¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

A la hora señalada

Una película que nos marca la angustiosa espera de: corrupción o certeza de un país decente.
 

Domingo, 08 de octubre de 2023 a las 01:00

Siempre le digo en mis envíos vía mail al Jefe de Redacción, que me urge la ansiedad de escribir cómo se va desarrollando la historia reciente del país: descabellada, desordenada, desmadrada, con los límites desbordados, transgredidos con que nos tiene acostumbrados, el maldito populismo. 
O, sea, el irrespeto de todo lo establecido, ya que el orden nunca ha sido su mejor virtud. Siempre atropellado, desdiciéndose de lo dicho, culpando a los otros de todas sus desgracias, jamás haciéndose cargo.
Esa urgencia demencial que va alimentando las mentes de quienes tratamos de encontrarle una explicación que, como un viejo tren pueda cambiar de vías pero no de destino siempre y cuando sea óptimo, hace que mi ansiedad por escribirlos supere los términos naturales de entrega de artículos. Dos días antes. Tres días antes. Una semana antes. Lo cual es mucho, y en el amplio margen se suceden tantas cosas que vamos perdiendo la perspectiva de la naturaleza de cada una.
Que al final, congestionan, enmarañan, alimentando un mar de dudas, complicando la narrativa. Porque cuando más inmediato, tenemos la exclusiva del tempo natural, que siempre nos sorprende por la truculencia y consecuencias con que se desarrollan y van tomando cuerpo.
Sucede que esa aceleración puede hacer perder noción de lo que la sociedad elabora y ofrece a cada segundo, porque se va alejando cada vez más del escenario y del tiempo acontecido. Hoy, segundos, minutos, horas, es perderme el desenlace de la historia en caliente, porque soy de los que creen engañosamente, que las sociedades maduras superan autocríticamente sus fallas, y tengo mi esperancita que alguna vez lo hagan. “A la hora señalada” habremos de enmendar y enmendarnos, para corregir a tiempo antes de caernos al precipicio donde el populismo nos ha llevado.  
Esa “hora señalada”, que marca e imprime un tiempo después de la película, ha quedado para recordarnos: que los límites inexorablemente para mejor o para peor, tarde o temprano se cumplen. 
Una película que ha quedado para siempre como un aviso desesperado, marcando lo imperativo de los sucesos, una alarma diría que nos advierte, ha sido “Solo ante el peligro”. Cualquiera de sus interpretaciones nos lleva a comprender que los plazos se cumplen.
Si hacemos memoria veremos que las acepciones en los títulos de películas de habla extranjera, a veces tienen mucho que ver con las traducciones y que no siempre caen bien o se alejan del verdadero carácter del filme.
Hig Noon (alto, o pasado mediodía) tal vez fue la excepción para que de alguna manera, el titulado en castellano sea muy parecido al de la idea original: “Solo ante el peligro”, o mejor, aún, “A la hora señalada”, como los latinoamericanos mejor la conocimos.
Fue una película novedosa, en que su director Fred Zinnemann en el Año 1952, la llevó adelante teniendo como protagonista principal al suspenso que hasta entonces no era natural para un western, más bien emparentado con lo recio y los hechos en directo, en medio del paisaje virgen y agreste, sin cavilaciones profundas.
Se trataba de un Sheriff (Gary Cooper) que habiéndose retirado de la actividad iba a casarse con una chica cuáquera (Grace Kelly), por lo tanto estaba dispuesto a colgar las armas para siempre.
Pero en toda historia, siempre hay un resentido que recuerda que el Sheriff Will Kane (Cooper) fue quien lo mandó a la cárcel, por lo tanto en el tren del mediodía, bajaría con su banda para cobrarse. A partir de allí el reloj era el protagonista.
La película obtuvo 4 Oscares y 4 Globos de Oro. Pero lo que no se olvida es recordar el tiempo que se va acortando, la espera se torna angustiosa, y el final se aproxima a grandes pasos.
Que los cambios para bien o mal tienen un tiempo de espera, por eso urge siempre tomar una determinación que nos marca “A la hora señalada”, como una metáfora que nos gatilla en la nuca.
Nuestra película, la de todos los días, es parecida y peor, porque aquí se muere de angustia a cada ratos, una situación desordenada que nos ha llevado a un país que ha perdido la memoria, donde los adictos (fanáticos) no se dan por enterados, por lo tanto no hay protestas; todo está bien. De ser oponentes, todos a la calle. Una verdadera pinturita democrática. Donde están mucho más preocupados por la impunidad ya que la corrupción es moneda corriente. Lo que ha producido por inacción de cuatro años peleando entre ellos por el maldito poder que el populismo venera y se santigua.

“La hora señalada” es el momento del voto que se avecina. El instante justo en que debemos ajustar la mira, porque allí se juega la vida honesta de un sistema que funcione.


Hoy, recientemente despiertos, dispuestos a ganar regalando todo con el plan platita, total no es de ellos sino de todos, lo que se dice plata dulce. En un juego desparejo donde el oficialismo dilapida lo que los otros oponentes no lo tienen. Comprar voluntades es lo más vil, es un soborno asistencial descaradamente natural distribuido por gente sin escrúpulos, lo que habla de un país descarriado que ha perdido entidad. 
Como lo dice el diario español El País: “Auge de la pobreza en la Argentina”, en el mismo análisis un testimonio: “Ya no pienso en llegar a fin de mes, pienso en llegar a fin de semana”, con una batería de cifras que dan escalofríos, Pobreza 40,1% afecta a 18,5 millones de personas en el primer semestre del año. 4,3 millones de personas no comen lo necesario para vivir. 
Por si fuera poco, porque la historia siempre se repite en su peor versión, surgió inesperadamente como el cumpleaños en la Rosadita en tiempo de Pandemia, justamente la semana en que las cifras denota el aumento creciente de la pobreza de nuestros hermanos, “El Marbella Gate”, que más bien suena como una burla de los que pueden y los que no.
“A la hora señalada” tiene connotación porque es la última oportunidad que poseemos, por encima de todas las dádivas que tratan de endulzar nuestra decisión. Estamos “solos ante el peligro” de una elección chicanera, donde todos juegan al truco tratando de aparentar lo que no se tiene; cordura, respeto, dignidad, memoria que no es la primera vez que se transita este mar embravecido.
En los momentos de angustia. En los instantes previos a la “Hora Señalada”, es bueno recordar a José Ingenieros en su clásico “El hombre mediocre”: “Ser digno significa no pedir lo que se merece, ni aceptar lo inmerecido. Mientras los serviles trepan entre las malezas del favoritismo, los austeros ascienden por las escalinatas de sus méritos.”
“La hora señalada” es el momento del voto que se avecina. El instante justo en que debemos ajustar la mira, porque allí se juega la vida honesta de un sistema que funcione, o permitir seguir engrosando más corrupción que nos ancle y detenga.

Últimas noticias

PUBLICIDAD