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Liberalismo económico, autoritarismo político

Miércoles, 13 de marzo de 2024 a las 12:15

Criticando algunos conceptos de mi columna,  un amigo me interrogo, días pasados: ¿por qué los liberales tenemos que ir siempre por las escaleras y no utilizar el ascensor? Se estaba refiriendo a que, siempre que se respete el fondo,   las formas no son importantes, porque las formas republicanas lentifican la revolución  de "las fuerzas del cielo".
Agregó que no se puede parar un tren que viene a 500 km por hora sólo con la mano. Es necesario un muro, concluyó.
Mi respuesta fue simple: con el muro solo lograrás matar a todos los pasajeros.
El fondo es parar el tren y colocarlo en otra vía.  La forma, es hacerle disminuir su velocidad, hasta detenerlo, de manera tal que los pasajeros ingresen indemnes, o con el menor daño posible, a la nueva vía. 
Por otra parte, la historia nos confirma que no siempre, en rigor casi nunca, el liberalismo fue por las escaleras.
En función de gobierno,  el ascensor de gobiernos militares fue el vehículo utilizado,  sin perder el tiempo en los incordios de las escaleras republicanas.
Lo prueban Martinez de Hoz y compañía.
Es más,  cuando los liberales se mantuvieron en las escaleras, es cuando permanecieron encerrados en  las catacumbas del think tank.
Hablar de liberalismo autoritario aparenta ser un oximoron, una definición que contiene dos opuestos o dos factores que se excluyen mutuamente.  Si se es liberal no se es autoritario y viceversa. Sin embargo, temo decir que no es un oximoron,  que es perfectamente factible y la historia lo prueba. Hubieron movimientos políticos liberales que eliminaron adversarios con métodos violentos. Si ello fue verdadero liberalismo,  eso es otra pregunta.
Pero yendo al presente, la aparentemente rara combinación de liberalismo y autoritarismo, se da fundamentalmente en la combinación de liberalismo económico y autoritarismo político. Es decir, para alcanzar la libertad económica,  se necesita "imponerla", y  ello es solo factible  con un gobierno de mano dura, que desprecie las formas republicanas y que se coloque por encima de todo y de todos, incluyendo de la ley.
Es lo que yo llamo liberautoritarismo, un neologismo que le cabe como anillo al dedo a Milei y su secta de disfuncionales.
Y el Fondo de esta cuestión no se trata de un liberalismo en sentido amplio, que incluye el concepto de democracia liberal, y consecuentemente de liberalismo político  vigente en los países más avanzados de Occidente. No. Se trata de establecer el liberalismo económico aunque haya que sacrificar el liberalismo político.
De allí viene esta corriente que intenta desmerecer las instituciones de la democracia y de instalar el desconcepto de la política.
Si el gobierno actual no estuviera obligado a dialogar por anemia numerica, y hubiera gozado de las mayorías legislativas del kirchnerismo, ¿cree Ud. que hubiera tenido sus propias auto limitaciones republicanas o hubiera impuesto "su" verdad a como de lugar?
No saben o pretenden no saberlo, que su actitud ya los incorpora como una camada nueva de la política,  que descalifica a las instituciones y que pretende instalar a algo viejo como el mundo mismo: el gobernante mesiánico,  el salvador del pueblo.
Lo más grave de esto no es el líder autócrata por si mismo, sino las generaciones que se crían a la luz de estas concepciones autoritarias.

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