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El país más rico del mundo

¿Lo es Estados Unidos?  No. ¿Japón? No. ¿Alemania? Tampoco. Es a la vez la república independiente más pequeña del orbe. Se llama Nauru y es una isla muy chica situada al noreste de Australia, mide solo unos cuantos kilómetros cuadrados y está  habitada por unos cinco mil isleños, los que tienen una riqueza per cápita superior a cualquier ciudadano de los mejores países del mundo.

Por El Litoral

Domingo, 28 de agosto de 2022 a las 01:02
Aspecto. Parte de la isla de Nauru, vista desde arriba. La mancha blanca es el fosfato.
Custodia. La policía cuida las llegadas y salidas de los aviones del pequeño aeropuerto.

Por Francisco Villagrán
[email protected]
Especial para El Litoral

Su riqueza la deben a que muchos de los isleños  poseen terrenos en los que el suelo es de rico fosfato de cal, unas piedras de color amarillento que sirven de base para fabricar el super fosfato fertilizante, que alcanza gran precio como abono en todo el mercado mundial. Cada año el gobierno de Nauru vende casi cinco millones de toneladas de fosfatos para los campos agrícolas de Australia, Nueva  Zelanda y Japón. A los propietarios  de terrenos con fosfatos inmediatamente se les paga un porcentaje, el resto es dividido entre el gobierno, que lo utiliza para el beneficio de sus habitantes y un fondo de inversión a largo plazo que ahora está alrededor de los diez mil millones de dólares. Está invertido en industrias, rascacielos, líneas navieras y aéreas en Australia, Nueva Zelanda y Japón, además de otros países cercanos que se suman al mercado.
 El objeto de estas inversiones es proporcionar a los isleños una pensión vitalicia cuando se haya acabado el último pedazo de fosfato, lo que comenzará a suceder a fines del 2022. El gobierno usa el dinero para proporcionar casi todo de manera gratuita a los isleños. Allí no existen impuestos, la atención médica, dental y la educación son gratis. Los alimentos, las ropas, los utensilios son vendidos a precio de costo. 
Estos beneficios los reciben lo mismo los dueños de terrenos con cocoteros poco productivos, que los millonarios dueños de tierras con fosfato. 
Entre las inversiones de los isleños está una línea naviera con diez vapores de pasajeros que se van renovando cada cierto tiempo y una línea aérea con cinco jets de última generación, los cuales llevan y traen a miles de turistas a la isla cada año.

Detalles
A Nauru la llaman la Isla de la Felicidad porque sus ricos habitantes viven en casas proporcionadas por el gobierno, pagando solo 10 dólares por mes de renta (hoy esta cifra puede variar), sus familias poseen televisión color moderna, videograbadoras, estéreos, un lavarropa para cada mujer de la casa. 
Para pasear poseen en promedio para cada familia dos jeeps, un sedán, una motocicleta y una lancha a motor. Como la isla es tan pequeña, el excesivo tráfico ocasiona muchos accidentes automovilísticos. Aunque muchos de los isleños tienen bastante como para tener una zapatería propia, la mayoría prefiere andar descalzos. Los habitantes, al no tener que preocuparse por el dinero, se pasan el tiempo divirtiéndose y comiendo, por lo que hay muchos habitantes robustos, gordos y obesos.
 Hasta los policías están barrigones, ninguno anda a pie, a todos les proporcionan motos o jeeps.

Obreros importados
Para procesar el fosfato se necesitan muchos obreros, sin embargo los isleños se rehúsan a trabajar, por lo que se han tenido que importar unos 5.000 obreros de las cercanas islas Gilbert, Tuvalu y de China. Les pagan tan solo 100 dólares al mes, pero están felices porque reciben gratis casa, comida, toda la que quieran, servicios médicos y escuelas para sus hijos. Muchos deciden quedarse a vivir en la isla, siempre y cuando demuestren ser dignos y sean aceptados por las autoridades y las familias. 
Todos saben que a la menor falta que cometan, pueden ser deportados y expulsados de la isla. La policía no tiene realmente trabajo grande, salvo algún operativo importante un fin de semana. Pero todos aceptan las reglas de convivencia y sociedad, ya que nadie necesita robar nada, ya que tienen todo a su disposición y generalmente gratis. 
Los habitantes de Nauru heredaron su fortuna de los depósitos de guano hechos por las aves y de organismos muertos hace millones de años,  los que al fosilizarse crearon el fosfato. En 1900 Albert Ellis, en Sidney, Australia, descubrió que un pedazo de roca fosilizada, usada para tener abierta una puerta, estaba compuesta de un fosfato riquísimo y muy valioso. Se empezó la comercialización para sacarle un beneficio al mineral y en 1907 un monopolio formado por Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña, comenzó a controlar toda la explotación que en poco tiempo se hizo muy importante y reconocida en toda la zona.
Nauru se transformó en una especie de Isla del tesoro para todos esos monopolizadores que sacaron muchos millones, hasta que en 1967, los isleños, cansados de recibir solo una migajas de lo que en verdad les pertenecía, tomaron control de los fosfatos, al año siguiente se declararon nación independiente y echaron fuera de la isla al gobierno colonialista británico. Antes de que pudieran reaccionar y hacer algo, ya se encontraban fuera de la isla y no pudieron hacer nada. Así fue como empezaron a hacer su fortuna los habitantes de Nauru, que hasta hoy la mantienen.
Los habitantes de la isla viven a la orilla del mar, en el centro de la isla están las edificaciones donde se produce el fosfato y de ahí directamente lo embarcan a países extranjeros, en puertos acondicionados especialmente al efecto. Los isleños que viven en las casas del gobierno se pasan la vida muy contentos, jugando partidos de fútbol, haciendo carreras y divirtiéndose con los vecinos. 
Por eso todos están muy robustos y alegres. No les gusta usar zapatos ni los necesitan, andan descalzos siempre ya que el pavimento y las aceras están bien cuidadas por el gobierno. 
Allá no existe la corrupción, punto más que importante en esta historia. También con la llegada de turistas de otros países, fueron floreciendo clubes de golf, básquet y fútbol, para brindar  a los visitantes una ciudad que si bien es  pequeña, tiene todo, es moderna y pujante y ofrece todo lo necesario  para pasar unas excelentes vacaciones.

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