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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

El aumento de tarifas produce inflación y recesión doble

Es la verdadera causa de la suba de precios, pobreza y desocupación. Lima el poder adquisitivo del salario y los haberes previsionales e incide en el alza del dólar, la caída de la actividad industrial y comercial. ¿Por qué el Gobierno se niega a admitirlo?

Por Jorge Horacio Echeverz

Periodista

Licenciado en Comunicación Social de la Universidad Nacional del Nordeste

Especial para El Litoral

Lo dijo Mirtha Legrand, hace poco tiempo en su programa de los días sábados: “Todos los problemas comenzaron con el aumento de tarifas”. Queriendo o sin querer, dio en la tecla con la raíz del proceso inflacionario que licua el poder del peso y sume cada día a miles de argentinos en la pobreza e indigencia.

El Gobierno nacional que preside Mauricio Macri ha dicho que durante doce años no se aumentaron y ahora es necesario hacerlo para eliminar los subsidios porque estos se financian con emisión monetaria, que es lo que genera inflación.

Para analizar este discurso, primero deberíamos definir:

¿Qué es la inflación?

En casi todos los diccionarios de la Real Academia y en los de Economía, la respuesta es la misma: es la suba de precios.

Pues bien, si la inflación es la suba de precios ¿cómo puede ser que, incrementando esos precios, la inflación baje?

Es un absurdo que no tiene ni pie ni cabeza. Pero a pesar de esta incongruencia que no resiste el menor análisis, vamos a darle la razón al Presidente y supongamos que al no elevarse la tarifa de los servicios públicos, las empresas tienen déficit y para paliarlo el Estado debe subsidiar parte de ese monto... ¿Tiene que emitir forzosamente para hacerlo?

La respuesta es no. En toda la gestión de Néstor Kirchner (que nunca fue santo de nuestra devoción) las tarifas estuvieron congeladas, el Estado no emitió para financiarlas y hubo superávit fiscal.

¿Cómo lo logró?

Buscando mercados emergentes, es decir países con capacidad de compra pero poco industrializados y con escasa producción primaria a los que Argentina les podía vender mucho más de lo que les compraba. Así se obtuvo el famoso superávit comercial.

¿Qué hizo Macri?

Canceló esos contratos y fue a comercializar con los países desarrollados que industrializan la materia prima en cantidades enormes, la exportan a todo el mundo y protegen su producción primaria.

¿Cuál fue el resultado?

Déficit de la balanza comercial. Argentina redujo considerablemente sus ventas y aumentó la compra aún de productos innecesarios (que se fabrican y/o cultivan en el país). Pero hagamos otro esfuerzo y aliniémonos con el poder de turno, como hace la gran mayoría de los colegas. Supongamos que Macri quiere codearse con los mandatarios de las superpotencias para sentirse importante y no le interesa beneficiar la economía argentina. En ese caso, sí debería emitir para financiar los subsidios a las concesionarias de los servicios públicos y eso generaría lo que se denomina “inflación simple”. Es decir, un excedente de dinero producido por una actividad no genuina. Pero al triplicar, cuadruplicar, quintuplicar, sextuplicar, septuplicar o multiplicar por diez, veinte o treinta el importe de las tarifas, se origina “inflación y recesión doble”.

¿Por qué?

Porque al tener que pagar más, sube el precio (primera inflación) y como ese precio es un costo para el comercio y la industria, lo trasladan a los productos que venden y, al hacerlo, los encarecen (segunda inflación).

Con respecto a la recesión, vale el mismo razonamiento. Al tener que utilizar mayor cantidad de dinero para abonar el mismo consumo de energía eléctrica, gas o lo que fuere, queda menos para el resto (primera recesión) y como el resto también aumentó porque los comerciantes trasladaron ese costo, se pueden comprar menos cosas (segunda recesión).

¿Esto quiere decir que las tarifas tienen que ser gratis?

No, de ninguna manera, porque tiene su costo y hay que pagarlo, pero este debe ser el menor posible porque es un servicio esencial. No como sucede actualmente que el Estado nacional le aplica el IVA (un impuesto totalmente distorsivo) que lo encarece el 21%, los gobiernos provinciales y municipales, otro tipos de tasas que elevan el porcentaje al 30%, la dolarización que la eleva 40 veces más y el famoso “precio internacional” que pretende Macri, lo que la hace impagable para la mayoría de la población.

Ahora bien, ¿por qué Macri dice que el principal objetivo de su gobierno es bajar la inflación y sube las tarifas? ¿No es esto una contradicción?

Por supuesto que lo es si lo tomamos literalmente y creemos todo lo que dice. Sin embargo, si analizamos el mensaje desde un punto de vista político y económico, lo entenderemos perfectamente. La inflación se ha vuelto el principal problema que tiene la gente y al decir “es mi principal objetivo”, está diciendo “lo que más me preocupa es lo que les sucede a ustedes”, para que todos se queden tranquilos y no reaccionen. En términos económicos, alguno podría preguntarse ¿en qué beneficia a Macri aumentar las tarifas con la crueldad que lo hace, si eso genera inflación, recesión, desocupación, pobreza, indigencia, descontento y mal humor social?

Volvemos a lo mismo, si creemos que es un hombre afligido por las necesidades de la clase media y los que menos tienen, en nada. Pero si empezamos a pensar y nos damos cuenta de que su amigo del alma, Nicolás Caputo, es uno de los accionistas de Edenor y Edesur (las principales distribuidoras de energía eléctrica en la ciudad y la provincia de Buenos Aires) y que puso mucho dinero para la campaña, y que algo similar ocurrió con el resto de las concesionarias de los servicios públicos, Shell (por eso estuvo Aranguren en el gobierno e hizo muy buena relación con Máxima, a tal punto que empleó a su hermana con un cargo y salario inicial de 40 mil pesos hace dos años), Mercado Libre, el sector agroexportador del campo (nucleado en la Sociedad Rural), el grupo Clarín y La Nación, que también tienen cuentas en Suiza y figuran en los Panamá Papers, quizás podamos entender por qué propicia el aumento de tarifas, liberó el mercado del combustible, se opuso tenazmente a mantener el nivel de retenciones a los cerealeros hasta hace pocos días, no le fijó un porcentaje sino una tasa fija y tampoco le preocupa la inflación en el comercio presencial, porque eso fomenta el digital.

Hasta aquí, alguien podría decir “ahora entiendo por qué aumentan las tarifas descontroladamente, el combustible, el costo del comercio presencial para beneficiar a Mercado Libre y se negó durante todo el tiempo que pudo a aplicarles retenciones al campo”, pero ¿en qué favorece esta situación al grupo Clarín y La Nación para que lo respalden y justifiquen todo lo que hace?

Muy simple, les derogó la ley de medios que los obligaba a vender parte de sus paquetes accionarios y les permitió anexar Telecom. Pero, por si fuera poco, ambos grupos tienen cuentas en el exterior en dólares y a todo el que tiene, le conviene que suba no solamente la moneda norteamericana sino también las tarifas y el combustible porque eso les da derecho a decir que el tipo de cambio está atrasado y pedir nuevos aumentos.

Como se ve, nada es casual y todo tiene un por qué. Ningún político representa a toda la ciudadanía ni se preocupa por el bien común, cada uno busca responder a quienes financiaron su campaña y le permitieron llegar a donde llegó  Lo demás, es puro marketing.

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