La última vez que Bergoglio vino a Corrientes fue el 25 de marzo de 2010, hace casi tres años. Bajó en Cambá Punta, cumplió algunas actividades previstas en su agenda y luego fue a Resistencia, donde asistió a los actos por las bodas de plata del Seminario Mayor allí radicado.
Pero cuando más y mejor se lo sintió al primado de la Argentina, fue el jueves 2 de septiembre de 2004. Ese día, Jorge Bergoglio, siguiendo la línea marcada por el enviado papal al Congreso Eucarístico, dijo que “este pueblo está empobrecido por malgastar su herencia, pero también por haber sido robado”. Llamó luego a la reconciliación y a emprender la vuelta a la casa del Padre, no “a ir tras falsos dioses”.
El Litoral, que cubrió de punta a punta aquel evento histórico, organizado por el entonces obispo Domingo Salvador Castagna, decía esto en su edición del 3 de septiembre:
El segundo golpe de la curia a los responsables del empobrecimiento argentino llegó en el segundo día de celebración del Décimo Congreso Eucarístico Nacional. Ante un marco realmente importante de congresistas, peregrinos y fieles (calculado en alrededor de 50 ó 60 mil personas), que se dieron cita en el Campus Universitario para participar de la misa central, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, advirtió que parte de la herencia del pueblo la ha malgastado el mismo pueblo, pero que también una parte se la han robado.
El primado de la Argentina y vicepresidente primero de la Conferencia Episcopal presidió ayer la misa central que arrancó a las 20, como estaba previsto, en el epicentro del CEN. Y ante un público católico tres veces mayor que el del día inaugural, el cardenal llamó a la reflexión. Exhortó al pueblo a abrir su corazón para reconciliarse con su padre. “Pueblo pródigo, ¡levántate y vuelve al Padre! Es tiempo de que dejes de soñar con las bellotas de los cerdos. Nadie te las da, gracias a Dios. Mejor Así. Porque es hora de que vuelvas a anhelar el pan de los hijos”.
“Estás empobrecido, pueblo. Parte de tu herencia la has malgastado y parte te la han robado. Es verdad. Pero te queda lo más valioso: el rescoldo de tu dignidad siempre intacta y la llamita de tu esperanza. Te queda esa reserva espiritual que heredaste”, recalcó el prelado para recibir un aplauso cerrado de la multitud.
Más tarde y ante la mirada seria de las pocas autoridades civiles que participaron de la celebración eucarística, el arzobispo bonaerense pidió al pueblo “emprender el camino de regreso, fijos tus ojos en los de tu padre, que te amplía el horizonte para que des todo lo que puedes dar”; pues “al ir tras falsos dioses, fuiste convirtiendo este suelo bendito en una tierra extranjera”.
“Hoy pareciera que se ha achicado tu horizonte, que se te encogió la esperanza con valores de afuera. Pero no es así. Si pegas la vuelta y te conviertes de corazón, la misma tierra que pisas se irá transformando nuevamente en casa del Padre. Es hora de que te animes a compartir con tu hermano el pan de los hijos. Deja de soñar con el cabrito propio y escucha las palabras de tu padre: ‘Todo lo mío es tuyo’”, y así terminó.