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La economía e inflación, temas con una misma realidad: generan más crisis para el país

Es incomprensible cual coyuntura crítica del panorama económico y sin rumbo que se vive en nuestro país. Fundamentalmente, dada la inacción frente a números inflacionarios, que, sin duda, son muy preocupantes ante la indignante pobreza y desempleo en la Argentina.

Por El Litoral

Lunes, 01 de febrero de 2021 a las 01:07

Juan Alberto “Beto” Gómez 
Locutor, periodista de Corrientes
Especial para El Litoral
 

Tal vez la actual sea de las peores crisis económicas que se haya vivido en la historia de la Argentina. Alarmantes cifras y tan desalentador cuadro de situación. Es, quizá, la más cruel realidad que atraviesa y desgarra al país. Teñida a la sazón, por sombría situación inflacionaria galopante y donde, la grieta se acentúa cada día más. Para colmo, las medidas tendientes a contrarrestarla no terminan por acertar y ni siquiera sirve para poner coto a la escalada de los precios (con el combustible sin freno y aumentando de modo constante). La moneda peso es cada vez más devaluada. 
Sin control de nada, tal como lo aseveró semanas atrás, el propio Presidente de la Nación (sic). Sobre todo, es de por sí preocupante esta terrible decadencia que oscila las siete décadas ya. Pues nadie le ha sabido encontrar la vuelta a la rosca. En ello, han tenido que ver significativamente, en mayor o menor medida, los gobiernos de turno (mayoritariamente democráticos, anque también, hubo de facto-militar). Y todos han sido de fracaso absoluto debido a la deficiente política implementada. Salvo honrosas excepciones, los demás fueron corporativamente de total ineptitud, asociándolos con impunidad descomunal en cuanto a desmesurada corrupción. Es increíble además porque, apenas un siglo atrás, la Argentina llegó a ser el país granero del mundo. Y, teniendo uno de los mejores estatus que le ha valido ocupar un sitial de buen pasar de su economía, mientras el poderoso Estados Unidos se desplomaba con su gran depresión allá por 1929. 

Esa riqueza esfumada
¿Qué pasó para que se llegue a tan triste y escuálida situación en nuestra devastada Argentina?  ¿A dónde y cómo fue que emigró la riqueza de aquellos prósperos años y aun de los actuales? De más está decir que eso solo sucedió por connivencia, así de concreto. Claro que las respuestas, como los hechos, son bien conocidas. Tan simple, como ojos que se distrajeron y miraron hacia un costado por parte de funcionarios proteccionistas de turno, sin cumplir con su deber. 
Esa inmensa riqueza birlada, en muchos de los paraísos fiscales todavía sigue depositada en cuentas off shore. Allí, siendo ese su destino, está gran parte de la fortuna que literalmente sustrajeron del país.

Obras que no pudieron ser
Y quiérase o no aceptarlo, nos han privado a los millones de argentinos, de importantes inversiones en materia de salud, educación, rutas o generando fuentes de empleo tan necesarios, un minúsculo grupo de personas mal habidas, ocupando cargos políticos de importancia. En otros casos, valiéndose de testaferros como también de séquitos de terratenientes que curiosamente la justicia “ciega”, omite ocuparse del tema. El gasto público desde las pasadas décadas, aumentó del 20 al 50, porcentualmente hablando. 

Impuestos que asfixian
Los impuestos sistemáticamente ahogan a las pymes y micropymes generando desinversión y más desempleo. Pero sin embargo, financia a cientos de funcionarios de distintos rangos (a nivel nacional, provincial y municipal, más miles de legisladores y ediles (desde el regreso a la democracia en la Argentina en el año 1983), porque el sector privado es el que mantiene el exceso de la clase política. Súmele también exorbitantes séquitos de asesores y cuantos parásitos del Estado existen, como lobistas empresarios capitalistas prebendarios. Entre todos devoran, como aves de rapiña, la recaudación de nuestros impuestos y con las migajas emparchan las obras públicas.

Triste realidad
Esa es la realidad triste de nuestra querida Argentina. La que cada vez se muestra más anémica, imposibilitada de concretar grandes obras. Y seguirá siendo así y por décadas, desgraciadamente. Como nación, la Argentina ha involucionado en todo tipo de materias. No hay tampoco gestión que la encamine a desarrollos productivos o de crecimiento. 

Más políticos que en Europa
Hoy día, con un cuarto del PBI de Europa, la Argentina mantiene al triple de políticos que tienen los europeos. Y se les paga elevados emolumentos. Sueldos, que usted o yo, muy difícilmente como mortales laburantes comunes trabajando más de la mitad de las horas del día, apenas percibimos. Cobrando salarios menos del diez por ciento del de los haberes de los funcionarios de turno y legisladores. 
Todo esto es producto o consecuencia, literalmente hablando, de tanta pasividad de los argentinos de bien. En nuestra sociedad no progresa quien arriesga su capital creando fuente de trabajo, sino los políticos, quienes ocupan funciones en la Administración Pública (la gran industria de inescrupulosos funcionarios, muchos de ellos con procesos abiertos en la Justicia) como de aquellos históricos sindicalistas, quienes en conjunto y escandalosamente, siendo activos incluso, no pagan impuestos a la riqueza, mientras que los demás ciudadanos no gozamos de ese privilegio. Lo mire desde donde lo quiera ver, es incomprensible. 
Y, sin duda, repudiable considerando el alto porcentaje de niños y adolescentes carenciados lo que sumado,  además, a los relegados y olvidados jubilados, hace de la Argentina extremadamente más pobre aún. Claro que lo logran compulsivamente, creando más impuestos. Generando así, como es lógico suponer, más empresas cerradas y/o en el caso de las compañías multinacionales abandonando nuestro país para radicarse en otros. 
Esto provoca dejar más gente en la calle desempleada y pobre. Por estas razones es que desde mí parecer “los políticos no son necesarios como respirar democracia”, tal como alguna vez una diputada nacional, insistentemente, señaló en un debate televisivo y pretendió enfáticamente hacérnoslo creer. Y desde luego, jamás lo serán, a mí modesto entender. 

La gente está harta
La gente del pueblo, la ciudadanía que los vota, está harta de los políticos. De esos en general, que acuerdan para sí (entre gallos y medianoche) cuestiones e intereses verdaderamente vergonzosos, detentando abuso ilegítimo de poder conferido por el pueblo y en otros casos, con fuero parlamentario. 
Y si no, ¿explíqueme cómo se entiende que todos terminan siendo multimillonarios? Lisa y llanamente, porque los políticos, con su voracidad mezquina, “viven su propio mundo”, alejados o desconectados de las necesidades básicas del pueblo, pero sí en cambio, afanosamente buscando llevar siempre agua para sus molinos.
Los políticos han multiplicado por crisis y desventajas el tamaño del Estado por dos, mientras que elevaron el nivel de pobreza por tres en el último medio siglo.

Se puede revertir
No cabe duda de que ese oscuro presente se puede revertir. Llevará tiempo, pero cambiar para bien es lo más aconsejable. Como electorado que somos los ciudadanos, este y los venideros años de elecciones, tenemos esa gran misión. Es necesario que lo hagamos a consciencia y no ser jamás arrastrados por dádivas, a votar, pensando en las nuevas generaciones. 

Canasta básica y canasta alimentaria por las nubes
De acuerdo con lo dado a conocer por el Instituto de Estadística y Censos, la Canasta Básica registró 39,1 %, mientras que la Canasta Alimentaria se elevó al 45,5 Estos datos dan cuenta claramente del crecimiento en casi un 10 % por encima de la inflación registrado el pasado año. Con estas cifras alarmantes, hoy por hoy, la Argentina registra más de 20 millones de pobres. 

La inflación que han proyectado para este año
Para el presente año, la inflación que espera el Indec sería del 49,8 %. Increíble realmente. Pensar que países limítrofes y otros del continente, con igual o quizá peor situación económica, cuanto proyectan es apenas inferior al diez por ciento.

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