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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El tardío intento por recuperar Rosario

El anuncio oficial de enviar a Rosario más fuerzas federales llega demasiado tarde: solo en 2022 fueron asesinadas más de 200 personas como producto de la narcoviolencia, una piedra más en el camino a la recuperación de la ciudad, sumada a la canallezca definición del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, de que el narco ha ganado en esa zona abandonada adrede a su suerte durante los tres años del actual mandato presidencial. No queda más que pensar que a la Casa Rosada nunca le preocupó acelerar el envío para su aprobación en el Senado de los pliegos del 30% de juzgados, fiscalías y defensorías federales que se encuentran vacantes y que tanto se necesita cubrir.

Ciertamente, el Presidente ha tenido numerosos cómplices para que la narcocriminalidad avanzara como lo ha hecho en Santa Fe y fuera extendiéndose a muchas otras zonas del país. A la falta de decisión política y a las pujas internas de poder en el oficialismo hay que sumar el freno impuesto por la presidenta del Senado, Cristina Kirchner, a la conformación de la comisión bicameral de reforma del Código Procesal Penal, y poder avanzar así con el proceso del sistema acusatorio. 

En la actualidad, los jueces dirigen las investigaciones y toman las decisiones. Con el sistema acusatorio cambia esta forma de llevar a cabo el proceso y recae en los fiscales la tarea de investigar. Sospechamos que la mayor traba en este punto es la especulación política, el recelo y el encono de la vicepresidenta contra el actual jefe interino de los fiscales, Eduardo Casal.

Hubo que esperar a que la mafia la emprendiera a balazos contra un supermercado de la familia política de Lionel Messi y que ciudadanos de a pie hicieran justicia por mano propia contra quienes señalan como los sicarios asesinos de un niño de 12 años para que las autoridades nacionales despertaran de su cómplice letargo pretendiendo mostrar algún rasgo de sensibilidad para con los santafesinos que viven cotidianamente en peligro extremo. Pero a no engañarse: si hubieran querido terminar con esta catástrofe lo habrían hecho mucho antes, precisamente desde 2020, cuando Alberto Fernández, a poco de asumir, se comprometió a terminar con el narcotráfico en Rosario.

Hizo falta la brutal humillación internacional que significó que la Argentina estuviera en las páginas de los principales diarios del mundo por el ataque narco a la familia de Messi para que también se despabilara de su siesta especulativa el camporista y exdirector de la AFI Rodolfo Tailhade, presidente de la Comisión de Justicia, convocando de urgencia a un plenario de comisiones para debatir un proyecto presentado hace casi un año por casi una veintena de diputados que pugnan para que se creen 13 cargos de fiscal federal, 4 defensorías, 6 juzgados federales y 6 más de jueces penales federales con funciones de revisión en Santa Fe. Ayer finalmente, hubo dictamen de comisión en Diputados. ¿Resultará un alivio para los santafesinos? No en el corto plazo. Con sus especulaciones políticas, demoras e internismos, tanto el Poder Legislativo como el Ejecutivo son corresponsables de este creciente padecimiento criminal.

En tanto, no se ha verificado ese silencio de parte de la amplísima mayoría de integrantes del Poder Judicial, comenzando por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que, cabe recordar, realizó su último Encuentro Nacional de Jueces y Fiscales, en mayo de 2022, precisamente en Rosario, en apoyo de la ciudadanía, en explícito reclamo para que se cubrieran las vacantes y con el objetivo de que los funcionarios judiciales tengan la libertad y seguridad de poder trabajar sin las amenazas que reciben de parte de bandas de narcotraficantes.

No desconocen los magistrados y fiscales probos e independientes las complicidades de una minoría de sus colegas con el poder político. Ese es otro asunto por atender con la máxima urgencia. Mientras subsista esa connivencia, el narco seguirá avanzando hasta consolidarse en un Estado ante la mortal ausencia o ineficacia del propio Estado.

Deberán admitir todos estos personajes su denodada preocupación por beneficiar siempre al victimario dejando librada a la víctima a su suerte. El caso rosarino los sube hoy a la tribuna actuando una responsabilidad que nunca asumieron y que, en definitiva, no hace más que dejarlos expuestos.

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