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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Sin mirar al mundo

Como si se tratara de una sola preocupación por mantener el flujo comercial con Brasil en estándares admisibles, Argentina tiene al comercio exterior como una de sus cuentas pendientes de atención en la esfera oficial.

Grave, si se tiene en cuenta que, por otra parte, el Presidente denosta la guerra y pide que en vez de enviar armas enviemos proteínas al mundo.

Muestra de la indolencia oficial con la temática fue la débil participación que nuestro país tuvo en  la 12ª Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), realizada esta semana.

La última edición había tenido lugar en Buenos Aires en 2017, ya que luego fue suspendida en dos ocasiones por la pandemia. 

Cuando la presidencia argentina del G20 en 2018, los líderes globales hicieron un llamamiento para una reforma de la OMC en medio de tensiones comerciales entre EE.UU. y China.

Al decir del exsecretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Nación, Horacio Reyser, “nuestro país tiene significativos intereses en juego, pero no plantea propuestas concretas ni celebra las alianzas adecuadas”.

Así lo afirmó en una oportuna columna aparecida ayer en Infobae, que vale la pena releer.

“Al margen de la coyuntura doméstica que nos consume, este evento es una oportunidad para revisar qué sucede en el ámbito comercial multilateral y cuál es la situación de nuestro país en un escenario mundial convulsionado.

Más allá de la fragilidad en la que se encuentra la organización, los temas que discuten sus miembros puertas adentro afectan intereses prioritarios de la Argentina. Por ello, nuestro país debe abandonar la posición actual de desinterés y recuperar el lugar que nunca debió abandonar. Argentina es uno de los principales productores de alimentos del mundo en un momento en el que la crisis por la invasión de Rusia a Ucrania ha puesto la seguridad alimentaria —junto con la energética— en el centro del debate. En consecuencia, debemos hacer valer nuestra voz en las decisiones que determinarán el futuro de la OMC y del comercio internacional.

Pese a su importancia actual como fuente genuina de ingresos en un marco de grave crisis fiscal y como generadora de puestos de trabajo en una situación de alto desempleo, la política comercial constituye una dimensión frecuentemente postergada en Argentina.

El denominado “comercio administrado” imperante durante la mayor parte de las últimas dos décadas, además de resultar un concepto inconsistente con las normas multilaterales del comercio vigentes, como lo comprobó Argentina en forma concreta perdiendo disputas en la OMC (hecho que lo torna insostenible en el mediano o largo plazo), claramente no arrojó los resultados deseados. El país ha disminuido su participación en el comercio mundial de 3 % a menos de 0,3 % en los últimos 50 años.

El marco institucional multilateral actúa como guardián de las cadenas globales de valor. Si dicho marco multilateral no funciona adecuadamente, las cadenas de valor no tienen garantías de subsistir y rige la ley del más fuerte. Sin embargo, hoy se encuentra en una crisis sin precedentes. No solamente las negociaciones multilaterales se encuentran en un impasse desde hace varios años, sino que la vigencia de los más de 60 instrumentos que conforman los Acuerdos de la OMC está amenazada por los graves problemas que enfrenta el sistema de solución de diferencias, que impide exigir su cumplimiento de manera efectiva (enforcement). Asimismo, las tensiones entre los actores comerciales principales, como EE.UU., China, la Unión Europea y otros, ha agravado la situación al involucrarse en medidas unilaterales y retaliaciones comerciales.

Nuestro país tiene fuertes intereses en las negociaciones multilaterales, en particular (aunque no exclusivamente) aquellos ligados a la liberalización del comercio agrícola y la plena integración de dicho comercio a las disciplinas de la OMC. Por su naturaleza, los intereses agrícolas de Argentina se negocian mayoritariamente en el ámbito multilateral, en un momento muy particular por la crisis alimentaria inminente”.

Y cierra: “Ante un mundo incierto, volátil y con fuertes tendencias proteccionistas, un sistema multilateral (...) ofrece un anclaje sumamente importante, pero nuestro país carece de una red de acuerdos de libre comercio”.     

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