Hay una unión mística entre el lapacho y el dorado. Una cuestión de entusiasmo de antaño plasmada en una creencia popular que afirma que apenas se vislumbran las primeras flores rosas del árbol, el “tigre del Paraná” comienza su acecho. En toda la rica costa ribereña de Corrientes, no es una creencia, es un dogma, y en sus inicios, los torneos de pesca deportiva se regían por esta norma.
“Cuando florece el lapacho, es señal de que llega el dorado”, perora el refrán litoraleño.
“Acá en la zona la gente cree. Tanto, que los torneos de pesca del dorado se comenzaron a hacer con ese indicador. La gente prepara sus embarcaciones a la espera de que florezca el lapacho, porque creen que se vienen los dorados. La creencia se mantiene”, dice Omar Yung, de Yahapé.
“Este año el lapacho comenzó a florecer antes, para mediados de julio. Fue algo extraño, pero apenas se vieron las flores, los dorados comenzaron a salir. Yo creo, me cargaron esta creencia cultural y creo. Son costumbres que se respetan”, agrega.
La cuestión trascendió la temporalidad y sigue instalada no solo en los lugareños. “Desde que arranqué a pescar, la teoría está instalada. Florece el lapacho y comienza el pique del dorado”, aporta Jorge Gergoff, empresario y propietario de cabañas en la zona.
Otra creencia popular refuerza la teoría. “Yo conozco otra: cuando florece el lapacho, se terminan las heladas. Aunque la realidad muestra otra cosa”, comparte Carlos Bacque, director de Recursos Naturales de la Provincia.
Los lapachos pertenecen a las especies proterantes, es decir, a los árboles que florecen sobre sus ramas desnudas, antes de que broten las hojas. Por eso, desde mediados de julio se pueden disfrutar las primeras flores rosadas o blancas. Guarda directa relación con las altas temperaturas de la zona, como el dorado, pez que ama las aguas cálidas.
El árbol tiñe de rosa las costas cuando aparecen los primeros calores, señal de que el invierno comienza a dar paso a la primavera. Señal de que aumenta la actividad de los tigres del río. Se inician las migraciones y se forman cardúmenes que incrementan las posibilidades de pescas exitosas. Es una muestra natural.
El nombre científico del lapacho es Handroanthus impetiginosus y puede crecer hasta los ocho metros de altura. Florece entre julio y septiembre, antes del rebrote.
Se considera que este tipo de árbol es, además, más resistente a la contaminación del aire. En otras regiones se lo aprovecha como madera y con fines medicinales. El lapacho es utilizado en prescripciones anticonceptivas, así como también para tratar dolores musculares, tos, anemia e indigestiones
En oriente, el lapacho rosado es también llamado tajibo. Está presente en todo el oriente de Bolivia, pero también se ha adaptado a los valles. Se estima que es un género que comprende un centenar de especies de árboles nativos, que se extienden desde países como México y Paraguay, hasta Argentina.
La flor de lapacho es la flor regional del Gran Chaco; embellece cualquier lugar con sus flores de un rosado intenso.
Países como Venezuela y Paraguay lo han declarado su árbol oficial.
Calendario: las flores rosadas de invierno indican el fin de un ciclo y el principio de otro ciclo, que los fríos helados ya pasaron, una señal para empezar a seleccionar las nuevas semillas de maíz; para comenzar las siguientes siembras.
Descripción: el lapacho va creciendo de a poco; llegan a crecer hasta los 30 metros de altura; no tiene apuro en desarrollarse, esto hace una madera resistente, dura; recién a los 7 años florece.
Corrientes
En la ciudad, hasta el año pasado, había 1.770 árboles autóctonos nuevos, de los cuales 182 eran lapachos. En 2018 se plantaron 104 ejemplares. La ciudad debe su imponente postal rosa de cada primavera a Higinio Schiffo, por entonces director del área de Parques y Paseos de la Municipalidad de Corrientes, tuvo la idea, en el año 1951, de poblar el ejido urbano de distintas especies de árboles, entre ellos, el lapacho.