El 19 de julio de 2025 falleció en Corrientes Marcos Moncada, nuestro gran amigo y un ejemplo de Corrientes, su tierra amada de adopción.
En agosto de 2023 presentó su libro Kapitá Guasu Rape (En la huella del Gran Capitán, que describe la proeza del cruce de la cordillera de los Andes a caballo acompañado por un calificado grupo de correntinos.
Hoy, en vísperas de la inhumación de sus cenizas en el campo de Atalaya, reproducimos -a modo de homenaje- para todos la carta que le hiciéramos llegar en su momento.
La misma dice:
“Corrientes, septiembre de 2023
Señor Marcos Moncada
Presente
Estimado Marcos. Todavía nos dura el impacto de la presentación de tu libro Kapiá Guazú Rapé (En la huella del Gran Capitán), acompañado por Guillermo Roca y Tomás Escalantey la conducción lúcida del acto a cargo de Juan Pedro Zubieta, que al par de relatar la odisea del cruce de los Andes realizada por un grupo de correntinos adentrados en las cosas de nuestra tierra, en la trascendencia de su historia, muestra el alma de Corrientes.
Que te envuelve desde que, bajando de un colectivo, abriste la tranquera de la Estancia “Atalaya” en 1957, y entraste a la tierra prometida. La biblia enseña que el pueblo elegido, guiado por la mano de Dios, cruzó el mar, enfrentó el desierto en busca de la luz y la esperanza. Allí, recibió las Tablas de Ley, que rigen la vida digna y emprendió su camino.
Vos también entraste a la tierra prometida en 1957. Descubriste la condición hidalga de “Mencho” con sus mejores atributos, y te identificaste con el alma de esta tierra y de su gente.
Nos pareció importante ratificar con el recuerdo de las mejores poesías y documentos, que hablan de la extraordinaria calidad humana de la experiencia que describes en tu libro.
Valoramos tu exaltación de la figura insuperable del General José de San Martín, hijo de Corrientes, que emancipó medio continente.
En adhesión y reconocimiento a lo que han hecho y hacen, nos permitimos enviarte fragmentos de poesías y escritos alegóricos, que iluminan las conductas de ustedes. En primer lugar, con relación a la exaltación del General José de San Martín, esta gesta poética de Belisario Roldán, llamada “Corrientes”:
Belén, Belén argentina
porque nos dio el redentor
Cuna del dueño y
señor de la América Latina
Tierra propicia al amor y
a los ensueños ardientes
Vayan hacia ti mis lirios
altiva y dura Corrientes
A perfumar tus martirios
y proclamar tus valientes.
Serenísimo rincón donde
guardados están.
La cuna del capitán
y la tumba de Berón,
Indomable corazón
donde nunca sonó
el ay del dolor o la derrota
porque en su diástole flota.
Un alma de ñandubay
¡Antes que doblada, rota!
Imperdible, nos pareció incluir el famoso documento de Bartolomé Mitre en favor de la lucha de Corrientes por la libertad de todos, que tituló “Ayererecó Cuahjá Catú” y dice:
En el año 1938, las más bárbara y las más poderosas de las tiranías pesaba con mano de hierro sobre la República Argentina.
En toda la extensión de su territorio no se hacía oír ni una voz de protesta, ni un quejido siquiera, apenas si sus amedrentados ciudadanos se atrevían a respirar y a pensar dentro del imperio tenebroso de su propia conciencia….
De repente se escuchó en un extremo del territorio argentino vago rumor de gritos que en lengua extraña apellidaban libertad, se sintió rumor de armas, y luego se vieron salir de entre los floridos bosques argentinos, que bañan el Paraná y el Uruguay, en los confines del norte argentino, un pueblo casi desconocido que se aprestaba al combate, desafiando al tirano de la patria en medio de su omnipotencia.
A su cabeza marchaba como general su primer mandatario, un hombre sin nombre, dispuesto con sus conciudadanos a la lucha y al sacrificio.
¿Qué pueblo era ese que tan valerosamente desafiaba al tirano?
Era una provincia argentina, a la que por escarnio se llama hoy provincia guaraní, donde hasta entonces no había sonado un tiro desde la época del coloniaje, y cuyos moradores inocentes y pacíficos, no sabían ni siquiera esgrimir una lanza….
A pesar de esto, la provincia guaraní fue sola y sin armas a la batalla, y salió al encuentro de las hordas de la tiranía. Su gobernador Berón de Astrada, marchaba al frente de las columnas del ataque… avanzaron con sublime inocencia para librar la primera pelea de su historia y la primera de la gran lucha de la libertad argentina.
Casi todos murieron, y su gobernador el primero….
Desde entonces la provincia de Corrientes, el nombre de su gobernador y mártir Berón de Astrada y la jornada de Paso Largo, ocupan la página más memorable, más gloriosa y más triste de la libertad argentina.
[donde](…) el valiente grito de los que murieron en Pago Largo, pagando largo, bien largo, por la libertad de todos, y triunfaron al fin en Casetos, repitiendo en la lengua de los primitivos habitadores de este suelo: Ayererecó Cuahá Catú, ¡gobernarse y tenerse bien Buenos Aires, 13 de julio de 1878.
Las calidades del “Mencho Correntino”, me llevan a recordar las estrofas que nuestro poeta Franklin Ruveda dedicó al hachero de nuestra tierra, aplicable a nuestros peones rurales, y que dice:
Nadie sabrá en el invierno
que está su sangre en la leña
que da tibieza a la vida.
Nadie sabrá que su seña
Perdura en el bien de todos:
En el techo que previene
En el durmiente que aguanta,
En el horcón que sostiene.
Y si lo saben o ignoran,
Acaso poco le importa
Con la opinión de los otros
ningún quebracho se corta.
En medio está de lo suyo;
Empuña el hacha y golpea
Y a solas con su destino
Tumba el quebracho, y jadea.
Creemos oportuno agregar el Juramento del correntino, que difundió la entidad llamada La República de Corrientes(*), y que dice:
Juro que como correntino sabré aguantar con entereza lo que venga, andaré a cielo abierto, sin vallas para mis sueños y esperanzas.
Tendrá el coraje para vivir de acuerdo a mis convicciones, sin tapujos y falsas vergüenzas, y también gozar la vida, tomar buen vino, gritar mi dolor cuando duela y mi alegría cuando cante.
Juro que habré de ser útil, agradable y si es posible bueno, que no siempre es posible serlo.
Haré del sano humor y de la honesta alegría una norma de mi vida, para enseñar cantando y convencer sabiendo que la vida vale la pena de ser vivida cuando algo sano la inspira.
Finalmente transcribimos un fragmento de la poesía de David Martínez, que afirma con pasión el amor a su tierra correntina y la añoranza del terruño:
No me llaméis a la
ciudad distante
Ni me olviden
las luces de este cielo.
Feliz me siento aquí,
quietado amante.
Y si callo algún día
y no me halláis,
Preguntad por mi nombre
a los luceros.
Amigos, estaré si me buscáis
Donde empiezan o mueren los esteros.
Recibe este modesto aporte a tu gran ejemplo, de tus amigos correntinos de alma.
Con invariable afecto de siempre y renovada admiración por tu decisión vital, aquí en Corrientes.
(*)La entidad “República de Corrientes” fue una organización privada, que reunió a escritores, poetas y periodistas y destacó las mejores características del correntino.
Por Ricardo Leconte y Ricardo Caito Leconte
Especial para El Litoral