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Rubén Bareiro Saguier o “la paloma de humo que levanta vuelo desde la mano”

Nació en Villeta, Paraguay, en 1930 y falleció en Asunción, en 2014. Poeta, narrador, ensayista, docente y abogado. Licenciado en Letras por la Universidad Nacional de Asunción; Doctor de Estado en Letras y Ciencias Humanas por la Universidad Paúl Valéry-Montpellier III. Sus poemarios son: Biografía de ausente (1964), A la víbora de la mar (1974) y Estancias, errancias y querencias (1982), Antología de Rubén Bareiro Saguier (1987). Algunos de sus ensayos: Augusto Roa Bastos; caídas y resurrecciones de un pueblo (1989), De nuestras lenguas y otros mundos (1990).

Por Rodrigo Galarza

Especial para El Litoral

Ni más de la mitad de una vida transcurrida fuera del país donde nació, bastó para que nuestro asaltante de hoy dejara de escribir desde/sobre su amado Paraguay. Podría afirmarse sin temor a equivocarse que Bareiro Saguier siguió respirando los aires de su tierra (“…roja y agrietada / mis innumerables sangres enterradas”), aunque los de París le permitieran vivir y forjar su propio destino literario; aunque Francia le diera la oportunidad, paradójicamente, de reconocer desde otra mirada a su país.

Su doble experiencia de exilio, la primera voluntaria, de 1962 a 1971; y la segunda forzosa tras dos meses de cárcel en 1972, que le costó la expulsión por parte de la dictadura de Stroessner, le llevó a escribir poemas de diferentes hallazgos pero todos atravesados por el dolor de la persona avasallada, la nostalgia de la tierra natal, las mudanzas interiores y exteriores, lejos de los incendios amorosos de las composiciones de los años cincuenta. 

Rubén Bareiro Saguier pertenece a la generación de escritores paraguayos posteriores a la de Hérib Campos Cervera, Gabriel Casaccia, Hugo Rodríguez Alcalá, José María Rivarola Matto y Augusto Roa Bastos. El autor de “Ojo por diente” se integra, generacionalmente, en el grupo de escritores hispanoamericanos formado por los mexicanos Salvador Elizondo y Fernando del Paso; los argentinos David Viñas y Manuel Puig; los peruanos Enrique Congrains Martín y Alfredo Bryce Echenique, el venezolano Adriano González León y el chileno Jorge Edwards.

Nuestro asaltante de hoy fue un gran defensor de la lengua guaraní, de la cual dirá lo siguiente: “Yo lamento no poder escribir en guaraní porque fui formado en la cultura colonialista; no tengo capacidad para escribir en esa lengua, pero apoyo con todo fervor a quienes lo hacen porque es la lengua propia del Paraguay”. Palabras sustentadas con la publicación en 1984 del libro “Literatura guaraní del Paraguay”, en el que realizó una exhaustiva aproximación al “Ayvu Rapyta” de León Cadogan.

La breve pero significativa obra poética de Bareiro Saguier se resume en tres poemarios centrales: Biografía de ausente (1964), A la víbora de la mar (1974) y Estancias, errancias y querencias (1982). 

A la víbora de la mar presenta una llamativa modalidad cercana al haiku japonés. Al respecto, el propio autor declarará lo siguiente: “La estructura que vertebra los poemas está más próxima a una construcción propia al guaraní que al español. En vez de obedecer a una trayectoria lógico-discursiva, propia a las lenguas occidentales, opera por un sistema de síntesis, tal como hace el idioma aborigen. Un lexema semántico es modificado por ‘afijos’ indiciales, no como resultado de un proceso reflexivo, sino en un movimiento concéntrico que presupone nociones insertas en un contexto expresivo. No existen, por lo general, los elementos de enlace que trazan el itinerario de la consecución lógica. El paso de una proposición a otra —como en el guaraní— no se realiza por progresión dialéctica, sino que presupone un mecanismo interno de sugestiones acumuladas”…

¡Salud, poesía y libaciones!

Muestrario mínimo

Carta filial

Tu palabra borbota

Junto a la sal y el papel

Tu corazón de música

Crepita entre la leña

De entre las brasas brota

Crece del fuego, llega

Este río de pasto

Una canción dormida en tu regazo

El guardapolvo de agua

La lengua del azúcar

Al fondo

Los mismos campesinos

Bordan los mismos surcos

En una tierra vieja

Cansada de semillas

Más atrás

El retrato de abuelo en marco oval

El de papá en el marco de la puerta

En el patio

En los muros

En el cielo

Y en su caballo zaino

Pero has vuelto a tu carta

Con aroma de leño

Al íntimo registro civil afectuoso

(Que ha nacido

Que ha muerto

Que ha casado

La fiesta del bautismo)

La historia en miga fresca

Yo pienso en tus palabras

Yo pienso en el follaje

Constelado de pájaros

Los labios del cariño 

    [han escrito mi piel

Lo sé

Pero me gusta oírtelo de nuevo

Entre el fogón y el día

Una paloma de humo

Levanta vuelo

Desde tu mano

Tríptico con otoño

I. Se me caen las calles amarillas

Me transitan las hojas amarillas

Y en un vaso de aguas amarillas

Lentos peces de asfalto me navegan

Una lluvia intimísima

Ennegrece mis ramas

Inaugura mi mano

Una cuerda rascada

Un puerto sin asilo

II. El vuelo de la noche

Me devuelve los ojos

Y hay un trino de casas

y hay un río de cielos

En esta mi provincia de mis huesos

Valle del aire triste

Y el azul imposible

III. Veleta para el sueño

Una cigarra estática

Carne tibia y solar

Granero del tiempo más plomizo

Cuando el cielo se achica

Y se achican los días

Tu tibieza me busca

Y una espiga te encuentra

No la cápsula hidrópica

IV. Sino el cántaro henchido

O la pulpa cuajada

La ráfaga del beso

La lengua azul

Y el vino tan reciente

Tú en la cima del viento

En musical resina

Desnuda de cenizas

Inminencia

Las diamelas rebotan contra 

    [los lapachos

Está la primavera llegando.

 

Ancestral

La tierra roja y agrietada

Mis innumerables sangres 

    [enterradas.

 

En medio del camino

Higo del mediodía, ¡cómo huele!

Río del mediodía, ¡cómo duele!

 

Infancia

El tren y el viento pasan debajo 

    [de tus ojos

El río por dentro.

 

Descampado

Bajo las estrellas, con un 

    [ojo apagaba el cielo

Con el otro soñaba.

 

Devenir

Las vacas con ojos alimonados

surcen el día con sus mugidos.

Las vacas rumian la memoria.

 

Tristeza

El ojo se llena de sombras

La marea baja.

 

Separación

Qué cosa más extraña

estar vivo bajo el árbol oscuro 

    [de la distancia.

 

Biografía

Y cuando llegue al corazón de la cebolla / no me quedará sino la 

    [humedad en los ojos.

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