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Sociedades rurales de Corrientes

Por Juan Carlos Raffo
Especial para El Litoral

Lo dijo San Martín: “Serás lo que debas ser o no serás nada”. Las sociedades rurales de nuestra provincia traducen las luces y sombras que deben enfrentar nuestros productores. Así lo entendieron tempranamente los estancieros correntinos que, orientados por un buen gobierno como el que presidió Juan Ramón Vidal como gobernador y el curuzucuateño José Rafael Gómez como vicegobernador, acompañaron lo que la naturaleza puso en sus manos. Son las sociedades rurales entidades con más de un siglo en Corrientes y su historia nos acerca una verdad: la naturaleza ha sido generosa con nosotros, pero también es cierto que el hombre y la mujer de campo le han puesto sobre su fertilidad: trabajo, pasión y sueños de acariciar una gran nación como la que fuimos hace 100 años. 
Mercedes, la primera Sociedad Rural: El 29 de octubre de 1900 un grupo de vecinos ponderables de Mercedes han tenido la feliz idea de constituir una asociación ganadera con el propósito de propender a la mestización del ganado. Esto originó  la creación de la primera sociedad rural de la provincia por lo que fue designada Sociedad Rural Correntina de Mercedes. Su primer presidente Eulogio Cruz Cabral, notable abogado e hijo de quien fuera dos veces gobernador de Corrientes, Pedro Dionisio Cabral. Inauguraron la Primera Exposición Feria de Reproductores que fuera a su vez, la primera en toda la provincia. Fue allá por el mes de marzo de 1902.
La Sociedad Rural de Curuzú Cuatiá nace al año siguiente el 7 de diciembre de 1901 de la mano de don Luis Beláustegui, su primer presidente, la que en las peores épocas de crisis económica, no dejó de organizar sus tradicionales y renombradas exposiciones ganaderas. Y así fue como siguió  en 1908, la Sociedad de Hacendados de Corrientes. 
En épocas de la colonia, Corrientes ya era la provincia que más exportaba ganado en pie, dado que tenía muy cerca y por río una de las ciudades más pobladas del Río de la Plata, Asunción. En el año 1888, cuando se refunda el Banco de la Provincia, Corrientes tenía 172.000 habitantes y en sus campos pastaban 2.760.000 cabezas de ganado vacuno y 600.000 lanares.
Pasaron los años, se sucedieron las épocas de bonanzas, de crisis o de desastre y nuestras instituciones triunfantes a veces, tambaleantes otras, siguen la trayectoria impuesta por todas las obligaciones inherentes a su noble origen hasta llegar a nuestros días. Orgullosa de su pasado, pujante y esperanzada en su presente y con la serena convicción  de un promisorio porvenir.
       El 1 de octubre de 1908 nacía la Sociedad Rural de Corrientes. Un grupo de hombres decidió formar la primera entidad del campo, la Sociedad de Hacendados. El libro de actas que guarda la Sociedad Rural de Corrientes establece en su primera página el documento que funda esta entidad. El 1 de octubre de 1908 se realiza la primera sesión preparatoria en la casa de Andrés Reyes. Allí se nombró presidente a Romill Llano y secretario a Laureano Ortiz. En ese entonces formaban la comisión directiva: Martín Miranda, Juan Aguirre Contte, Eulogio Cabral, Ramón Beltrán y Lorenzo Aquino. 
Entre los objetivos fundamentales estaba impulsar el mejoramiento de la actividad agropecuaria mediante el aporte genético y la introducción de nuevas prácticas.
La primera sede funcionó donde hoy está la Guardia de Caballería y cuando comenzaron a realizarse los desfiles de ganadería se pidió permiso al Jockey Club para utilizar la pista del Hipódromo.
El gobernador Juan Ramón Vidal le dio un gran impulso al iniciar su segunda gobernación en 1909 y anunció en su mensaje al asumir: “Hay que resolver el problema agrícola y ganadero de la provincia con la creación de colonias y la mestización de nuestros ganados”.
El doctor Vidal veía la cuestión pecuaria, cuya clave consideraba estaba en la mestización, y por ello dictó la Ley Nº 91, que reducía en un 20 por ciento los impuestos de contribución territorial, cuando en los establecimientos ganaderos se usaran reproductores de raza. 
El ejemplo de pocos hacendados progresistas, que abonaban menor impuesto y obtenían mejores precios, cundió con rapidez, especialmente cuando esos datos dejaron de ser para los timoratos, meros informes de la prensa, al constatarlos en persona en las exposiciones ferias.
Buscase por ello multiplicar estos certámenes, que si eran habituales en la zona sur de la provincia, en que mucho habían hecho por la mestización, resultaban desconocidos en el norte. 
El Poder Ejecutivo entregó a la Sociedad de Hacendados, con sede en la capital, los recursos necesarios, realizándose en 1911 la Primera Exposición Feria en la ciudad de Corrientes. 
Los precios, la calidad de los ganados del sur correntino que se trajeron con orgullo por los cabañeros y la emulación lógica que produjo, estimularon el progreso del rodeo provincial.
El gobernante completó su programa divulgando los métodos modernos de una explotación pecuaria, la necesidad de bañaderos y profilaxis y procuró que los hacendados escapasen al monopolio de las compras para que gozaran de un legítimo beneficio.
A fines de la década del 60, las instalaciones de la Sociedad Correntina de Hacendados se trasladaron a la calle Ayacucho al Este, cerca de la ruta 12; pero entró en un período de retroceso. 
El cambio de nombre de la entidad, de Sociedad Correntina de Hacendados a Sociedad Rural, se efectúa con el propósito de incluir todas las actividades del ámbito rural.
En 1994 venden el predio de Ayacucho y compran la actual sede social de Belgrano 186 y 17 hectáreas en la ruta 12, donde hoy se realizan Exposiciones Rurales de Corrientes.
Una vuelta al pensamiento de Belgrano, que decía ver en la agricultura a la madre de las riquezas y que no dejaba de incluir a la industria y al comercio como actividades necesarias que debían desarrollarse, justamente, desde un trabajo basado en conocimientos técnicos. “Belgrano es un exponente dentro de los muchos que la Argentina tuvo en sus primeros años, que concebían la educación con el doble objetivo de ilustración y de generación de riqueza, en el sentido de enseñar para el trabajo; esa era la concepción de San Martín, Rivadavia, Pedro Ferré y la Generación del 80”. 
Si ya lo hicimos una vez, qué esperamos para reiterar aquel éxito que nos llevó a ser una de las primeras naciones del mundo. 
Corrientes hacía punta en el país. Mientras Juan Manuel de Rosas atrasaba la provincia de Buenos Aires con una dictadura cerrada y monopólica desde su puerto, el año 1834  el gobierno de Corrientes declara libre de impuestos a la carne salada y permitió que más tarde José Tomás Isasi estableciera el primer saladero en la provincia. Por entonces se instalaban fábricas de licores. Ese año se concedió la exclusividad por cuatro años para fabricar licores y aguardientes de palma yatay a Francisco Meabe y Cía.
Titulares de dominios, figuran en los archivos de Catastro provincial y hoy podemos ver pulsando un software la imagen satelital y conocer en el momento el titular histórico y presente de los terrenos de las miles de hectáreas distribuidas en Corrientes. 
Cientos de estudios de mensura realizados por nuestro notable ingeniero Valentín Virasoro a fines del siglo XIX, sobre enormes extensiones rurales de la provincia, se pueden observar hoy por medio de un sistema informático territorial.
El Registro de la Propiedad e inmuebles nace en Corrientes el 20 de enero de 1888, cuando era gobernador el doctor Juan Ramón Vidal. Hoy un sistema informático territorial expone toda la geografía provincial. Así aparecen imágenes de los campos de Vicente Llopart de 1820 de su estancia La Luz, en cuya casa se hospedó Juan Lavalle en 1839, en el famoso Rincón del Ombú de Curuzú Cuatiá. O bien la enorme estancia “El Paraíso” de 40.000 hectáreas que hereda Nicanor Cáceres de su padre don Marcelino, que fue muerto por los indios. Campos de los Madariaga que se asientan por entonces. 
En Mercedes los Pampín, Bruchou, Balbastro y Ansola, entre tantos desde 1845, como Víctor Navajas llegado del Uruguay a Virasoro. El 13 de abril de 1863 el presidente de la República, Bartolomé Mitre, con la firma de su ministro Dalmacio Vélez Sarsfield, designa receptor de Rentas de Santo Tomé a Víctor Navajas, ciudadano uruguayo de 26 años, ya casado con Concepción Fernández Dos Santos. 
Era hijo del coronel Pablo Mario Navajas, quien llegó a Buenos Aires con San Martín, Alvear, Guido y otros militares el 12 de marzo de 1812 en la fragata inglesa George Canning. El coronel Navajas abordó el barco en el puerto de Montevideo, donde residía con su familia. Su padre era Víctores de Navajas, oriundo de la Villa de Castañare, La Rioja, España agregó a Corrientes una gran familia. Como el coronel Raimundo Fernández Reguera en San Roque, o bien Bernardo Olivera y su esposa Gregoria Morales (Doña Goya). Los Díaz Colodrero en Goya y Perugorría. Cientos de propietarios en Colonia Progreso, el Iberá, La Cruz, Sauce, Paso de los Libres, Alvear, Concepción, San Luis del Palmar  y leguas y leguas de sueños, esperanzas y progresos.
Sin duda los gobiernos ejemplares de don Pedro Ferré, el que se preocupaba por su Patria chica y un país grande y siempre contrario a las reelecciones que le proponían, ha sido el norte que los correntinos hemos tenido. 
Así como sus luchas por la organización nacional apostando a la libre navegación de los ríos y el triunfo sobre la tiranía de Rosas, cuyo saldo positivo ha sido la sanción de muestra Constitución Nacional. Esos ejemplos nos distinguieron como laboriosos y republicanos, aunque necesario es hoy que reafirmemos con vigor el rumbo político de estos días para reeditar aquellos peldaños encumbrados que supimos mostrar a lo largo de nuestra historia: Patria, Libertad y Constitución.            

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