Influencia de las revoluciones en América del Sur - España e Inglaterra mantuvieron durante la coexistencia de sus respectivos dominios en América relaciones oscilantes pese a los numerosos acuerdos firmados entre ambas naciones, con el aparente propósito de preservar un supuesto equilibrio. No obstante ello, posteriormente Inglaterra alentó diversas acciones tendientes a expandir sus territorios americanos a expensas de España.
La independencia estadounidense fue el primer llamado anunciando la total emancipación americana de los que sonarían sucesivamente en el resto del continente. La gesta estadounidense, inspirada originariamente en una cuestión de impuestos aparentemente trivial, implicó, en los hechos, una rotunda afirmación de autogobierno americano llamada a tener proyecciones institucionales en Hispanoamérica.
Tanto al norte como al sur del continente americano la emancipación no fue el resultado de circunstancias fortuitas. Existía ya, en ambas latitudes, un ambiente político y un subsuelo ideológico predispuesto a la independencia.
Pese a provenir de idiosincrasias disímiles, tanto en el norte como en el sur, estaban ya cultivados en la conciencia de la gente principios políticos idénticos, como por ejemplo, el reconocimiento de la existencia frente al Estado de derechos individuales (entre ellos el derecho de resistencia a la opresión).
Cuando en 1783 se celebra el tratado de Versalles, el que puso fin a la guerra entre España y Francia contra Inglaterra, se consideró allí la independencia de los Estados Unidos como un hecho irreversible y los políticos de mayor agudeza percibían que el dominio de España, sobre las provincias de ultramar, se resquebrajaban en forma inevitable. Es que la independencia que España, por odio a Inglaterra, contribuía a afianzar en las 13 Colonias norteamericanas, terminó resultando un “boomerang” que preparó los espíritus de los hispanoamericanos para encarar la lucha por su emancipación. “La mayor influencia de la Revolución Francesa en América latina por sobre los valores de la Revolución Americana, explica nuestra tendencia a supeditar los derechos individuales al interés de la mayoría”. Guillermo Yeatts- Atlas
Corrientes en la historia nacional - A raíz de las invasiones inglesas toman medidas preventivas en Corrientes. El Teniente Gobernador de Corrientes, Coronel Pedro Fondevilla, al tomar conocimiento de las invasiones inglesas, tomó medidas ofensivas para la introducción de parte de las mercaderías que los ingleses habían dejado en Buenos Aires y Montevideo. Reforzó la guardia del Puerto de Goya y estableció una fuerza de seguridad en Puerto Chamorro.
El Cabildo de Corrientes dispuso que ninguna persona pase a Curupaity y al Paraguay, por el Paso Itatí, sin permiso escrito de los alcaldes. Esta prohibición se acentuó más en el mes de noviembre, tomando a su cargo, el Coronel Fondevilla, la concesión de los permisos y pasaportes.
Fue también reforzado el Regimiento de Voluntarios de Caballería, que desde principios del siglo reunió a la juventud más distinguida de Corrientes. Comandante de este Cuerpo era Juan Manuel Salcedo y segundo, Juan García de Cossio. En esa época, y dado los acontecimientos que se desprenderían de las invasiones inglesas, el Cabildo de Corrientes ordenó una partida presupuestaria de $ 10.994 para renovar la caballería del regimiento aludido.
Tanto en 1806 como en 1807 las invasiones de los británicos se produjeron como consecuencia de las guerras europeas entre Francia e Inglaterra y la necesaria definición de España en su alianza por uno de los beligerantes, Francia. Esta razón se vio reforzada por la visión inglesa de aproximarse a las posesiones españolas para obtener de esta manera mercados para su comercio y fuentes de materias primas para sus industrias.
1807 - Los Cazadores Correntinos debutaban el 2 de Julio en Plaza Miserere. (Hoy Plaza Once). Este batallón que organizó Corrientes como aporte a la defensa del Río de la Plata, salió el 1º de julio con 67 hombres junto al batallón de Cántabros de la Amistad para incorporarse a las fuerzas comandadas por Santiago de Liniers en el puente Barracas.
En Buenos Aires se conformó el cuerpo Cazadores Correntinos, siendo así Corrientes junto con la Capital del Virreinato, la única actual provincia que tuvo cuerpo propio formado por nativos de ella.
En un principio contó con 85 plazas mandadas por el capitán Ángel Fernández Blanco. Lucían sus hombres escarapelas rojas y su uniforme contaba con chaquetilla verde con vueltas amarillas y alamares, pantalón blanco, faja roja, botas altas y sombrero alto con penacho verde y amarillo.
Por ser pequeño su número, formó brigada con el batallón de Cántabros de la Amistad. Algunos de sus integrantes formaron la expedición auxiliar que combatió en La Colonia y en San Pedro. El resto combatía a las órdenes de Liniers.
El 2 de julio de 1807, en los Corrales de Miserere, llevó a cabo acciones de guerrilla los días 3 y 4 de julio y se distinguió en las acciones libradas en la iglesia de la Merced y sus cercanías, el 5 de julio -Día de la Defensa-.
En estas acciones tuvieron las siguientes bajas: 7 muertos, 5 heridos y 4 prisioneros. Los muertos en combate fueron Pedro José Ignacio Alcaraz, Pedro José Fernández, Juan Alberto Vega, José Gabriel Chaparro, Miguel Antonio Lentes, Clemente Alves de Lima, y Pedro Nieves; resultaron heridos Francisco Javier Molina, Joaquín Flores, Alberto Peralta, Juan Ignacio Morel y José Gabriel Gómez y cayeron prisioneros: Julián Molina, Fernando Ruidíaz, Fernando Centurión y Baltasar Feijó.
Los oficiales del Batallón Cazadores Correntinos eran el capitán Ángel Blanco, teniente Elías Galván (teniente de gobernador en 1810), subteniente Juan Tomás Fernández y abanderado Juan Ventura Benítez. Actuó como cabo el célebre Manuel Vicente Ramírez (Ramírez chico), nacido en Curuzú Cuatiá y quien llegará a ser General de la Nación.
Este bravo correntino, el de más larga carrera militar hecha en el ejército Argentino, Con motivo de la toma por asalto de la Plaza de Montevideo por los ingleses, durante la 2ª invasión al Río de la Plata el 3 de febrero de 1807, cayó prisionero. Lo liberaron a Ramírez (Chico) luego de la rendición de Whitelocke.
Al llegar a la Villa de Curuzú el general y abogado Manuel Belgrano, el 7 de noviembre de 1810 en horas de la tarde, le llama la atención cuando el contingente de la Comandancia local se presenta ante él. Un mozo impulsivo atrae la atención de Belgrano haciendo caracolear su caballo y blande con gran agilidad su lanza. Al preguntarle Belgrano al Comandante de la Villa José Andrés Casco, quién era ese fogoso joven, éste le respondió: “es Ramírez Chico”.
Fue uno de los primeros voluntarios que se incorporaron con entusiasmo al Ejército Expedicionario al Paraguay. Supo ganar la admiración y la confianza del Jefe porteño. Participó de las acciones de Campichuelo, Paraguarí y Tacuarí y del repaso apresurado del Alto Paraná. Él lo hace a nado prendido a la cola de su caballo.
En Candelaria, Belgrano reorganizó su ejército incorporando a 300 soldados y oficiales enviados desde Corrientes. Allí Ramírez fue entablando amistad con esos futuros jefes que serían sus camaradas en acciones posteriores, hasta su vejez gloriosa.
Pasa a la provincia de Buenos Aires en noviembre de 1823, a las órdenes del Tte. Cnel. Andrés Morel, conjuntamente con su Escuadrón de Dragones, y son incorporados al de Húsares en clase de auxiliares. Fueron destinados a la Frontera Sur con asiento en el Fortín Kakel o Caquel. Hizo la expedición al desierto que dirigió el general Martín Rodríguez en 1824, llegando hasta Bahía Blanca. Al regreso queda de guarnición en el mismo fortín. Cuando Juan Lavalle organiza su luego célebre Regimiento de Coraceros, Ramírez figura desde mayo de 1825 agregado al 2° escuadrón del mismo y desde noviembre pasó al 1er. Escuadrón.
En los cuatro años que permaneció en la frontera asistió al Combate de Cañada del Vecino y a otros muchos encuentros que tuvieron lugar contra los salvajes. El Gobierno de Buenos Aires le reconoció la antigüedad de aquellos servicios el 7 de septiembre de 1826, con la jerarquía de Sargento Mayor del Regimiento 13 de Caballería, cuerpo del cual fue nombrado Comandante, o sea Teniente Coronel del 2° escuadrón. En cumplimiento de tal designación recibió orden de pasar al Estado Oriental a formar parte del Ejército Nacional que se hallaba en operaciones contra los imperialistas portugueses. El 17 de febrero de 1827 pasó al Regimiento 7° de Caballería a comandar el 2° escuadrón del mismo. Acompañó al Cnel. Federico Rauch en la expedición al norte de la Sierra de la Ventana. Después de esta campaña, el 21 de marzo de 1828 pasó a la ciudad de Buenos Aires y fue enviado en comisión a la provincia de Corrientes. El 26 de noviembre de 1827, el Gobernador de Corrientes Pedro Ferré, lo convocó para “la defensa del territorio provincial en la guerra con el Imperio del Brasil”.
En 1834 fue nombrado conjuntamente con el Cnel. Manuel de Olazábal y el Cnel. Tiburcio Rolón para redactar un reglamento de táctica militar. En 1835 es nombrado por el Gobernador Ferré, Comandante de las milicias acantonadas en Curuzú Cuatiá, para resguardar la Frontera Sur de la provincia. Fue ascendido por estos méritos a Coronel Mayor.
A fines de febrero de 1839 marcha Ramírez Chico hacia el Paraje El Chañar a incorporarse al grueso del Ejército del gobernador Berón de Astrada que terminó en la trágica y gloriosa batalla de Pago Largo.
Cuando se entera que el Gral. Juan Lavalle estaba organizando un Segundo Ejército Libertador Correntino se presenta en el Rincón del Ombú. Luego se incorpora en 1841 al Ejército de Reserva que organizó el “Manco” Paz y triunfa en la batalla de Caá Guazú.
Participa en 1843 junto a Joaquín Madariaga en la recuperación de la Provincia en la batalla de Laguna Brava. Ramírez Chico no integró el contingente correntino que pasó a Entre Ríos para formar el Ejército Grande que voltearía al Tirano Rosas en Caseros. Ya contaba la avanzada edad de 70 años. Durante su retiro a la vida privada, conserva el cargo de Comandante General de Armas de la Provincia que le otorgara el Gobernador José Pampin en 1862.
Al invadir los paraguayos la provincia y estallar la Guerra de la Triple Alianza, el Jefe supremo de todas las fuerzas aliadas, el Gral. Bartolomé Mitre, Presidente de la Nación, le dio el alta en el Ejército Nacional, el 23 de abril de 1865, en la clase de Brigadier General, haciéndolo revistar en la Plana Mayor.
Incorporado al Ejército en operaciones se halló en el Combate de Yatay en las afueras de la actual Paso de los Libres, en la toma de Uruguayana el 18 de agosto de 1865; y luego acompañó a las fuerzas aliadas hasta Paso de la Patria donde dio su última ofrenda guerrera. Su avanzada edad no le permitió continuar la campaña. Falleció en su Curuzú natal el 11 de diciembre de 1866 a los 86 años. No alcanzó a saborear el encuentro con los jefes victoriosos del Paraguay. Había contraído matrimonio religioso católico con doña Tránsito Vargas o Bargas, que lo sobrevivió.