El 70% de las mujeres y trans que sufrieron algún tipo de violencia por su condición de género no hizo la denuncia. El dato se desprende del primer Indice Nacional de la Violencia Machista que realizó el colectivo Ni Una Menos, y que se presentó en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la UBA, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Con la participación de casi 60 mil personas que contestaron de forma online y anónima, en más de 1.800 localidades de todo el país, el índice logra trazar un mapa de la situación de la violencia machista que se vive en gran parte del territorio. De allí se desprende, por ejemplo, que el 95% de las encuestadas sintieron estar alguna vez en una situación que ameritaba una denuncia por violencia -de las cuales sólo el 21% efectivamente la hizo-; y que el 97% se sintió víctima de algún tipo de acoso en espacios públicos o privados, en situaciones que van desde el manoseo en el transporte público hasta la descalificación por el sólo hecho de ser mujer, lo que el informe define como “la violencia cotidiana y más naturalizada”.
En una nota publicada en el diario Perfil, Josefina Hagelstrom, señala que la multiplicación de las situaciones y la reiteración de las experiencias es otro de los puntos que destacan las conclusiones, ya que los resultados dan cuenta de que los hechos de violencia con mayor incidencia fueron vividos más de cinco veces.
Otros datos resaltan que el 67% sufrió algún tipo de maltrato físico en la pareja; y que el 84% dice haberse sentido alguna vez controlada por su pareja, en situaciones como con quien verse o hablar por teléfono, hasta cómo vestirse.
“Todas las mujeres tuvieron miedo alguna vez sólo por caminar en la calle; esa frase habla de uno de los primeros eslabones de una cadena invisible de machismo cotidiano”, explican las conclusiones del informe.
Y en el caso de quienes no denunciaron, la poca confianza en obtener un resultado positivo hasta la intimidación o la falta de recursos fueron algunas de las razones que las encuestadas dieron para no haber hecho la denuncia formal en una comisaría.
“El índice deja al descubierto una falta del Estado”, sostuvo durante la presentación Diana Maffia, directora del Observatorio de Género del Consejo de la Magistratura porteño, y una de las tres encargadas de presentarlo junto a Dora Barrancos, historiadora del Conicet, y a Mónica Pinto, decana de la facultad. “No es viable una política pública que no tenga datos para sustentarse”, afirmó por su parte Pinto.
Según datos de Naciones Unidas, Latinoamérica es la región en la que se registran las tasas más altas de femicidios en el mundo, y donde hay más violencia: de los 25 países más violentos en el mundo, 14 se encuentran en América Latina.
La ausencia de denuncias, la dependencia económica y la falta de estadísticas oficiales son algunas de las falencias que detectan en países como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, El Salvador y Nicaragua.
En Argentina, una mujer muere cada treinta horas víctima de femicidio, según los informes que elabora la ONG La Casa del Encuentro.
Este año, entre enero y octubre, se registraron 230 femicidios de mujeres y niñas; mientras que desde 2008 a 2015 hubo más de 2 mil, de acuerdo al relevamiento que la ONG hace de los casos mediatizados.