencia civil, dio positivo de covid-19 y se halla grave, dada su edad. 

Finalmente, Dr. Mario Midón, creo que tu nota parte de un gran equívoco: el contexto de la pandemia del coronavirus es muy grave y complejo, y quienes tienen la responsabilidad de gobernar son quienes están en el frente de batalla y, en general, las medidas y protocolos son implementados bajo asesoramiento de científicos, que incluso no conocen muchas cosas de este virus y además todavía no hay medicamentos concretos para el tratamiento de los enfermos. Lo único que nos puede salvar es la vacuna. Los instrumentos legales que hacen al combate de la pandemia fueron dictados  con todas las formalidades legales y el tiempo oportuno. No es posible, en plena catástrofe sanitaria, que se dé una intervención previa al Congreso de la Nación para que dicte una normativa especial, porque las medidas urgentes y necesarias tienen la regulación de instrumentos legales previstos en la Constitución Nacional.

A pesar de no tener la misma ideología, felicito la actitud férrea y pertinente del gobernador de la provincia de Corrientes, Gustavo Valdés, quien ha priorizado la salud de los correntinos, porque, de lo contrario, hoy seríamos Jujuy, debido a que la infraestructura sanitaria de la provincia es insuficiente para contener al covid-19, y por ello nunca me atreví a pensar que se estaba restringiendo el derecho a la libertad cuando se aíslan barrios o edificios ante la presencia de contagios.

Por lo expresado es que la nota del doctor Midón pretende incursionar en el aspecto legal que, estimo, no es lo esencial. El problema es sanitario y social, y por lo tanto se trata de la peor catástrofe humanitaria mundial. Los ciudadanos debemos pretender la flexibilización de la cuarentena, pero para ello se debe adoptar el comportamiento adecuado en relación al extremo y difícil momento en que vivimos. 

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