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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Cuando la muerte viene del cielo

En Brasil, en noviembre de 1981, la presencia de platos voladores causó pánico y conmoción en el municipio de Parnarama, al nordeste del país, donde se comprobó que los extraños objetos volantes causaron la muerte de cuatro cazadores en zona boscosa, según firmes relatos de los propios involucrados en esta espeluznante experiencia.
Impactante. Interpretación de cómo habría sido la muerte de un cazador.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Según una información originada en Río de Janeiro por las prestigiosas agencias periodísticas Ansa, Télam y EFE, un objeto volador no identificado estaba causando el terror y pánico en el municipio de Parnarama, en Maranhao, al nordeste de Brasil, tras haber dado muerte a cuatro cazadores. El ovni, visto en La Floresta, a 500 km de Sao Luiz, capital del estado, según testigos, emitía un brillo intenso, variando los colores entre rojo, verde, anaranjado y amarillo y “era capaz de provocar una  especie de choque eléctrico, calor en el cuerpo, pérdida del habla, parálisis y una sensación de pérdida de peso”.

Según declaraciones de un cazador al diario Jornal do Brasil, el ovni causó la muerte de 4 colegas cazadores en los bosque de la referida región. La policía investigó a fondo los hechos ocurridos en Flor de Tempo, Paixao da Coco y Marrocco, que fueron los mayores focos de aparición de estos ovnis. De acuerdo con el horrorizante relato del cazador José Soares Rodrigues, la primera víctima fue su compañero Abel Boro, hallado muerto al pie de un árbol, luego de ser perseguido en la noche por el objeto mientras cazaba.

Confesó Rodrigues que consiguió escapar, no lográndolo así su amigo, a quien el ovni persiguió hasta que le hizo perder la voz, sentir las piernas paralizadas y luego morir. La segunda víctima fatal del objeto volador fue Raimundo Souza, quien fue hallado muerto por sus  propios hijos en los bosques del poblado de Canañata. Según refirieron, el extinto fue encontrado con una extraña expresión de horror estampada en el rostro y su cara estaba totalmente morada o azulada.

Luego sería hallada la tercera víctima, que resultó ser José Vitorio, muerto en las mismas circunstancias que los anteriores.  La cuarta fue Dionisio General, hallado también en un bosque próximo donde se encontraba cazando. 

Movilización

Ante todo esto que estaba pasando, las autoridades se movilizaron y realizaron exhaustivas investigaciones en colaboración con la policía militar, sobre el terreno de los hechos y en los poblados cercanos, donde se registraron las apariciones de estos extraños objetos volantes. En ese sentido, según el Jornal do Brasil, agentes de la policía militar brasileña investigaron a fondo en los lugares donde fue denunciada la aparición de estos objetos. 

Las noticias sobre avistamientos cesaron en los últimos meses y desaparecieron de la prensa brasileña, pero en un simposio realizado meses después en una ciudad de la zona, estudiosos de la materia señalaron que estos objetos volverían a aparecer en un tiempo cercano y efectivamente así fue. Se pudo comprobar fehacientemente que los 4 cazadores brasileños mencionados y muertos, serían las primeras víctimas fatales de objetos voladores no identificados, en lo que se ha dado en llamar Encuentros Cercanos de Tercer Tipo, con resultados fatales. La opinión pública se vio conmocionada por estos hechos de características mortales, que sacudieron toda la zona por algunos meses. Sin dudas estos extraños aparatos quisieron matar a los cazadores, como muestra o advertencia de que lo que estaban haciendo no estaba bien. 

Todo fue investigado y chequeado a fondo por la policía militar brasileña y la Fuerza Aérea de ese país, que no tuvieron problema en reconocer que los cazadores fueron víctimas de “ataques extraterrestres o de una fuerza desconocida” por nosotros.

Un caso espectacular

Lo que le sucedió a Betty Cash en la década de 1980, mejor dicho a fines de la misma, en Alabama, EE.UU. fue realmente impactante. Su odisea comenzó el 29 de diciembre de 1980 cuando Betty Cash, su amiga Vicky Landrum y su nieto Colby, de tan solo siete años, circulaban en su Dodge por una solitaria carretera del estado de Texas, a pocos kilómetros de Houston. De pronto los testigos observaron un objeto luminoso con forma de diamante. El artefacto era de un color gris metalizado y se situó a unos 40 metros del vehículo. Según relatarían posteriormente, el ovni emitía un sonido poderoso como un lanzallamas, intercalado con pitidos agudos y emitía un calor insoportable. Su brillo iluminaba todos los contornos, era como si el bosque estuviera quemándose totalmente.

De acuerdo al relato que Betty Cash hizo al investigador John Schusler, “sentía como que me quemaba por dentro. La luz me cegaba tanto que no era capaz de ver para mover el auto hacia atrás y tenía miedo de moverlo adelante, hacia donde se encontraba el objeto”. Betty, con la intención de librarse del sofocante calor, salió del coche y permaneció fuera, hasta que el objeto en forma de diamante, desapareció.

Por su parte Landrum solo estuvo en el exterior del vehículo durante dos o tres minutos. Colby, el nieto de ésta, permaneció todo el tiempo en su interior. Todo indicaba que los testigos se expusieron durante el mismo tiempo, a la energía que manaba del Ovni.

Cuando el objeto desapareció, aparecieron en la escena unos extraños helicópteros negros. Se pudieron contar hasta 23 y parecían seguir la estela dejada por el extraño objeto en forma de diamante. Pero lo peor estaba por llegar. Quizá como consecuencia de la proximidad al ovni, los testigos sufrirían diversas dolencias físicas.

Quien se llevó la peor parte fue Betty Cash, que fue la que estuvo más tiempo en el exterior del coche. Los primeros síntomas que sufrió fue un malestar general en todo el cuerpo, como el producido por un cansancio extremo, que le producía encontrarse cerca de una fuente de calor. Luego llegarían las primeras náuseas y posteriores vómitos. Ante la cada vez más alarmante situación, Betty fue ingresada durante cuatro semanas a la terapia intensiva del hospital municipal.

Este es uno de los tantos casos en los cuales los testigos parecen haber sufrido los efectos en cuanto hace a la proximidad de un objeto de tecnología desconocida. Ocasionalmente, las consecuencias derivadas de un encuentro cercano con un ovni y sus tripulantes, pueden llegar a ser trágicas y este es el caso de Betty Cash. 

Al parecer este encuentro despertó en ella un tipo de cáncer contra el que luchó durante mucho tiempo, hasta que finalmente acabó con su vida. Una irónica casualidad provocó que falleciera justo el mismo día en que se cumplía el 18° aniversario de su espectacular encuentro con el ovni y que marcó el inicio de su dramática enfermedad.

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