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“Hay una concepción de ciencia pequeña en la que debemos ser el granero del mundo"

Censabella es lingüista, docente universitaria e investigadora argentina.​ Se convirtió en la primera mujer en dirigir el Centro Científico Tecnológico Conicet Nordeste. 

Por El Litoral

Sabado, 01 de junio de 2024 a las 21:11

Por Eduardo Ledesma 

Versión gráfica: Belén Da Costa

Marisa Inés Censabella fue nombrada directora del Centro Científico Tecnológico Conicet Nordeste en 2017, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo.​ En el décimo episodio de Eduardo Ledesma Pregunta charlamos sobre cómo se financian las investigaciones científicas y tecnológicas del país. 

Censabella asegura que la falta de presupuesto en estos campos, genera que grandes investigadores se vayan del país en busca de más oportunidades y desarrollo. También entiende que el Gobierno nacional no tiene un plan de desarrollo en el tema y juega con el miedo en los becarios y becarias del país.

Mirá el episodio completo

¿Quién es Marisa Censabella? 

Marisa Censabella es una rosarina que hace 22 años se vino a vivir al Chaco por una invitación que le hizo la entonces directora del Instituto de Investigaciones Geohistóricas del Chaco, Norma Maistri, para iniciar un área de estudios lingüísticos y sociolingüísticos en ese instituto. Yo, a fines del año 2001, había ingresado a Conicet, había transitado las becas con los altibajos terribles que hubo en la década del 90 y lo refiero porque el contexto es bastante parecido. Aunque no tan terrible como el actual, en algunos aspectos. Hice una apuesta de vida importante y dije me vine a vivir al Chaco y a iniciar esta área de estudios. Dije si no me gusta o no me siento cómoda me vuelvo a Rosario. Y aquí estoy después de 22 años, me sentí muy cómoda (risas).

¿Cuál es el estado o situación del sistema científico nacional? ¿Cambió algo o no? 

No cambió nada, está en algunos aspectos cada vez peor. Tenemos a nivel nacional funcionarios que en ningún momento de sus vidas han transitado algunas de las etapas que transitan las y los investigadores o los docentes investigadores. No siempre un funcionario estatal tiene por qué ser especialista en aquella área que gestiona y puede tener otras habilidades de administración que lo puede hacer una persona muy adecuada para el cargo, pero en este caso hay un conjunto de personas que consideran que hay demasiados científicos en Argentina. Personas que creen que los científicos no trabajan lo suficiente, que los jóvenes no acceden a las becas doctorales con un concurso justo, que son regaladas esas becas y además hay toda una situación económica.

Hay una concepción que no es privativa del gobierno actual, de considerar a parte de las ciencias, como por ejemplo las ciencias sociales, más como religión que como ciencia. 

Sí. Hay un imaginario que viene de larga data, que tiene que ver con que la ciencia es todo lo que tiene que ver con las ciencias exactas, con las ciencias naturales, las ciencias biológicas y que las sociales y humanas son más bien hobbies o estudios de países ricos que se dedican a las lenguas clásicas o a la filosofía.

 

Entonces ¿dónde ubicamos a las ciencias económicas? Algo que para el Gobierno Nacional es clave.  

Eso es clásico de este gobierno, no se mide lo que se dice. Total es la estrategia. Es una especie de estrategia de post verdad, decir cualquier barbaridad, total al día siguiente se dice otra cosa. Hoy en día están valorados los economistas neoliberales. Pero la economía es una ciencia social. Entonces estamos en manos de académicos que no han transitado por las avenidas donde en general los y las investigadoras transitamos. Estos académicos serían entonces representantes de las ciencias sociales que son las que hay que achicar, las que no hay que financiar. 

¿Cuáles creés que son los efectos de los recortes presupuestarios a corto y largo plazo para el desarrollo científico y tecnológico de la Argentina? 

Todo lo que tiene que ver con ciencia y tecnología tiene largos plazos, son etapas y ruedas que se van estructurando una tras otra con pequeñas dinámicas de cambio de manera permanente. Por ejemplo, para formar un becario doctoral, vos necesitás que esa persona cuente con 10 años de su vida y también de las personas que dirigen esos proyectos. Porque vos en general encontrás en la cátedra de la carrera de grado estudiantes que todavía no se recibieron, que les interesan los temas que vos desarrollas, para terminar su carrera de grado. Luego tienen dos o tres años en los que se están preparando con pequeñas becas que les puede dar la universidad o las agencias provinciales. Recién ahí están en condiciones de presentarse a esta competencia tan importante que se abre todos los años. Son cinco años de financiamiento, y luego vienen dos años más de beca postdoctoral con otro concurso nuevamente. 

Cuando vos cortas esos ciclos, esas ruedas virtuosas, ahí empieza la debacle. Porque vos tenés a la gente joven donde le estás dando una dedicación exclusiva para que logre incorporar los conocimientos necesarios y para que después produzca nuevo conocimiento, cortas eso y entonces esos jóvenes se van. Los que pueden se van del país, se van a buscar otras posibilidades. 

Argentina no tiene todavía un nivel de inserción de la tecnología en las empresas y sobre todo en el interior del país, eso es todavía menor. Entonces tenés recursos económicos que han financiado estos ciclos en otras etapas. De pronto lo cortas y perdés la inversión actual y anterior porque no se terminó de completar el ciclo. Después está todo lo que significa parar la inversión en cierto tipo de investigaciones. 

¿En cuáles? ¿Es costoso investigar en ciencia? 

En cierto tipo de investigaciones. Si bien en las sociales y las humanas es oneroso siempre un corte en el financiamiento, mucho peor es en las tecnológicas y en las biomédicas, porque los costos de las investigaciones son altísimos. Entonces, por ejemplo, en un laboratorio como el de Andrea Gamarnik, en el Instituto Leloir de Buenos Aires, vos tenés un montón de reactivos que hay que importarlos, que salen carísimos. En fin, hay toda una serie de insumos y mantenimiento de equipamientos que es necesario sostener en el tiempo porque si no todo eso se cae. Y ahí la misma conclusión: todo lo invertido antes lo desperdicias y no podés seguir con la rueda y pasando ese know-how de una generación a la otra.
 
Sin contar que después se piden resultados por todo esto junto. Porque cuando te piden los resultados, tienen que estar a la altura de la vanguardia internacional y vos tenés un financiamiento absolutamente de entrecasa o con estos problemas. 

Ese es el tema. En eso la Argentina se destaca porque con financiamientos muy modestos llega a tener en algunas áreas un nivel muy bueno y los mejores niveles internacionales, por eso después los recursos humanos en ciencia y tecnología argentina son tan demandados en el exterior. Es muy fácil que de algunas áreas se vayan a vivir a otros países. 
Con lo cual en Argentina el colonialismo científico es tremendo. Porque la Argentina pone plata de los impuestos de todos los ciudadanos para formar, para tener la educación pública que da acceso a estos espacios de inversión en investigación y de formación en investigación pública, todo lo que es la carrera de formación y después esa persona se la lleva a otro país. 

Al contrario de lo que se dice actualmente hay todo un proceso de selección de las investigaciones hoy en Argentina. ¿Cuándo las investigaciones que se deberían financiar en 2024 fueron presentadas, evaluadas y corregidas?

Durante todo el 2023. Creo que en estos años el público en general sabe lo que es el Conicet porque es algo importante para sus familias porque hace a la universidad pública. Tanto las universidades como el Conicet lo que financian fundamentalmente son los salarios de esos docentes, investigadores, investigadoras, etc. En la universidad el componente ciencia y tecnología es ínfimo. Y en Conicet el 97% del presupuesto financia los salarios de las 27.000 personas en todo el país que trabajan en él. El 3% restante es lo que financia los 329 institutos en el resto del país. Entonces, ¿cuál es el organismo en Argentina que financia la investigación? Esa es la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, del Desarrollo Tecnológico y la Innovación. 

Entonces, ¿cuál es la concepción acá en Argentina? Es que vos ya llegaste, sos un docente concursado, sos un investigador que ya ingresó al Conicet, pero vos no tenés automáticamente financiamiento importante para tus investigaciones, te tenés que ganar esa plata. Y tenés que presentar un proyecto que va a durar cuatro años o dos como mínimo, depende si sos una persona más joven y te estás iniciando. Y tenés que competir con una cantidad significativa de gente en el país. Y ese instrumento de competencia es un instrumento que nosotros llamamos “basal”. Basal porque es el único instrumento que financia el desarrollo de la ciencia y la tecnología básica y aplicada en Argentina. 
Si eso se corta, la ciencia se para, por más de que te sigan pagando el sueldo en la universidad o en el Conicet. Entonces, por eso estamos tan preocupados y preocupadas. 
A mí me tocaron cuatro meses muy difíciles en la gestión con esta concepción que tienen los funcionarios del gobierno. En este momento los directores de los institutos ya no saben qué hacer, qué reuniones tener y cómo hacerse escuchar por la situación que están viviendo. 

¿Y por qué crees que ocurre esto? Milei gana con el 56% de los votos: se supone que buena parte de los votantes no desprecian la ciencia. 

Yo creo que acá se intersectan dos cosas. Por un lado, la situación económica y la estrategia económica que este gobierno está implementando, que es un neoliberalismo brutal. No está pagando absolutamente nada. Todo lo que el Estado debe pagar a los proveedores, a los investigadores que se han ganado estos concursos, todo está frisado y esperando que ese dinero se licue. La cosa es que no cuesta nada contarle a la comunidad lo que está pasando. Hacer un plan de hasta cuándo hay que poder aguantar y sostener esta incertidumbre. Sobre todo tener un plan dentro del área. Entonces el plan de desarrollo de ciencia y tecnología del gobierno de Milei no existe. 

¿Y qué puede hacer la comunidad científica frente a estos recortes de financiamiento? ¿Qué medidas se podrían proponer para proteger, fortalecer la infraestructura de investigación y el trabajo de los científicos argentinos? 

En esta coyuntura la manera de protegerse ya pasó. La primera etapa, que es la de tratar de dialogar y hacer comprender cuáles son las consecuencias graves ya pasó y no hay recepción. Entonces hay distintas estrategias. Una es la judicialización. La Agencia tiene un montón de contratos firmados, no solamente con el ámbito de la investigación, también el fondo que se llama Fontar, que es el que trabaja con las pymes y la que lleva la innovación tecnológica a las pymes. Hay pymes que están empezando a hacer juicios, porque han hecho inversiones muy importantes, necesitaban incorporar esas innovaciones y ahora les están debiendo las cuotas. No se les está dando respuesta. 
También en este contexto, con esta aprobación de la Ley de Bases, trabajar con nuestros representantes provinciales, los diputados y senadores, haciéndoles dar cuenta de qué consecuencias tiene en esta mega ley tener un artículo que diga que se puede disponer de todos los organismos de ciencia y tecnología. 
Se pueden hacer todas esas cosas, pero ¿cuál es el plan? ¿Y hacia dónde va? ¿Y cómo se va a mantener? Esta gente trabaja muy bien el tema del terror, no sabes hacia dónde va todo eso. 

Además se suma la concepción que tienen de una ciencia pequeña. Siempre considerando que los grandes desarrollos científicos tienen que venir de otro lado. Es una concepción de la economía primaria en la que tenemos que seguir siendo el granero del mundo y que todo lo otro no importa.

¿Podríamos hacer una pequeña lista de ejemplos de investigaciones importantes que se están desarrollando -o se estaban- desarrollando en la Argentina? 

Por ejemplo, la doctora Raquel Chan es una ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional del Litoral y un instituto del Conicet que está en la ciudad de Santa Fe. Ella ha desarrollado un gen en el trigo para que sea resistente a las sequías. Ese descubrimiento y trabajo que ella ha hecho, lo ha patentado y están trabajando con una empresa de base tecnológica. Ese desarrollo está también trayendo mucho dinero al Conicet y a la Universidad Nacional del Litoral. Para que la doctora Chan haya logrado ese desarrollo tuvo seis proyectos Pict (Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica), que son estos de los que estábamos hablando denominados basales, en el lapso de 15 años. 
Después tenés el otro caso de la vacuna Arvac. Eso es maravilloso lo que pasó desde la pandemia. Varios laboratorios en Argentina cambiaron las plataformas de lo que venían trabajando y se dedicaron a la pandemia porque en ese momento  todavía no hay vacunas. Entonces se hace un consorcio con el laboratorio Cassará y una investigadora de Conicet, Juliana Casataro, que está también en la Universidad Nacional de San Martín y desarrolla una plataforma para hacer la vacuna Arvac, Cecilia Grierson, que es contra el Covid y es una vacuna sencilla. Una plataforma que puede trasladarse a cualquier rincón del país, no se necesitan ultrafreezers para preservarla, etc. Y ahí tenés una capacidad lograda y tenés un laboratorio que decidió, además del Estado, de invertir. Entonces, acá lo que hay que pensar, y ahí viene la otra parte de tu pregunta, ¿cómo se pueden proteger los investigadores? Y bueno, el sistema tiene que complejizarse y hacerse de tal manera que sea, que resulten políticas de Estado y no decisiones de gobiernos de turno. 
En ciencia y tecnología, nunca se mejora tomando decisiones de golpe. 

Como docente e investigadora, ¿cómo inspirar en este contexto complejo? 

Cualquier situación difícil que tengan la van a sacar adelante los jóvenes, de una manera o de otra. A mí no me cabe duda de eso. Y siempre un investigador o una investigadora docente entusiasta va a encontrar gente que tenga ganas de seguir esas trayectorias. Y lo debe hacer mucho mejor. Debe superar prontamente a esa persona que le he enseñado los primeros pasos. 

¿Y vos ves que vamos a salir? 

Sí, yo creo que en algún momento vamos a salir. El tema es esta cosa cíclica que tenemos, nos va a pasar pero habrá que esperar a los próximos cuatro años. Eso es lo que me da mucha pena, bronca, que no se pueda pensar esto de otra manera. Lo mismo pasa en salud y educación. Permanentemente se vuelve atrás. Es una cosa terrible. Tenemos que salir de eso y generar espacios colegiados, de reflexión y de diálogo. Para hacer escuchar nuestras voces y lo que decimos frente a autoridades que no entienden demasiado el tema. 

Vamos a suponer que hay gente viendote, pero también hay alumnos, investigadores, ¿qué se te ocurre decirle? 

Que hagan lo que tengan ganas de hacer, pero que lo hagan con pasión. Y que se jueguen por la Argentina y por lo que llamamos la soberanía docente científica. Tenemos que encontrar nosotros mismos la forma de salir de estas situaciones y de generar conocimientos nuevos que nos sirvan. Tenemos que confiar en que vamos a poder hacerlo. 
 

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