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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

El viaje

La artista correntina Gicela Méndez Ribeiro pisaba el 6 de octubre suelo japonés junto a los músicos Martín Sandoval, Gonzalo Aguirre y Sergio Tarnowsky. Fueron a esas tierras remotas para difundir la música que representa el nordeste argentino y países limítrofes como Brasil y Paraguay, el chamamé. La autora y compositora libreña se presentó en el Cosquín Japón 2017 que se celebró en la localidad japonesa de Kawamata, así como también en la Embajada argentina, en Nagoya, Fukuoka y en la ciudad de Tokio. 

Comer con hashi (palillos), probarse un kimono e intentar descifrar su gramática es parte de la aventura que Gicela experimentó en Japón. Pero más le asombró cómo sienten los japoneses la cultura folclórica argentina. 

La celebración de Cosquín en esas tierras siempre contó con música folclórica de la talla de la zamba o la chacarera, pero nunca el chamamé. Gicela y su grupo fueron a plantar esa semilla. “Pocas veces tenemos la oportunidad de que el chamamé tome este protagonismo, así que aprovechamos al máximo e intentamos promover nuestra música y costumbres lo más que pudimos”, comentó la encargada y embajadora cultural de llevar esta tradición a la “tierra del sol naciente”. Y quién mejor que Méndez Ribeiro, una artista cuya voz justamente no reconoce fronteras, para encomendar esta destacada patriada chamamecera. “Realizamos una hermosa presentación, todo fue vibrante, el cariño y el recibimiento de la gente, que cuando escuchó chamamé se emocionó”.  

La gira por Japón se completó con una presentación en la Embajada argentina en Japón, en “El tiempo iberoamericano”, un centro cultural de la ciudad de Fukuoka donde cantó Juan Luis Guerra y donde compuso “Una bachata para Fukuoka”.  

Otra presentación fue en el Café Dufi en Nagoya, producido por Papita Música, y el último en el famoso reducto del latinoamericanismo, en pleno Tokio, denominado “La lavandería”. “Emoción y felicidad, eso sentí; recuerdo una señora llorar cuando escuchaba chamamé, posterior al show me acerqué y le enseñé lo que representa el sapucay, le conté mucho más del chamamé y se maravilló”, recordó Gicela; “es muy fuerte lo que nos sucedió, es muy fuerte porque somos músicos independientes”. 

“No tenemos ninguna súper productora o un sello internacional, sino que somos nosotros mismos, fuimos a mostrar lo que somos con esto que hacemos”, comentó. 

(VAE)

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