“Una familia de invertores esta desenvolviendo -dice el diario brasileño- una técnica en la fabricación de aprovechamiento de resíduos (bagazo) de mandioca en la fabricación de madera aglomerada. Los productos tienen costos bajísimos, son altamente ecológicos y pueden ser una alternativa para el futuro”.
Sigue diciendo que el ingeniero mecánico Mario Nagode, su esposa Nelly, ingeniera en alimentos y su hijo Marcos, biólogo, todos ellos argentinos radicados en Brasil, “advirtieron que en la industrialización de la mandioca aproximadamente el 70 por ciento se convierte en bagazo, saliendo diariamente (de las plantas industriales) cientos de toneladas de este material “que é practicamente jogado fora” (esto es: tirado afuera, descartado).
La nota del diario carioca describe los pasos de la investigación que, en principio, se tradujo en la fabricación de papel (para envases) y en una segunda etapa de trabajo que se prolongo cinco meses produjo un material de mayor densidad que el papel, punto en que la investigación fue suspendida para “15 días después, constatar que aquel segundo material se había tornado sólido, semejante a una madera aglomerada”.
Como en el caso de la penicilina y otros grandes hallazgos en los laboratorios, la casualidad tuvo también aquí su intervención. “Trabajamos aquel material con el torno y el resutlado fue sorprendente”, contó el ingeniero Nagode al diario paranaense.
Reiniciado todo el experimento para eliminar el factor azar, tras otro cuatros meses de trabajo, “esta familia de inventores llego al producto final: madera aglomerada, que fue avalada técnicamente, comprobándose sus cualidades superiores al aglomerado común” (de aserrín y virutas de madera naturales).
A partir de este descubrimiento -señala el diario- “será posible obtener madera sin necesidad de producir desmontes”. Al respecto, el biólogo de la familia, Marcos enfatizó. “No será preciso derribar árboles ni usar componentes químicos para producir madera aglomerada”. Y tal, seguramente, es el motivo del interés europeo en este invento de argentinos que, por sus circunstancias de origen, lleva un poco la impronta “made in Mercosur”.
FRACASO CORRENTINO
Con fecha 11 de agosto de 1997, el entrevistado de El Litoral, recibió de la firma Lignotock de Alemania, un fax en que esa importante empresa germana manifestaba su interés en el invento de la madera aglomerada hecha de bagazo de mandioca.
A ese primer contacto (generando a través de una gestión de la Cámara de Comercio e Industria Brasil-Alemania, vía gobierno alemán) siguieron comunicaciones telefónicas ratificando ese interés e inventando al inventor a viajar, con todos los gastos pagos, al país europeo para profundizar el tema.
Pero esa oportunidad coincidió, en el tiempo, con la convocatoria hecha a Nagode por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (Inni) para participar en un proyecto del gobierno de Corrientes (que había solicitado al organismo nacional la busqueda de un técnico capacitado) para la producción de almidón de mandioca, propuesta que el ingeniero argentino radicado en Brasil -nostaligosos él y su familia del terruño nacional- antepuso a la venida de Alemania.
Una opción que se reveló equivocada porque el proyecto oficial correntino -según ya fue consignado en publicación anterior- quedó en nada, llevándose con él la posibilidad de que hoy este invento argentino (aunque generado en Brasil) estuviera abasteciendo al mercado europeo con “muebles de mandioca” y otros productos de ese exótico origen.