El ciclo cine gratuito del Museo de Bellas Artes proyectará mañana a las 20 el film “El pianista”, que conforma una selección de cuatro producciones en las que historias de vida en contextos bélicos enseñan a honrar al amor sobre los horrores de la guerra y por ser historias de resiliencia.
Nada puede detener al amor, ni siquiera la guerra. La literatura y el cine han mostrado que en medio de esos grandes conflictos bélicos, en mitad del fragor de la batalla y en el espacio ocupado por la tragedia, siempre hay espacio para la esperanza. “La vida es bella”, “El pianista”, “Las horas más oscuras” y “La flauta mágica” indagan en relatos e historias de vida en contextos bélicos.
La película
“El pianista” es la película en la que Polanski ambienta con admirable realismo el gueto de Varsovia —una cárcel de indignidad, muerte y sufrimiento— para mostrar la barbarie nazi y la supervivencia judía con crudeza, sin caer en efectismos.
Consciente de que Spielberg dejó sentenciada la última palabra sobre el holocausto, el director polaco se centra en la dramática antesala de los campos de exterminio —en una primera parte formidablemente narrada—, para impulsar la película a altas cotas de interés y emoción en la desoladora y solitaria odisea de Brody, culminada con, quizá, la más bella escena de cine de todo el año 2002: la secuencia del piano ante la imponente presencia del oficial alemán.
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el gueto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos.
Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros.
(VAE)