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¿Nos estamos rodeando de chatarra abundante e inútil?

La obesidad mental (término que acuñó Andrew Oitke, de Harvard U.) hace referencia al hecho de atiborrarse de “información chatarra”, abundante e inútil. Aquí trabajo con este concepto, no me refiero al obeso como lo conocemos, como enfermedad, sino como metáfora.

Por El Litoral

Jueves, 09 de diciembre de 2021 a las 03:17

Por M. Javier Arecco 
Profesor universitario, autor de varios libros y artículos sobre recursos humanos, liderazgo y cambio organizacional. Licenciado en Recursos Humanos, magíster en Psicología Organizacional, coach internacional. Especial para El Litoral

Hace algunos años la humanidad tomó conciencia de los riesgos del exceso de gordura física por una alimentación inadecuada y sin reglas. En nuestras vidas, este concepto se está instalando, nuestra sociedad tiene más de preconceptos que de proteínas, intoxicada tanto por exceso de hidratos de carbono, como por exceso de preocupaciones, estrés, ansiedad etc.
La gente se vició de estereotipos, juicios apresurados condenas por conclusiones precipitadas, comidas rápidas, todos opinan.
Los influencers son los nuevos cocineros de esta comida fast-food intelectual, son los editores son las nuevas filosofías y estos solo se alimentan de cadáveres de reputación.
Los noticieros son hamburguesas espirituales y las revistas son panchos de imaginación.
La familia y la escuela son ahora caldo de cultivo, ya que cualquiera sabe que no puede alimentarse solo de dulces y chocolates, pero les damos a nuestros hijos dibujos y videojuegos.
La familia esta discutida, la tradición olvidada, la cultura se vulgarizó, el folclore en caída libre, y el arte parece inútil. Todos opinan sobre educación y ni siquiera la poseen. 
Cuando hablamos de obesidad me resuena y he visto esta conducta del tomar, el tener, el guardar, el tragar, el ocupar espacios de poder, la presencia como obsesión, posesión, inmediatez de la satisfacción, o placer, la búsqueda de satisfacción afuera, nos lleva al desequilibrio, a la distorsión, al buscar y poner la energía afuera, a lo inmediato, a la propaganda sin profundidad, a la moda, a lo que me venden, esto lo tomo tanto en lo material como así también en lo teórico, en las ideas y pensamientos tomamos lo que me venden y es rápido. Produciendo brechas, grietas por incultura e insensibilidad, y todos opinamos. 
El hombre común moderno está, entonces, gordo en su razonamiento, gustos y sentimientos, se experimenta gordo en el trabajo, en la política, en la sociedad también veo esta enfermedad proliferar por las redes sociales, llena de angustia, estrés y ansiedad.
Parece que necesitamos todo ya, tenemos gula intelectual, pero esto en vez de nutrirnos nos aumenta la insatisfacción, ya que no es nutrición sino solo gula intrascendente y llega de ego.
Vivimos la vida de microondas, pareciera que tenemos relaciones de microondas en donde todo es rápido y violento, ya no sabemos si nosotros inventamos el microondas o si este nos inventó a nosotros.
Esta comida rápida son problemas, insatisfacciones y queremos más, cada vez con más voracidad. No sé lo que quiero, pero lo quiero ya, diría la canción y esto me conduce a la inmediatez como modelo de vida. Pero no es el poder del ahora, es solo el poder de lo inmediato y veloz.
El obeso no sabe que es obeso, ¿cuándo se es obeso?  Por eso es negador, no se reconoce gordo, y le echa la culpa a los demás, “no sé por qué estoy gordo si como solo una lechuguita”, “a mí eso no me pasa”, “yo me cuido, pero ustedes me hacen engordar”, “yo engordo por su culpa”… Escuché a varios jefes encerrarse en este paradigma.
Pero somos gordos por insatisfacción intelectual, por falta de proyectos, por matar las utopías, por dejar de soñar, por dejar de movernos, por dejar de ejercitarnos, por comer mal y sin sentido todo lo que la vida nos pone delante. Por no sabernos lindos, deseados y queridos. Somos el consumismo.
El gordo se siente mal porque no está en equilibrio psicofísico, ya que cada vez tenemos más carencias que queremos suplantar por comida.
No quiero con esto criticar al obeso como enfermedad, sino al obeso social, a la sociedad obesa y al liderazgo obeso.
Hay que cambiar de hábitos: no acuerdo con el hábito cuando este se hace automáticamente hasta ponernos en automático, de este modo pierdo conciencia de presente.
Pero de todos modos podemos, sin ser fundamentalistas, considerar algunos hábitos saludables 
Tener pensamientos saludables. Porque todo depende de todo. Esto nos lleva a tener paz mental cuando me siento agradable conmigo mismo.
Tener envidia sana y no de la otra. Porque todo lo que uno da a otros se lo da a sí mismo. ¿Quiero que me vaya bien? ¿O de verdad quiero que me vaya mejor que al otro?
Tener una disciplina alimentaria. Porque el reconocimiento no está allí. 
Ejercitar nuestra paciencia y confiar, porque no es tan fácil que las cosas te salgan mal.
Descansar la ambición. Porque también es importante la introspección.
Ser agradecidos. Porque no todo es mérito nuestro, es mérito también de estar en armonía con lo demás, con los demás.
Volver al sentido de la voluntad y la palabra dada. Porque tenemos valores. Porque somos nuestro compromiso puesto en el mundo, este compromiso que nos ayuda a prometer y prometernos algo que ocurrirá en el futuro que de no responsabilizarnos con esa acción de compromiso no ocurrirá.
Por eso se tu compromiso expuesto para tu futuro, convéncete de ello, y acciona en ese sentido, no te faltes el respeto.
Buscar el equilibrio deliberadamente. Para andar seguros, bien parados y no en puntas de pie. No está mal sentirte satisfecho con lo que tenés, con lo que lograste. 
Pasar por el filtro de las tres C: confianza, conciencia y compromiso. Como vimos en artículos anteriores, cada acción de tu vida para saber si está encaminada sobre el sentido que le quieres dar vos.
Lograr una actitud positiva. Porque es más fácil conectarse a lo negativo. No te enganches; existen muchas cosas por descubrir y ser feliz.
Darnos tiempo para pensar. Porque el tiempo no da marcha atrás. Esto aplica para los jefes o gerentes negadores obesos mentales que no saben lo que quieren, que meten ansiedad a la relación, que viven a mil y nadie entiende muy bien por qué. Que proyectan angustia, culpa y sin sentido.
Resolver nuestros conflictos lo antes posible. Porque todo limite puede ser una nueva guerra.
Escuchar en paz. Para poder liderar tu vida y tu equilibrio, escuchate.
A modo de síntesis propongo, dejar de consumir la chatarra de la vida, ya sean emociones, confusiones, información, alimentos, para poder vibrar alto. Para librarse del peso, adelgazar las presiones autoimpuestas, alivianar la mente. Dejar de rumiar el pasado y sacarnos presión por el futuro.
Propongo poder vivir sanamente con nosotros y los demás en nuestro presente y dejar de deprimirnos. Las adicciones pueden estar allí, solo tenemos que darnos cuenta, observarnos, saber decir basta a los que nos saca el poder. Intentar siempre el equilibrio y la armonía. Socialmente estables y objetivos. Les propongo ir al gimnasio de la ejercitación mental y adelgazar nuestra percepción de nosotros mismos y de nuestro poder.

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