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Encontraron mayor diversidad de aves en las plantaciones de pino con sotobosque

Este estudio sugiere vías de investigación para la minimización del impacto de las forestaciones y la valoración de la diversidad en ambientes productivos. 
 

Por El Litoral

Lunes, 12 de junio de 2023 a las 01:00
Área de estudio. Usos de la tierra en los predios del Grupo Las Marías, departamento Santo Tomé (Corrientes).
Especies. Algunas de las especies de aves restringidas en la provincia de Corrientes a su área nordeste, o que alcanzan allí su límite de distribución: A) Megascops atricapilla; B) Pteroglossus castanotis; C) Chiroxiphia caudata; D) Stilpnia cayana; E) Dacnis cayana; F) Euphonia violacea. Fotos: A y C, M. Chatellenaz; B, Reneé Pereira Coimbra; D, E y F, Sebastián Navajas).

El biólogo Mario Luis Chetellanaz se doctoró en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) con una investigación sobre ecología de aves en bosques nativos y plantaciones forestales en el nordeste de la provincia de Corrientes. Con ese trabajo planteó que los bosques industriales deberían acercarse en lo posible a la estructura de los bosques naturales, para evitar que se degrade la biodiversidad de animales que habitan estos lugares. 
Los resultados obtenidos en la tesis de Chetellanaz apoyan la hipótesis de que las condiciones generadas por el manejo de plantaciones forestales de especies exóticas modifican la composición y estructura del ensamble de aves, mediante cambios en la composición y estructura del ensamble de plantas exóticas y nativas. 
Las forestaciones de Pinus y Eucalyptus manejadas mediante poda y raleo, con densidades menores a 400 individuos por hectárea, desarrollaron un sotobosque formado por árboles y arbustos característicos del bosque nativo. Este estrato de árboles bajos y arbustos estuvo ausente en otras plantaciones similares, situadas en el mismo tipo de suelo, en cercanías o incluso junto a isletas de bosque o bosques en galería, y con idéntico manejo. 
La diferencia que el biólogo de la Unne pudo encontrar entre forestaciones con y sin sotobosque fue que, luego de los raleos, estas últimas conservan una mayor densidad de individuos de pinos o eucaliptos, desde más de 400 hasta 600 árboles por hectárea. Esto evidencia que las condiciones brindadas por plantaciones con alta densidad no son adecuadas para la germinación y establecimiento de las especies del bosque nativo, que sí pueden colonizar aquellos rodales donde el raleo dejó densidades menores, que permiten un mayor ingreso de luz al suelo de la plantación. 
Si bien el raleo es el factor de manejo clave, según aclaró Chetellanaz, el número de individuos que permanezca luego es aún más importante. Es una situación similar a otras forestaciones destinadas a la producción de pulpa para papel, en las no se efectúa raleo. 
Solo que en este caso, además de las muy altas densidades de pinos, tampoco existe el espacio necesario para el establecimiento de plantas del bosque nativo. La composición florística del bosque y las forestaciones, no obstante, fue muy diferente. 
Es probable que se deba a las edades de los rodales a las que se realiza la cosecha forestal, que no brindan el tiempo requerido para que se instalen otras especies mediante los procesos de sucesión natural. Una vía promisoria de investigación para el mantenimiento de la diversidad del paisaje sería evaluar el efecto de la interacción entre la densidad de plantas y el tipo de manejo de poda y raleo.
Los resultados obtenidos de las estimaciones de diversidad, riqueza y abundancia de aves en bosques y forestaciones, coincidieron con las investigaciones desarrolladas en países de varios continentes, en las que se evidencia que la diversidad de aves tiende a ser mayor en aquellas plantaciones con mayor complejidad estructural, es decir, con diferentes estratos de vegetación, y que por lo menos tengan cierta afinidad a los bosques naturales. 
A la inversa, las forestaciones de dosel cerrado, con sotobosque escaso o ausente, tienen una riqueza específica considerablemente menor. Aunque el ensamble de aves de las forestaciones con sotobosque fue un subconjunto empobrecido del ensamble de aves del bosque nativo, guarda similitud con la composición que se encuentra en este. 
En contraste, los pinales y eucaliptales sin sotobosque se revelaron como ambientes muy pobres, con muy baja riqueza, abundancia y diversidad. 
En síntesis, los resultados obtenidos por Chetellanaz indican que, en un contexto productivo, las condiciones de manejo de las forestaciones pueden aunar producción y conservación de la biodiversidad, e incluso mejorar el valor de las plantaciones para la diversidad. Específicamente, el manejo con poda y raleo, manteniendo una densidad inferior, o no mayor a 400 individuos por hectárea, promovería el desarrollo de vegetación de sotobosque. 
“Es obvio que esto depende de los objetivos de la plantación, y de los requerimientos del mercado maderero y de índole económica de los productores forestales”, advirtió el biólogo y y aclaró que elevar la edad a la cual se efectúa la cosecha forestal puede no ser aplicable en la mayoría de los casos.
Por otra parte, si bien la diversidad en plantaciones forestales maduras con sotobosque es efectivamente mayor que en plantaciones de edad intermedia, no alcanza los niveles de los bosques nativos. Por lo tanto, las talas rasas efectuadas en intervalos muy largos podrían no solo ser ineficientes desde el punto de vista de la productividad forestal, sino también desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad. 
Para preservar un ensamble de aves lo más similar posible al del bosque nativo, según Chetellanaz debería tenerse en cuenta la presencia de árboles muertos, ya que especies de pícidos y dendrocolaptinos dependen de ellos, no solo para obtener alimento, sino como lugares para nidificar. Los árboles vivos y muertos que tienen hoyos, así como los árboles heridos y podridos, deben conservarse como “legados biológicos”, para asegurar las condiciones para la futura formación natural de cavidades o la excavación de las mismas, donde puedan criar. 
Retener tales árboles que tienen poco o ningún valor comercial no disminuiría sustancialmente las ganancias de las operaciones forestales.
Respecto del bosque nativo, debería maximizarse el cuidado y mantenimiento de las isletas y fragmentos del bosque nativo, que actúan como áreas fuente de las poblaciones tanto de plantas como de aves presentes en las forestaciones, por lo tanto, es de gran importancia evitar su degradación (o pérdida de calidad de hábitat), impidiéndose el acceso tanto de personas como del ganado. 

Avifauna
El área de estudios está incluida en el Distrito de los Campos, una subdivisión de la Provincia Paranaense del Dominio Amazónico. En la provincia de Corrientes, comprende los departamentos Ituzaingó, Santo Tomé, Alvear y General San Martín. Poseen una superficie de aproximadamente 11.177 kilométros cuadrados, que limita al norte con el río Paraná, al sur con el río Uruguay, al este con la provincia de Misiones, y al oeste con la porción septentrional de los Esteros del Iberá y el curso inferior del río Aguapey.
El Distrito de los Campos, con 401 especies de aves, es una de las áreas con mayor riqueza ornitológica de Argentina, ya que confluyen en él tanto especies de linaje selvático como chaqueño y pampeano, que tienen aquí su límite de distribución. Este es el caso de muchas de las especies paranaenses, que alcanzan en el sector correntino de este distrito su límite meridional, y no se encuentran en otras áreas de la provincia. 
Es el caso de Megascops atricapilla, Pteroglossus castanotis, Hypoedaleus guttatus, Psilorhamphus guttatus, Platyrinchus mystaceus, Chiroxiphia caudata, Stilpnia cayana, Pyroderus scutatus, Cyanocorax caeruleus, Thlypopsis pyrrhocoma, Euphonia violacea, entre otras. La riqueza de su avifauna, y la presencia de especies incluidas en alguna categoría de amenaza, ha llevado a que se identifiquen en este Distrito cuatro Aicas (Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves): Estancia Puerto Valle (8000 ha), Cuenca del Río Aguapey (250.000 ha), Estancia Mora Cué (30.000 ha) y Extremo Nordeste de Corrientes (200.000 ha). 
En ellas han sido registradas especies de valor para la conservación, muchas de pajonales y pastizales, como Rhea americana, Polystictus pectoralis, Culicivora caudacuta, Gubernetes yetapa, Alectrurus risora, Anthus nattereri, Sporophila spp., Xanthopsar flavus, y otras de bosque como Picumnus nebulosus, Campephilus melanoleucos y Polioptila lactea. El área también contaba con registros de Pipile jacutinga, especie categorizada “En Peligro” a nivel nacional, la cual no ha vuelto a ser registrada en la provincia desde entonces. 
“Lamentablemente, estas Aicas están ubicadas en tierras privadas, y no poseen figura legal de protección. Esto es particularmente preocupante, ya que el Distrito de los Campos en la provincia de Corrientes ha experimentado importantes modificaciones antrópicas como el aumento sostenido de la superficie forestal, la actividad agrícola y el drenaje y canalización de humedales”, señaló Chetellanaz. 
A pesar de ser un área de gran biodiversidad, menos del 1% de su superficie se encuentra protegida. La conservación de las isletas de bosque y de los bosques en galería es de importancia crítica para asegurar la permanencia de aves y otros taxa vinculados a estas formaciones vegetales. 
Por lo tanto, para el biólogo es necesaria la adopción de medidas efectivas de gestión y conservación, además de la creación de áreas protegidas para preservar los últimos relictos de la selva paranaense en Corrientes, como así también los pajonales mesófilos e higrófilos. Es igualmente importante la concreción de estudios sobre la distribución de las aves, tendencias poblacionales y su ecología en el paisaje productivo y fuertemente modificado como el del nordeste correntino.

Forestaciones
La provincia de Corrientes cuenta con la mayor superficie nacional destinada a la explotación forestal, con 482.215 ha registradas al 30 de diciembre de 2021 (Desarrollo Foresto Industrial 2021), de las cuales 125 413.69 ha se encuentran en el departamento Santo Tomé. De ellas, a su vez, 115.018 ha corresponden a plantaciones de Pinus y 10 395.69 ha a Eucalyptus.
La actividad forestal en los campos del Grupo Las Marías, el área de estudio en esta investigación, se inicia en la década de 1960, con la plantación de 500 ha de pinos y eucaliptos. En la actualidad, tanto en sus predios como en aquellos administrados, la superficie forestada del Grupo Las Marías y administrados comprende más de 13.000 ha, de las cuales cerca de 7700 ha están forestadas con Pinus taeda, Pinus elliottii, P. elliottii x caribaea, y Eucalyptus spp.
La producción forestal es destinada a Forestal Las Marías S.A., empresa específicamente conformada para la industrialización y comercialización de la madera. La misma dispone de un moderno aserradero y planta de remanufactura con una capacidad de producción anual de 50.000 m3 de madera aserrada, utilizando 120.000 toneladas de madera rolliza. 
Cerca del 30% de la producción forestal se comercializa en el mercado externo, principalmente madera dimensionada, siendo los principales mercados Estados Unidos, Canadá, China, Vietnam y diversos países de Centroamérica.
El Grupo Las Marías tiende a un manejo forestal sostenible y respetuoso con el ambiente, y es miembro del Forest Stewardship Council® (FSC), desde el año 2004. La certificación de manejo forestal otorgada por FSC implica que las plantaciones forestales se manejan de un modo que preserve la diversidad biológica y beneficie las vidas de las poblaciones y los trabajadores locales, asegurando al mismo tiempo la viabilidad económica. 
Acceder a una certificación hace que los proyectos forestales y sus productos se vuelven más atractivos tanto para inversionistas como para usuarios, ya que indica el empleo de prácticas amigables con el ambiente. 
De esta manera, se puede tener la seguridad de que el material utilizado se obtiene de manera responsable, es reciclado o proviene de forestaciones bien manejadas.
Entre los objetivos económicos-productivos de la actividad forestal que desarrolla, se menciona específicamente que “la protección de hábitats de especies protegidas y/o amenazadas de la fauna natural es considerada en la implantación y manejo de forestaciones, prohibiéndose la caza y pesca en los predios”. A su vez, el Establecimiento Las Marías Sacifa es socio fundador de la Asociación Civil Consejo de Manejo Responsable de los Bosques y Espacios Forestales, entidad promotora de la Iniciativa Nacional FSC® en Argentina.

Riqueza, abundancia
y diversidad
Como se esperaba, el bosque nativo presentó una mayor riqueza de especies y diversidad que las forestaciones. Estos resultados coinciden con los obtenidos por otros estudios en los que también se efectuaron comparaciones entre bosques y plantaciones forestales. 
Las forestaciones de pinos y eucaliptos con sotobosque fueron más diversas que aquellas que carecían del mismo. El eucaliptal con sotobosque se situó en segundo lugar, después del bosque nativo en riqueza, abundancia, diversidad y densidad respecto a las forestaciones sin sotobosque. 
Complementando estos resultados, las curvas de extrapolación de las otras plantaciones forestales estuvieron muy por debajo del intervalo de confianza del bosque nativo, usado como punto de comparación, algo que también fue observado en otros estudios. Salvo en equitatividad, en las otras variables el eucaliptal con sotobosque se mantuvo inmediatamente luego del bosque nativo, seguido por el pinal con sotobosque. 
Solo en el caso de la dominancia, el pinal sin sotobosque presentó los mayores valores. Esta mayor dominancia tendría su explicación en factores ambientales y de manejo del pinal sin sotobosque, ya que probablemente debido a la falta de competencia por parte de otros árboles y a la disponibilidad de luz solar, los pinos pueden alcanzar mayor diámetro de tronco en relativamente pocos años.

Presencia de especies amenazadas en las 
forestaciones
El hallazgo de cuatro especies de árboles pertenecientes a alguna de las categorías de amenaza a nivel global de la Iucn (2020) en las forestaciones con sotobosque, indica que las mismas pueden albergar especies de plantas amenazadas. 
A pesar del reducido número registrado en las forestaciones estudiadas, su presencia corrobora lo expresado por estos autores. En el Grupo Las Marías, los árboles nativos que crecen dentro las forestaciones no son cortados durante los raleos, ni tampoco durante de la tala rasa. 
En principio esto no se debe a objetivos conservacionistas, sino a que su corte implica costos adicionales en desgaste de material (cadenas de motosierras), combustible y esfuerzo humano, y por otra parte,no se paga por troncos que no sean de las especies comerciales (María G. Villordo, com. pers.). 
En consecuencia, estos ejemplares tienen suficiente tiempo para alcanzar su edad reproductiva y dispersar sus diásporas, siendo la fuente de nuevos individuos tanto en el interior como en el exterior de las plantaciones forestales. Por lo tanto, la presencia de estas especies es un resultado de las prácticas forestales llevadas a cabo por la empresa.

Probables causas de la presencia y ausencia de sotobosque 
Hay tres posibles causas que posibilitarían la existencia de sotobosque: i) Una de ellas es el “legado biológico” de las comunidades presentes antes de la siembra de eucaliptos y pinos. El término refiere principalmente a las semillas enterradas en el suelo antes del establecimiento de las plantaciones forestales. Esta sería la fuente de nuevos individuos de arbustos, árboles y demás especies propias de los bosques, que posteriormente crecerán bajo los pinales y eucaliptales. Por esta razón luego de producida la tala rasa de las forestaciones, el sitio donde estuvieron las mismas tiene el potencial de regresar a ecosistemas de especies múltiples similares a los bosques secundarios. ii) La presencia de bosques nativos en el paisaje circundante sería otro factor clave que influye en la biodiversidad que se encuentra en las forestaciones . Esto asume que en los predios del Grupo Las Marías, el bosque y las capueras halladas a corta distancia o junto a las plantaciones son fuentes de diásporas, que facilitan la colonización de pinales y eucaliptales. 
Considerando las observaciones realizadas en este trabajo, parece poco probable que “el legado biológico” pueda ser una de las razones de la existencia de sotobosque. Principalmente, debido a que los rodales estudiados fueron plantados en lugares donde no existía bosque con anterioridad, y por lo tanto, es improbable que la existencia de sotobosque se deba a semillas remanentes de un rodal de bosque previo a las forestaciones. Más verosímil es el efecto originado por la proximidad de isletas o bosques en galería a los rodales con sotobosque. 
Algunos fragmentos, a pesar de su reducida superficie (poco más de 1 ha), constituyen una fuente de diásporas que podrían llegar al interior de las plantaciones transportadas por viento o animales, principalmente mamíferos y aves, como se deduce a partir de los síndromes observados.
En consecuencia, se sugiere que la existencia de sotobosque en las forestaciones se debería a la combinación de estos dos factores: posibilidad de llegada de las diásporas de las especies nativas, procedentes de una fuente cercana, y las condiciones creadas por el manejo forestal.
Sin embargo, llamativamente también hay pinales y eucaliptales que carecen de arbustos y árboles nativos en su interior, a pesar de estar ubicados junto a isletas de bosque, y que han sido raleados en algún momento de su desarrollo.

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